Cuesta creer o al menos cuesta salir del asombro ante algunas cosas que se ven en el tránsito de nuestra ciudad. Hace unos meses, fue muy comentado que una señora, en busca de un espacio para estacionar su camioneta, sacó de su lugar un contenedor de residuos y lo lanzó por la bajada calle Uruguay abajo. Fue en Uruguay y Zelmar Michellini. Ahora, algo muy parecido. Un señor llegó días pasados a estacionar su auto a mitad de la cuadra de calle Soca entre Brasil y 19 de abril, como en el espacio que pretendía estacionar había un contenedor, no tuvo mejor idea que levantarlo y colocarlo sobre la vereda, es decir en la vereda de un vecino. A las horas volvió y se fue, no quiso acordarse de que, por lo menos, podía haber vuelto a su lugar el contenedor
. En la mañana de ayer, eran muchas las personas que desde los más diversos barrios y zonas, incluso algunas algo alejadas de la ciudad, comentaban lo molesto que había sido el alto volumen de la música que se escuchó desde la noche del viernes hasta avanzada la mañana del sábado. Muchos mostraron preocupación por interpretar que se trataba de bailes y fiestas, lo que genera, como es sabido, aglomeraciones no recomendadas en estos tiempos de pandemia. Otros afirmaron enfáticamente que se trata de camionetas y autos con potentes parlantes, en los que grupos de jóvenes se dedican a pasear en las madrugadas de los fines de semana.
