El pasado 15 de noviembre, los esposos Ricardo Herrmann y María del Pilar Arburuas festejaron los quince años de su hija María Eugenia con una hermosa fiesta en el complejo Paseo Alemán.
Para recibir a los invitados se ubicaron cañas de bambú con adornos florales y velas marcando la entrada y dos macetones con otras cañas de diferentes alturas y faroles con velas.
En el palier se ubicaron el cuadro de firmas y la gigantografía con fotos de María Eugenia, ambientado este sitio con dos hermosos diseños florales suspendidos, logrados con lilium, yerberas, rosas y follaje unidas a telas con los colores coral y bordeaux elegidos por la quinceañera.
Allí recibían a los invitados los anfitriones junto a la homenajeada y sus hermanas María José y Paulina María.
María Eugenia estaba radiante luciendo una creación muy juvenil, en fina gasa de seda natural, solera de profundo escote en la espalda tenía el corsage drapeado, breteles de fina valencianas, señala el talle faja bordada en canutillos y lentejuelas de donde se desprendía la falda romántica con movimiento.
Su cabello suavemente recogido hacia un costado con una trenza y broche confeccionado con iguales pailletes.
Acompañaban en elegancia, su mamá María del Pilar vistió solero largo en gasa debrodé con colores que iban del azul piedra al turquesa pasando por el crema y llegando al bordeaux con escote en V se repetía en la espalda, falda envolvente cruzada con suave drapeado hacia un costado.
Su hermana María José lució un hermoso modelo en lamé azul turquesa con un solo hombro presenta transparencia y bordado sobre la cintura en los mismos colores. Su hermana menor Paulina solera en lycra de seda color bronce de espalda profunda y ribeteada con paillettes dorados.
Al borde de la medianoche y luego de la sesión de fotos con los familiares y amigos invitados, se escucharon los acordes del vals “Voces de Primavera” dando inició al clásico vals con el papá seguido por su padrino, tíos, primos y amigos. Luego los DJ cambiaron el ritmo con música moderna y la pista se cubrió de invitados de todas las edades disfrutando todos de la alegría y diversión. La pista de baile estaba delimitada por columnas iluminadas que cambiaban la tonalidad y le daban un toque moderno al salón de fiestas.
La ambientación de los salones mereció el halago de los concurrentes. En el salón principal se habían dispuesto juegos de living blancos junto a mesitas y bancos altos dándole un toque juvenil. Llamó la atención la mesa con las variadas golosinas presentadas en pequeños cajoncitos de madera y adornada por un hermoso arreglo floral que surgía de una jaula de hierro blanca.
Allí también, delante de un cortinado color tiza, estaba la mesa con la torta, hecha por una tía de la quinceañera, de forma oval compuesta de dos pisos rodeados de cinta color bordeaux ubicada sobre bandeja de plata antigua tomando preferencia sobre la mesa vestida con mantel perteneciente a su abuela Martha Ferrari, de color ocre con bordes de encaje al tono, acompañaba en un ángulo importante arreglo floral con lilium bordeaux, rosas blancas y matizadas de color coral, decoraban candelabro antiguo de plata donde emergían las quince velas del centro de la felicidad.
En la amplia galería destinada a los mayores las mesas se vistieron de blanco con cubre manteles bordeaux, los centros de mesa eran fanales y velas tono coral rodeadas de hiedra, decoraban el sitio esferas con colgantes logradas con follaje y flores en los colores de la fiesta.
En este ámbito se había instalado una mesa bufett con fino mantel ocre e incrustaciones de encaje, completaba la decoración importante arreglo con lilium y abundante y variado follaje sobre soporte de ramas secas que formaban una gran corona.
Momentos muy emotivos se vivieron con la historia de vida de la quinceañera logrado en fotos y videos que su padre fue acumulando a lo largo de estos quince años, rememoraron muy gratos momentos en la vida de esta familia.
Luego de cortar la torta y soplar las velitas, María Eugenia recibió una sorpresa que le habían preparado sus padres y hermanas: la actuación de Márama. La quinceañera se emocionó hasta las lágrimas y sus amigos estallaron en gritos de júbilo y sorpresa. Los integrantes de la banda accedieron a sacarse “selfies” con los concurrentes que estaban fascinados con su presencia.
Finalmente llegó el cotillón y el salón de fiesta estalló en una alegría desbordante.
María Eugenia recibió finos y hermosos regalos y muestras de cariño que integrarán sus más gratos recuerdos.