Cuando vemos a esos niños de escasa edad, que comparten con su madre la prisión, nos mueve un profundo sentimiento de culpa. ¿Qué podemos esperar de esos niños cuando crezcan? La sociedad les metió presos junto a su madre, siendo totalmente inocentes. ¿Cómo podemos pedirles que respeten a esa sociedad? ¿Cómo podemos decirles que eso es la Justicia?
Seguramente que su madre, ha delinquido y es por eso que se encuentra presa, pero ¿lo entenderán? No es hora de buscar otra salida, sobre todo cuando escuchamos a autores de delitos muchos graves que son “condenados” a prisión domiciliaria.
Cada caso es diferente y seguramente que nos preocupa el tema carcelario, sobre todo porque no es este el país que queremos.

Pero realmente nos convencemos que nos estamos equivocando, porque la delincuencia avanza, el nivel de violencia es cada vez mayor. Vemos que estamos recorriendo aceleradamente el camino que ya han recorrido otros países sin hallar soluciones, más que momentáneas.
Cuando llega alguien de afuera lo primero que hace es destacar la paz y tranquilidad que aquí se vive. Sin embargo quienes aquí vivimos sabemos que aceleradamente esto se va perdiendo y estar mejor que otros países no significa que estemos bien, sino sólo que hay quienes están peor que nosotros.
Pensamos que ha llegado el momento de revisar lo que estamos haciendo porque el sólo endurecimiento de las penas no sirve. No renunciamos a este endurecimiento, pero siempre hemos sostenido que esta medida sola y de por sí no alcanza.
Todavía recordamos cuando vivíamos en un país más tranquilo, cuando nuestros ladrones, o rateros, eran gente de mal vivir, pero difícilmente sucedían hechos de sangre. Hoy sabemos lo que son los homicidios de inocentes que suceden casa que a diario, sabemos de sicariatos, de copamientos y de otros delitos graves que se han ido instalando, porque aquellos “rastrillos” capaces de llevarse todo lo que hallaban a su pasó, aprendieron y fueron adoctrinados en las armas de fuego y hoy son comunes la balaceras, las persecuciones y demás.
Es que aunque no se lo reconozca les hemos mostrado que lo que sirve es tener, poder, dinero, autos, chicas y demás. El narcotráfico nos ha invadido y ante esta realidad ¿Qué podemos esperar de esos niños que prácticamente nacen encarcelados?
Sería bueno pensarlo, antes que sea demasiado tarde…
A.R.D.