En la presente jornada se celebra el “Día del Maestro” y más allá de la emotividad que llevan las manifestaciones de agradecimiento y de reconocimiento a quienes nos han dado valores imperecederos en la vida, entendemos que es un buen día por lo menos para reflexionar a todo nivel sobre la esencia del magisterio.
La educación es la piedra angular de todo sistema, de toda nación y por lo tanto los maestros tienen una responsabilidad y un compromiso casi sagrado en relación a la niñez que pone en sus manos.
Pero también hay que tener en cuenta que es una de las frutas más apetecibles del árbol. Toda propuesta política tiene planes en la materia, porque sabe que inclinar la balanza hacia sus intereses es la mejor “inversión” para el futuro. No se puede ignorar este factor.
Pero hay que tener claro que la formación esencialmente de buenos ciudadanos, personas honradas, amantes de la justicia, solidarias y comprometidas en la defensa de los buenos valores de la comunidad es la piedra angular.
Hoy día la misión de los maestros tiene nuevos y muy grandes desafíos.
La informática ha llegado a la escuela en nuestro país, pero también han llegado, lamentablemente cosas tan terriblemente nocivas como las drogas y otros elementos nefastos que tientan a la niñez.
La informática es indudablemente una herramienta formidable. Ha significado la introducción de la niñez a un mundo desconocido, impensable para ellos –al menos en las escuelas públicas fuera del radio céntrico – hasta muy poco tiempo atrás.
El desafío del maestro en este sentido, es el mismo. Se trata de formar y modelar la persona, antes que nada. Debe primero formarlo en los buenos valores y luego informarlos sobre el uso de las herramientas, entre ellas la informática.
Un niño debidamente formado, tanto en su casa, como en la escuela y en todos los ámbitos que le rodean, y además, debidamente acompañado, tendrá la suficiente madurez y el dominio de si mismo como para saber sacar el mejor provecho, de esta, como de las restantes herramientas a las que puede acceder y descartar todo lo que no le sirve.
Lamentablemente el mundo que nos toca hoy, tiene innumerables y muy poderosas tentaciones para todos, pero para los niños que suelen ser las víctimas inocentes y más vulnerables se vuelven particularmente peligrosas.
Insistimos en un valor siempre importante, pero hoy imprescindible: la comunicación, el diálogo con ellos, es incluso más importante que la presencia física junto a ellos muchas veces.
Ojalá logremos preservarlo. Más que felicitar al Maestro en su día, es necesario estar todos los días junto al Maestro, porque esta ha sido, es y será tarea de todos.
Día del Maestro
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