Mientras llega “Everest” a la gran pantalla de Salto, continúa el éxito argentino “El Clan”

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    EVEREST
    “Everest”, la película representa lo bueno del cine de Hollywood, pues se trata de una gran producción con nombres destacados en el séptimo arte de los últimos años, que cuida con esmero el drama desatado en la historia. Todos estos elementos mezclados con rigurosidad y solvencia por su director, Baltasar Kormákur.
    Kormákur es lo que a menudo se conoce como un inteligente artesano; es decir, un director que no va a hacer mejor a una película, pero que sí va a lograr que luzca a la altura de sus posibilidades. Esto es lo que ocurre con “Everest”, la representación de que su talento consiste en sacar a relucir las bondades de una industria como la hollywoodense cuando aplica el sentido más común de todas las empresas, el de la lógica. Una película no es una amalgama de efectos visuales y anuncios en televisión. Una película, más si está «basada en hechos reales», es básicamente una historia que cuanto más emotiva sea, mejor funcionará. Ya hemos visto reiterados ejemplo de ello, más recientemente en el tiempo, recordemos a “Los 33”, ambientado en Chile.
    A diferencia de otra película de alpinismo, “Límite Vertical” (2000), concebida principalmente como un buen espectáculo audiovisual, “Everest” está concebido como un drama en donde la famosa montaña pasa a ser la causa, pero no el efecto en sí mismo. Un drama además bien pautado que permite el debido ascenso emocional con el que dar relevancia a cada golpe, en especial cuando la función toca su cima dramática ya cerca de la conclusión de la película.
    Sinopsis. Inspirada en los increíbles acontecimientos que tuvieron lugar en 1996 durante un intento por alcanzar el pico más alto del mundo, ‘Everest’ describe el impresionante recorrido de dos expediciones que se enfrentan a una de las peores tormentas de nieve que jamás se hayan conocido. El temple de los alpinistas se pone a prueba cuando deben luchar contra la furia desatada de la naturaleza y superar obstáculos imposibles en un desesperado esfuerzo por sobrevivir. Lo más importante ya no será alcanzar la cima, sino salir vivos de la experiencia.
    EL CLAN
    La noción de los lazos de sangre asume una nueva significación en la película argentina «El clan», que narra una espeluznante historia basada en hechos reales. La película dirigida por Pablo Trapero relata la historia de la familia Puccio, de apariencia respetable, que en la década de 1980 secuestraba a personajes acaudalados en procura de rescate y los mantenía ensangrentados y maniatados en el sótano de su casa mientras en la planta superior seguía con visos de normalidad la vida familiar.
    Los crímenes ocurrieron en momentos en que la democracia retornaba a la Argentina después de siete años de una dictadura militar que secuestró, torturó y asesinó a millares de personas. Cuando volvió la democracia en 1983, Argentina presenció una ola de secuestros atribuidos a exsoldados y policías que habían pasado de capturar disidentes a secuestrar empresarios en busca de rescate.
    Arquímedes Puccio tenía contactos con los servicios secretos que habían contribuido a protegerlo de la justicia hasta que llegó la democracia. Los miembros de la familia fueron arrestados en 1985 y varios de ellos sentenciados a prisión por sus delitos, que incluyeron el asesinato de tres secuestrados.
    HOTEL TRANSYLVANIA 2
    En la primera “Hotel Transylvania”, Drácula montaba un resort para que los monstruos pudieran descansar sin ser molestados. Hasta allí llegaba sin querer, ni saber dónde se metía, un humano (Jonathan), donde se mostraba la contraposición entre dos mundos, siendo el resultado divertido.
    La vuelta de tuerca para Hotel Transylvania 2 es que Jonathan y Mavis (la hija de Drácula) tienen un hijo, y el quid de la cuestión es si será humano o vampiro.
    Permanecen los personajes secundarios (Frankenstein, La Momia, el Hombre Lobo, etc.) que acompañan a Drácula, Jonathan, Mavis y ahora el pequeño Dennis, y el deseo del Conde de que le salgan los colmillos al nene, y de su madre por dejarlo ser lo que tenga que ser.
    Los mensajes son más o menos claros y los mismos que en la original: aceptar al que es diferente, ver que es posible una familia ensamblada si lo que sobra es amor, y las constantes metidas de pata de Drácula.
    Genndy Tartakovsky, creador de El laboratorio de Dexter y el cerebro detrás de Las chicas superpoderosas y Samurai Jack, le imprime ritmo a cada secuencia. Así que veremos una historia con personajes que ya no sorprenden, pero que es divertida.

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