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martes, 8 de julio de 2025
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Valentín Fletcher: Un salteño que deja huella en los medios

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Diario EL PUEBLO digital
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Historias, desafíos y regreso a sus raíces.

1. Sos de Salto, una ciudad que ha dado varios talentos al deporte y los medios. ¿Qué recuerdos tenés de tu infancia y adolescencia acá? 

Viví en Salto hasta los 24 años, Salto es mi orgullo. En cada charla con mis amigos revivimos tantas noches en la costanera, tardes en el Parque del Lago, idas a jugar al fútbol en la U o a pescar en el Río Uruguay, los veranos en el campo.

Salto es sin dudas mi cable a tierra. Y cada vez que vuelvo, es volver a esos recuerdos. Siempre busco destacar al departamento, a los salteños que nos representan por el mundo, y lo hago porque estoy orgulloso de ser salteño, y es una de las maneras que tengo de seguir reviviendo e inmortalizando mis recuerdos y el amor por mi tierra. De niño admiraba a Gonzalo de los Santos, luego a Suarez y a Cavani, siempre empaticé con quienes salieron de nuestra tierra y el periodismo me permitió cumplir muchos sueños vinculados a ellos. Recuerdo cuando Gonzalo de los Santos fue a visitar mi colegio, y el tiempo me llevó a hacerle varias entrevistas a Gonzalo. Recuerdo las 5 horas de caravana cuando llegó Cavani luego del Mundial 2010, y con el paso de los años pude escribir varios artículos para la web oficial de Edi. 

Recuerdo cada momento que nos hizo vivir Luis Suárez cómo hincha, y la posibilidad de charlar mano a mano con él sobre sus idas de niño al Dickinson a ver a su papá jugar. Fuera del fútbol, el periodismo me permitió generar una linda amistad con Mario Silva, luego de decenas de noches siguiéndolo con mis amigos en bailes a lo largo y ancho de la ciudad. Salto puede estar más cuidado o más descuidado, pero no pierde su toque encantador. Todos los salteños sentimos un orgullo especial de nuestro departamento.  

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2. Estudiaste Derecho en Salto antes de mudarte a Montevideo para seguir Comunicación. ¿Qué te hizo dar ese giro y cómo recordás esa transición? 

Hice la mitad de la carrera de abogacía, pero sinceramente no me llenaba, no me sentía completo. Siempre me apasionó el fútbol, y una noche en el Bar El Vasco, el Ruso Giovanoni me invitó a la radio. Desde ese momento me di cuenta cual era mi camino. El apoyo de mi familia fue clave para poder dar ese paso tan importante.

Adentrarme en la enormidad de Montevideo fue un desafío que pude concretar gracias al apoyo de mi familia y de mis amigos: nos vinimos 3 a vivir juntos y tengo un hermano que vive acá, ellos, junto a la cercanía de mis padres desde Salto, hicieron que la transición fuera sencilla. Hasta el día de hoy, muchos conceptos que adquirí en la Facultad de Derecho me han servido tanto en el periodismo cómo en la vida. Uno en la vida tiene éxitos o aprendizajes.

No hay derrotas ni años perdidos. Hay que sacar siempre lo positivo de cada etapa, y esos años de Derecho me dejaron grandes amigos y enseñanzas que hasta el día de hoy aplico. 

3. ¿Sentís que lo que aprendiste en tus años de radio en Salto fue clave para lo que vino después en tu carrera? 

Mis años de radio en Salto fueron la clave para ser quien soy hoy en día. Vivimos en un país que está muy centralizado en la capital, y uno de mis objetivos desde mi programa en Radio Arapey siempre fue poner a Salto en el mapa. Comencé acompañando a Nelson Foliatti en su programa, luego con un micro de fútbol internacional tras las transmisiones del fútbol salteño los domingos, luego pasé a un programa semanal, luego 3 veces a la semana, y en los últimos años estaba de lunes a viernes con mi programa “Entretiempo”. 

Buscaba entrevistar a salteños que nos representaban en Montevideo y en el exterior, pero también a personalidades reconocidas, más allá de donde hubieran nacido: por los micrófonos de mi programa pasó desdeun Presidente de la República en actividad como Pepe Mujica, nota que fue replicada por la Revista El Grafico de Argentina, hasta el propio Luis Suárez que me dio una nota exclusiva en el Complejo Celeste, valorando el hecho de haber viajado desde Salto. Yo era el productor, el periodista, el editor, el que le servía algo al invitado, contando con la ayuda de amigos y allegados que se sumaban para hacer crecer un proyecto casero.

