“Recuerdos que hacen tu hoy y harán tu disfrute del mañana”
Con Silvia Nelly Sagaría Gelós -Profesora de Música- Directora y principal de Conservatorio Sagaría
Con el deseo de agasajar en el mes a diferentes empresas que se encuentran en el festejo de su aniversario, Diario EL PUEBLO comienza un nuevo ciclo. Ciclo, en el que la consigna es poder brindarle a nuestro lector, la posibilidad de conocer recordar, nacimiento, crecimiento, esfuerzo y trayectoria de aquellas empresas, con todo lo que hoy recogen en satisfacciones.

Que con muchos años transitando en nuestro medio, se han sentido comprometidas con su gente, haciéndoles una entrega total y siendo perseverantes con sus metas a cumplir. ¡Y vaya si las han cumplido!
Compromisos, que han asumido desde el comienzo del proyecto conformando una empresa familiar, en otros casos, pequeños empresarios que de la misma forma, han dejado un esfuerzo constante, responsabilidad y sobre todo, mucho afecto por lo que hacen, con el fin de incursionar como tales.
Si te gusta la idea de sumarte al ciclo, te invitamos a contactarnos y lograr una entrevista cargada de emociones. Recuerdos que hacen tu hoy y harán tu disfrute del mañana.
Hoy, contamos con el placer de transmitir la palabra de Silvia Sagaría, hija de uno de los vanguardistas salteños y pioneros de la música
en nuestro departamento: nuestro ya desaparecido, pero muy presente en nuestra memoria, el Profesor Héctor Winston Sagaría Bruno, ex Director y principal de Conservatorio Sagaría. Quien manteniendo hasta sus últimos días su condición de excelente profesional, comienza con el proyecto el 1° de marzo de 1960. En la emotiva entrevista, pudimos contagiarnos de los recuerdos de Silvia, quien resultó ser una excelente narradora de momentos de toda su vida junto a su papá, su hermano Braian y su mamá. En la actualidad, cuenta con una familia muy unida. Dos hijos, su nuera Claudia y un nieto llamado Mateo.
Cuando le consultamos:
¿Cómo nace la idea del proyecto de Conservatorio Sagaría?,
esto nos comienza respondiendo: “papá estudió piano desde muy pequeño por deseos de mis abuelos, que en esa época era el instrumento emble-ma de la sociedad.
Logró hacerlo con facilidad, para luego a los 17 años de edad, instalarse con Conservatorio Sagaría”, con-tinúa diciendo. Llego a su vida, cuando él cumple 19 años, instalando mi moisés al lado de su escritorio y yo mamando durante toda mi crianza, de su sabiduría y conocimientos, al igual que mi hermano menor Braian. Papá, además de muy buen músico, fue muy buen padre, compartiendo la crianza de sus hijos con mi mamá.

Dónde estudió su papá?
En Argentina, Acordeón a piano. Porque decía, era un instrumento mucho más completo, con el teclado del piano, más el accesorio de la mano izquierda.
¿Cuál fue en primera instancia la propuesta y a quien iba dirigida?
En sus comienzos, la mayoría de sus alumnos eran adolescentes o mayores, pero los niños fueron y son como hasta ahora, la bandera del Conservatorio. Estuvo enfocado a todas las edades, incluso preparando a maestras para que con el acordeón, pudieran tocar canciones relacionadas a la enseñanza.
¿Cómo se iba dando cuenta su papá, de que el nivel de enseñanza podía llegar a ser importante?
Papá, nunca se quedó con la información que teníamos acá, intentando conocimientos de otros profesionales. Tuvo la suerte de integrar “Los acordeones de Oro”, de Argentina, tocar con Feliciano Brunelli, Alcides Fertonani, primeros acordeonistas reconocidos. Cuando vio que la electrónica en acordeón y batería incursionaba acá, estudió en Buenos Aires e intercambió conocimientos con otros músicos. Allí apareció el órgano electrónico por los años ́70.
¿Qué compromisos asumió para concretarlo?
Entiendo que el compromiso, fue fijarse una meta haciendo algo que le gustara y fuera el sustento de su vida familiar. La familia Sagaría, vivió siempre de la música. Para eso, hay obligatoriamente que hacer las cosas bien, to- mándolo con responsabilidad. Si bien es un arte, sabemos que es una manifestación de las cosas lindas que podemos demostrar a las otras personas, él lo tomó como arte, pero también como trabajo. Se respetaron los horarios, servir a la sociedad con todo lo que siempre se pudo en colabora-ciones con diferentes instituciones, entre otras cosas.
¿Cuál era la situación del Instituto cuando usted asumió?
Lamentablemente, papá partió muy joven y en el mejor día que le pudo haber fijado Dios: el Día Internacional de la Música, el 1° de octubre del año 2005. Ese día había re-corrido todas las radios con el fin de brindar entrevistas, se sintió mal, entró al centro asistencial y era porque estaba sufriendo un infarto masivo. Yo siempre trabajé a su lado, enseñando desde los 14 años, estando a cargo de la sucur- sal de Concordia, durante 11. Y cuando papá ya no estuvo, quedó la decisión en manos de mi madre. Yo comencé con-siguiendo un Profesorado de Acordeón en mi comienzo y luego fui anexando, para hoy manejar todos los instrumentos con los que contamos en el Instituto.
¿Cómo se fueron sumando sus hijos, profesionales y distribuyendo la actividad?
Luego de tomar la Dirección a mi cargo, fuimos incorporando personal y contando con todo el apoyo de mis hijos. Yo me encargo de la parte de teclas y cuerdas. Ruben Daniel (Tati), mi hijo mayor, se dedica a Canto, Teclado y Bate-ría. Héctor Fernando (Toti) se encarga de la enseñanza de Cuerdas y Batería. Y vamos designando Profesores en
horarios que hagan falta. Y hoy, mi nieto Mateo de 1 año, ya se ha incorporado al Staff (sonríe).
¿Con que herramientas cuenta hoy el Instituto?
Trabajamos con instrumentos de primera línea. El alumno de Conservatorio Sagaría, toca con los instrumentos que toca un profesional. Contamos con la suerte de trabajar de manera paralela, siendo la misma familia al Conservatorio, la empresa de “Toti Sonidos”, que es la empresa de soni-dos más grande desde el Río Santa Lucía al norte. Además de la entrega en la parte humana.
¿Cuál es su proyección a unos años?
Es dejar el escritorio como Docente y continuar secundan-do a mis hijos y nietos. A Profesores que continúan traba-jando en Conservatorio Sagaría, dándole el protagonismo a la gente más joven pero con la certeza de que me tienen allí. Y siguiendo los pasos de mi padre, tal cual fueron.
¿Por qué debemos elegir a Conservatorio Sagaría?
Porque en Conservatorio Sagaría, además de que en su Dirección, que hoy la comparto con mis hijos, somos personas que amamos la música, conocemos que ésta ayuda a desarrollar su capacidad cerebral. Siempre vamos a la vanguardia en técnicas de estudio, el alumno no se tiene que sentir obligado a comprar su instrumento, lo tiene en el Conservatorio. Porque además, contamos con mucha responsabilidad en el trato con el alumno, sumado al apoyo de profesionales médicos. El padre que nos deja a su hijo en el Instituto, cuenta con la tranquilidad de que es parte de nuestra responsabilidad. Y sintiéndos a gusto, va aprendiendo esta maravillosa carrera que es la música. Quedamos a las órdenes para actuaciones benéficas, des-de Salto y para Salto, como siempre lo ha hecho Conservatorio Sagaría.
