No tiene por qué haberlo votado, y sin embargo fue electo. No tiene que coincidir con su forma de pensar, y sin embargo será el principal responsable de conducir el destino de Salto por los próximos cinco años. Así lo decidió el pueblo el pasado 11 de mayo. Pero en lo que todos podremos coincidir es en celebrar que luego de la experiencia por la que pasó (como una vez me dijo una profesora en un examen oral en la Facultad, “se dio cuenta que usted solito se metió en eso”), hoy se encuentre nuevamente entre nosotros, sano y salvo, presto a asumir la responsabilidad que él y sus allegados buscaron en tantos años, retomar el gobierno en la Intendencia de Salto.
Carlos Albisu, más allá del político, es una persona muy humana, un médico vocacional, más incluso que la política, a la que lleva en la sangre por su padre, aunque su vocación de servicio viene más por el lado de su madre, que siempre ha trabajado por las personitas más vulnerables de nuestra sociedad. Dejo de lado las discusiones políticas, porque como dije con el gobierno nacional, hay que darles tiempo a los gobiernos para que se asienten y logren demostrar en el menor tiempo posible de qué están hechos.
Esperemos que la experiencia que fue a buscar a tierras lejanas le haya dejado alguna enseñanza que pueda volcar a su gestión, como para que entendamos qué fue a hacer tan lejos a una zona de guerra y que haya valido la pena haber estado casi un país pendiente de su destino y la del Intendente reelecto Nicolás Olivera.