Esos casi 3 años de radio en Salto implicaron muchísimas horas de esfuerzo, cada nota era una pequeña victoria, aún guardo las grabaciones de cada uno de esos programas, y cada tanto los escucho para valorar aún más el camino recorrido. Al llegar a los medios de comunicación en Montevideo, a pesar de significar un nivel de profesionalismo al que no estaba acostumbrado, y que hasta por momentos llegué a pensar que no estaba capacitado para seguir adelante, me volteaba a mirar atrás y analizaba las etapas y los miedos que había superado. Mi etapa en Salto fue la más importante, porque fue cuando me demostré a mi mismo que puedo lograr lo que me proponga.

4. Hoy tenés un perfil muy marcado en los medios, especialmente en “Las voces del fútbol”. ¿Cómo fue construirse ese lugar en un equipo consolidado? 

Ya pasaron 11 años desde que comencé a trabajar en “Las voces del fútbol”, hay un conocimiento muy grande del equipo de trabajo. Yo estuve 6 años en la producción prácticamente sin salir al aire. En el periodismo, como en todos los ámbitos de la vida, hay que saber manejar la ansiedad y los tiempos: yo no quería saltearme etapas para aparecer en la pantalla, sabía que cada día en la producción era importante para aprender y crecer. Y así lo hice hasta el día que me tocó incursionar al aire, al principio brindando algunas informaciones, y luego con la confianza que me ha dado Julio Ríos fui entendiendo en que momento debía ir avanzando para entrar en los debates. Fui marcando mi perfil con el paso del tiempo, incluso considero queen cada acción del día a día sigo construyendo el periodista que seré mañana. Todos evolucionamos y avanzamos.

En “Las voces del fútbol” cada uno sabe el rol que cumple, somos cómo un equipo de fútbol: Julio tiene una trayectoria impresionante dentro del periodismo y es el 10 del equipo, el resto lo acompañamos cumpliendo determinadas funciones para que el equipo juegue. La clave es el conocimiento, el respeto, entendemos el juego y estamos dispuestos a sacrificarnos por el equipo.

5. En el programa tenés un estilo provocador, con posturas firmes. ¿Ese personaje se parece al Valentín de la vida cotidiana o lo ves como algo aparte? 

Es algo totalmente aparte. En la vida cotidiana soy supertranquilo, razono mucho las cosas. En el programa se fue construyendo un personaje que sale de lo políticamente correcto. Yo no soy actor, pero esa confianza que te comentaba que existe en el equipo hace que se prenda la luz roja de la cámara y hagamos un show que no es fiel reflejo de nuestra cotidianeidad. Mi rol en el equipo es ese, tomo posturas jugadas y con eso me arriesgo a que me salga bien o me salga mal.

Cuando sale mal soy consiente de que voy a ser blanco de criticas y burlas, pero la mayoría de la gente entiende que es todo dentro del marco de un show televisivo. Tras la victoria de Peñarol el domingo me llamó un ex jugador campeón de América con Peñarol y con la selección uruguaya, para recordarme lo que yo había dicho la semana anterior sobre que Nacional iba a ganar. Eso es lo que se busca en el show: generar que cuando termina un partido, la gente quiera ver el programa para ver lo que dice uno u otro.

Afortunadamente logro separar el personaje de la persona y soy el primero en interpretar que la TV es show. Habitualmente mi personaje está más cercano a Nacional, y los propios hinchas de Peñarol se me acercan en la calle y me dicen: “Me haces calentar pero me divierto mucho con ustedes”. La gente ha ido entendiendo que es un show, y ese es el objetivo. Un día me llamó José Luis Chilavert, el ex arquero paraguayo, porque todos los medios de su país lo estaban llamando para que responda unas declaraciones mías donde critiqué al fútbol guaraní, y el propio Chilavert me dijo que yo tenía razón en varias de las cosas que había dicho. Me pasó con Bolivia, cuando dije que no se puede jugar a tantos metros sobre el nivel del mar, y fui atacado de forma masiva hasta por políticos de alto nivel de aquel país, hasta me amenazaron.

Un canal de TV de Bolivia me llamó para ver si podían mandar un móvil a Uruguay para entrevistarme, un periodista de ese canal vino, lo recibí, y pudimos aclarar varios puntos que habían caído mal en aquel país. El streaming te brinda esa capacidad de llegar a todo el mundo, lo cual hace mucho más resonante el impacto de nuestras palabras y acciones. No son solamente los que nos ven por la TV o escuchan por la radio. Está Youtube, las redes sociales, los cortos que se hacen virales y se sacan de contexto. Me tuve que hacer TikTok porque me mandaban los links de cómo me había hecho viral en esa red social. Hoy el alcance de lo que decimos es inimaginable, y es clave que tengamos los pies sobre la tierra y el personaje no se coma a la persona.   

6. ¿Te imaginabas de chico trabajando en medios o fue una vocación que fuiste descubriendo con el tiempo? 

