Un individuo cruzó a grandes zancadas calle Artigas en el cruce con Rincón. En su mano derecha portaba el extremo de una correa, que al otro llevaba a un perro de medianas proporciones que corría con dirección al Sur, subiendo a la acera Oeste.
Ese hecho no sería de mayor importancia si no le agregamos otro aspecto complementario de la escena. Delante, detrás y a los costados del señor de marras, corría otra media docena de perros, todos ellos también de mediano porte, algunos de los cuales lo hacían por la calzada.
Algunos vehículos debieron frenar para evitar cualquier ulterioridad y más de un peatón que pasaba por el lugar dio un Salto para poner distancia con los animales de los cuales no sabía si eran peligrosos o no. Pero además para evitar ser embestido.


Tras lo que fueron algunas jornadas con numerosos accidentes de tránsito en nuestra ciudad, algunas personas han planteado la interrogante sobre cuál ha sido el destino de la comisión departamental de UNASEV (Unidad Nacional de Seguridad Vial) que fue presentada en sociedad hace ya algún tiempo.
Y sobre el tema, volvemos a aterrizar en un tema que no deja de ser preocupación de envergadura en nuestro medio: la sucesión de estas situaciones que tanto dolor y preocupación y dolor genera en las familias salteñas que día tras día padecen la realidad.
