Tras el desalojo que dispuso la Intendencia
Los quioscos ubicados en la explanada de ingreso al Parque Harriague, que se dedican principalmente a la venta de tortas fritas y pasteles, más algunas golosinas, vienen siendo un tema polémico desde hace mucho tiempo. Han soportado -unos pocos- la crisis que los golpeó con el cierre del Zoológico, sumado previamente al escaso movimiento de gente durante la pandemia, más una seguidilla de roturas en sus instalaciones y robos, situaciones de las que EL PUEBLO dio cuenta en su momento.

Ahora se suma otra cuestión, más grave aún y es que la Intendencia de Salto ha notificado a sus propietarios que deben retirarse del lugar. Esta notificación es coincidente (o quizás «a causa de», aunque esto no fue confirmado por ninguna fuente) con la instalación allí de un parque de diversiones.
Julio Guglielmone: «es una tomada de pelo»
EL PUEBLO conversó con Julio Guglielmone, uno de los vendedores allí instalados y ahora desalojado, quien expresó: «Nosotros estamos molestos por la decisión que se tomó, decisión que no sabemos si fue de Andrés Lima, porque él no mostró nunca la cara. Teníamos un acuerdo con él que cuando sacó los animales y todo lo del zoológico, en seis meses nos iba a ubicar en algún lugar a trabajar, y que si había algún festival o algo así en el parque, podíamos trabajar, porque éramos los que estábamos adentro…Hay familias ya de 20 y 30 años de trabajo ahí. Y ahora nos encontramos con que vino el parque de diversiones, agarraron el puesto mío y lo corrieron para un costado. Para mí es un atrevimiento porque (el responsable del parque de diversiones) tocó algo ajeno. Este parque de diversiones llegó y cerró todo (colocó rejas en el predio), y yo pienso que puede cerrar sí, pero no algo que no es de él, como mi quiosco, que quedó adentro de las rejas».
Consultado respecto a qué habían argumentado los responsables de ese acto, dijo Guglielmone: «explicaron que como los quioscos estaban cerrados, hicieron eso, pero el problema es que estábamos con los quioscos cerrados justamente porque no había gente, ¿a quién le íbamos a vender? Ahora sí, al estar la calesita podríamos trabajar. Estamos esperando la propuesta de Andrés Lima que nos dijo que en los festivales y en este tipo de eventos podíamos tener los quioscos dentro del predio del zoológico; sin embargo hoy en día no muestra la cara, uno va a la Intendencia y es una tomada de pelo, porque como se dice se pasan la pelota de uno al otro».
En cuanto a la notificación en sí que recibieron días pasados, dijo que «el día 20 nos encontramos con una nota (notificación) en todos los quioscos, de que estábamos desalojados y teníamos 48 horas para desalojar. Por eso yo quiero una solución cuánto antes. Si nosotros estuvimos en las malas, estando ahí cuando el zoológico estaba cerrando y no iba gente, no laburábamos, bueno, ahora queremos una solución, porque es una tomada de pelo lo que nos está haciendo la Intendencia, no sabemos si Andrés Lima o quién… Por otro lado le repito que para mí es un atrevido el principal de las calesitas al tocarnos los quioscos, eso es privado, él no puede meterse a tocar lo que no es de él… Es como si nosotros nos metiéramos a tocarle los juegos, no lo hacemos».
También agregó el entrevistado que ahora tratarán de llegar a otros actores políticos para plantearles el tema y procurar una solución.
«Tristeza de ya no poder estar en ese ámbito»
Por otra parte, este diario pudo conversar con Olga Moreira, hija de Catalina, una señora de 86 años de edad y que tiene en ese lugar su puesto de tortas fritas desde hace unos 33 años. Esto es lo que, en síntesis, narraba: «Ella estos días está triste, muy triste, y no es porque no tenga una pensión o se esté muriendo de hambre digamos. ¿Sabe lo que es? El sentido de utilidad, el sentido de logro, de compartir con la gente que siempre la va a buscar, sobre todo la buscan por esas tortas fritas tan especiales, hechas a la antigua. Entonces tiene una clientela que sobre todo en otoño e invierno le permite hacerse unos pesos y hacerse sus gustos. La pensión le alcanza para sus cositas; para otros gastos como agua y luz a veces la ayudamos los hijos o ella se revuelve con las ganancias del quiosco. Eso la ayudaba a llegar a fin de mes con una calidad de vida un poco mejor. Hay otra señora por ejemplo, que el hijo trabaja de changas y no la puede ayudar, y ella muchas veces por no poder trabajar en el parque tiene que tomar café negro porque no tiene para comprar leche. Esas cosas duelen. Ella y mi mamá son como las dos sobrevivientes, que a pesar de la pandemia lograron seguir adelante. Pero lo que duele es que el Intendente Lima le otorgó a mi mamá un papel, que si bien dice que podría ser revocada la decisión, le daba la posibilidad de que le colocaran la luz, eso permitía que tuviera una heladerita… Pero el dolor es verlas que están viejitas y en medio de esta tristeza que las consume. Tristeza de ya no poder estar en ese ámbito. Ellas dicen: aunque sea que nos dejen estar reinstaladas contra el cerco, del lado de afuera, no pretendemos estar adentro, donde está la calesita ni compitiendo con nadie. Pero mínimamente que trasladaran unos metros esos quiosquitos, aunque sea contra el tejido. Porque se sabe que vendrá una plaza de comidas, pero las tortas fritas de ellas no van a competir con las comidas finas de lo que es una plaza de comidas turística, que es lo que se supone que van a hacer… Pero nadie nos dice nada. Solo una persona que ahora no voy a nombrar, nos dijo que les iban a colocar un gazebo dentro del predio de la calesita para que ellas vendieran golosinas, pero ellas venden tortas fritas, así que tienen que llevar una garrafa, sartén, grasa…A veces queda masa en la heladera, que también es una herramienta de trabajo. Así que me parece que lo que más le duele a ella es que con 86 años se siente útil todavía, siente que puede hacer algo que le gusta, y que la gente la busca. Eso duele, que nadie haya dado la cara, que no haya ido nadie a explicarles».
Asimismo agregó que «también conozco a una chiquilina que es madre soltera, es jefa de hogar, tiene hijos y no tiene otro ingreso, y ahora quedará sin nada. En definitiva, creo que es algo injusto».