Nunca me lo imaginé, recién cuando entré en contacto con los medios de comunicación me fui planteando crecer en el rubro. Ni siquiera en ese momento me marqué un objetivo específico, sino que elegí ir paso a paso con metas terrenales. A medida que las lograba, me marcaba el siguiente objetivo. Me encontré con la comunicación prácticamente sin buscarla, pero me terminó dando muchas respuestas. De niño pasé por diferentes etapas, desde futbolista frustrado hasta astronauta, médico o abogado. Pero recién a los 21 años encontré el camino para el cual considero que estaba destinado. Incluso en ese momento, y aún ahora, sin saber hasta donde puedo llegar.

No me pongo límites, porque en el nuevo mundo de la comunicación tenemos la libertad de ir construyendo nuestros propios caminos en un universo infinito, donde hay espacio para todos los que quieran participar. Antes estaba la frase hecha de que en el periodismo estaban los mismos de siempre y no les dejaban lugar a los jóvenes, pero hoy cada uno puede buscar su camino y mostrar sus condiciones de diferentes maneras. Por eso siempre aliento a los jóvenes que sueñan con ser comunicadores, que se animen, que sigan sus sueños. En la comunicación hay lugar para todos. 

7. Contaste que convivís con epilepsia desde la adolescencia. ¿Cómo es manejar una condición de salud en un trabajo tan expuesto como el tuyo? 

Me diagnosticaron epilepsia a los 13 años y nunca tuve problema con eso. La pediatra me dijo, cuando comenzaba con los cumpleaños de 15, que podía pedir cerveza y tirarla en una planta, pero yo le dije que a mí no me daba vergüenza, podía tomar refresco. Nunca oculté mi enfermedad ni la llevo como un trauma. Es algo con lo que convivo naturalmente, no lo utilizo cómo excusa para nada. 

Cuando comencé a trabajar en los medios de comunicación decidí que nunca me afectarían las críticas y comentarios negativos que pudiera recibir. Si en ésta exposición alguien utiliza mi condición de salud para buscar herirme de alguna manera, yo tengo claro que no lo va a lograr, porque no me dejo deslumbrar por los halagos ni me dejo destruir por las críticas. En cada aspecto de la vida yo busco lo positivo, incluso de cualquier problema que se me presenta trato de sacar algo bueno. Y la enfermedad no es la excepción. En determinados aspectos me hizo madurar más rápido.

8. Además del periodismo, estuviste vinculado a la gastronomía. ¿Seguís conectado a ese rubro? ¿Te atrae tanto como la comunicación? 

Si, sigo vinculado a la gastronomía. Tengo un restaurante junto a mi esposa Oriana: ella es una gran chef venezolana y con PoiDepü logramos recrear un pedacito de Venezuela en Montevideo. Llevo los 2 rubros en paralelo y en muchas cosas se unen, porque en el restaurante también buscamos comunicar mediante el ambiente, la música, los sabores, los olores.

Son trabajos diferentes pero complementarios, y ambos necesitan un nivel de compromiso muy importante, para lo cual es necesario cambiar rápidamente el chip cuando se está en uno o en otro. El nivel de adrenalina que genera el servicio en un restaurante cuando hay movimiento es comparable con el que se genera en un programa de TV en vivo con un debate apasionante, y debo adaptarme para afrontar ambos con la misma  importancia.

9. ¿Qué cosas extrañás de Salto? ¿Volverías a vivir acá en algún momento? 

Salto es mi cable a tierra, cada vez que paso el puente del Dayman me invade la tranquilidad de estar en casa. De recorrer los lugares donde fui feliz, de caminar las mismas calles y saludar a los mismos vecinos. La energía que me da Salto es imposible de encontrar en otro lugar. Soy de pensar mucho en el presente y en el futuro más cercano, pero uno siempre se permite fantasear en cómo sería volver a casa, adaptar mi vida actual a ese lugar tan mágico. Siempre estoy pendiente de lo que pasa en Salto, porque a pesar de los 500 km, nunca me fui. 

10. Además de tu trabajo en medios nacionales, próximamente empezarás a escribir artículos de deporte para Diario El Pueblo de Salto. ¿Cómo surgió esa idea y qué te motivó a hacerlo?

Desde que me vine a Montevideo en 2014, siempre busqué maneras de estar conectado laboralmente con Salto, lo hice esporádicamente con algunos medios de comunicación, pero escribir en El Pueblo es el sueño de cualquier periodista salteño.

El Pueblo es Salto. El Pueblo es sinónimo de tradición. Para mí, tener esta oportunidad es un sueño hecho realidad, no es un trabajo más: es para un futbolista jugar en Nacional o Peñarol, estar vinculado a Salto de la forma más genuina, aportar un granito de arena a un diario con historia, ser parte de un proyecto al cual le veo un futuro muy prometedor.

Las autoridades del diario quieren llevar la empresa a un sitial muy importante dentro de los medios de comunicación y para mi será un verdadero placer hacer parte de ese camino. Escribir en El Pueblo es la mayor motivación que puede tener un periodista.  

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