Ayer se nos ocurrió revisar archivos con fotos de otras jornadas de 6 de enero, Día de Reyes de otros años. Y recordamos, además de más niños en parques y plazas, actividades en diferentes barrios con muchos niños juntos, merendando uno «pegado» al otro, brazados… todo parte ya de un pasado, cercano sí, pero pasado al fin. Ahora lo «normal» es la poca gente, y distanciada.
El centro de Salto y prácticamente la ciudad toda pasó de golpe de un martes 5 muy movido a un miércoles 6 con zonas casi desiertas, con muy pocos comercios abiertos. Digamos que en eso fue lo habitual de una previa de Reyes y un feriado.
Alguien que en la tarde de ayer repartía facturas de un ente público casa por casa, nos decía que se nota claramente que «desde hace un tiempo son cada vez menos los papeles que tenemos que repartir». Esto, porque cada vez más personas están optando por recibir esta documentación por vías digitales: correo electrónico, whatsapp, etc.
Principalmente dos argumentos se venían manejando hasta ahora para explicar los beneficios de la nueva modalidad. Uno, la protección del medio ambiente al evitarse el papel; otro, que la factura en papel tiene un costo que de la otra forma el cliente ahorra.
Pero desde el año pasado se ha sumado un nuevo argumento: ante la pandemia, la importancia de evitar el contacto con objetos, en este caso las facturas impresas.
