Escribe José Luis Guarino
El nombre de la escritora Herta Müller saltó a la fama universal en estos últimos días, en oportunidad de que la Academia Sueca la galardonara con el Premio Nóbel de Literatura correspondiente a este año 2009.
En buena parte de la humanidad, la premiación causó sorpresa, porque su obra, y acaso también su nombre, resultaran desconocidos, debido a que sus poemas y novelas (Müller es poetisa y novelista) no han tenido todavía la difusión necesaria, y seguramente su reciente consagración permitirá que los lectores puedan tener más fácil acceso a su obra. Y estoy pensando sobre todo en esta región latinoamericana, más propensa a confiar en sus candidatos -Vargas Llosa o Carlos Fuentes, por ejemplo-.
En este trabajo, nos fundamentamos, pues, en las abundantes informaciones que los medios de comunicación han difundido en estos días, sobre su biografía y conceptos generales sobre sus escritos, a la espera de entrar en contacto con las traducciones que lleguen hasta esta región del mundo.
Herta Müller pertenece a una familia que integraba una minoría alemana asentada en Rumania. Nació el 17 de agosto de 1953 en Nytzkidorf. Allí estudió en forma simultánea filología alemana y rumana, y trabajó como traductora en una fábrica de máquinas, de la que fue despedida, cuando se negó a colaborar con el Servicio Secreto de Rumania, que respondía al poder de Nicolai Ceaucescu.
Su primer libro «En tierras bajas»(1982), que trata sobre la vida de un pequeño pueblo alemán perdido en tierra rumana, sufrió cuatro años de espera antes que fuera autorizada su publicación con recortes de la censura. Dos años después se publicó el original íntegro en Alemania, lo que motivó que en su país se le prohibiera publicar otra vez. Alemania , en cambio, le otorgó el Premio Aspeckte al mejor debut en lengua alemana.
Consecuencia de ello, en 1987 la escritora se radicó en Berlín, dedicada por entero a la literatura.
«El hombre es un gran faisán en el mundo», fue su novela siguiente. En ella evoca el drama de una familia alemana que espera la autorización para salir de Rumania.
Durante la década de los 90 el tema de la tiranía impuesta en el régimen rumano reaparece en sus novelas «La piel del zorro», «La bestia del corazón» y «La convocatoria».
En «Atemschaukel» (Columpio de la respiración), publicada en 2009 cuenta la historia de un chico alemán de 17 años que fue obligado como muchos otros alemanes a pagar por las culpas de Hitler, trabajando en los campos de concentración soviéticos.
La novela se basa en la experiencia de la madre de la narradora, también confinada durante cinco años en un campo de concentración, y sobre cuya tragedia personal nunca quiso hablar con su hija.
Herta Müller es la duodécima mujer que gana el Premio Nöbel. El académico sueco Meter Englund, en nombre de la Academia premiante justificó el galardón expresando de ella que es «una gran artista de la palabra. Pero no solo una artista. También tiene algo que contar». Expresó además que fue premiada «por haber pintado los paisajes del abandono con la densidad de la poesía y la objetividad de la prosa».
Su obra fue considerada como el «grito de las minorías» discriminadas y ultrajadas. Antes había ganado otros premios aparte del ya mencionado «Aspekte». El Ricardo Huch en 1987, el Von Gandersheim en 1990, el Franz Kafka en 1999, el Würth en 2006.
Represión, vigilancia, tortura síquica, incomunicación, sospecha, desconfianza, amenazas, muerte, y muertes en las fronteras donde las vidas prefieren caer antes que abandonar las esperanza de salir de su tierra, son como rayos de una rueda que gira en las novelas de Müller alrededor de un eje: la prolongada dictadura de Nicolai Ceausescu, pavorosa cotidianeidad elevada a categoría de arte, fusionando realidad y fantasía.
Las noticias divulgadas, que incluían algunos comentarios sobre la obra de esta escritora, permiten percibir que, aunque- como se ha dicho- la temática gire en torno de personajes y conflictos concretos de un lugar y época histórica determinada, todo se universaliza en cuanto representa el sufrimiento repetido en tantos otros lugares y tiempos, en los que ha imperado «la razón de la sinrazón».
De punta a punta de la historia y hacia los cuatro puntos cardinales la aventura humana está llena de estas tragedias de la dignidad humana, de estos ultrajes a la libertad, a la vida, de esta locura que como mala semilla rebrota permanentemente en uno u otro lugar, porque en la historia se suceden lo discípulos de Creonte. De este modo, la novelística de Herta Müller, por su contenido, será como esa cuerda que al sonar, hará resonar tantas otras cuerdas afinadas en consonancia. Si a ello le sumamos, la técnica y la destreza narrativa que la crítica le reconoce, ciertamente que sus libros serán motivo de pronta reedición, traducción, difusión y atenta lectura.