La planta de tratamiento de aguas residuales es una enorme deuda que tiene la ciudad de Salto con la preservación de los recursos naturales. En este caso se trata específicamente de las aguas del río Uruguay que hasta el momento han recibido estas aguas negras «en crudo», vale decir, sin que antes de su vertido reciban el tratamiento imprescindible para disminuir al máximo su nocividad.
Uno de los problemas principales que emana del vertido de estas aguas directamente en el río, es la acumulación de productos químicos, detergentes y similares, que se acumulan y van generando otro tipo de inconvenientes, entre ellos el proveniente de la proliferación de las denominadas algas verdes, causantes de la «eutrofización» o contaminación por la descomposición de las algas.
A este mismo fenómeno, que tiene como una de sus características, el tomar el oxígeno del agua, se le atribuye la periódica mortandad de peces.
Si tenemos en cuenta que Salto es sólo una de las decenas de ciudades que se ubican al borde del río Uruguay, desde sus nacientes en el Alto Uruguay, hasta su desembocadura en el río de la Plata, puede dimensionarse el problema existente.
En el interior de Brasil y en la zona en que sirve de límite entre Argentina y Brasil, escurre casi el 70 por ciento del río y se agolpan decenas y decenas de ciudades de diverso porte.
Es difícil hallar una sola que tenga planta de tratamiento de aguas servidas y por lo tanto es de imaginar el daño que se provoca al río.
Las anteriores autoridades de OSE decidieron encarar el problema, en lo que tiene que ver con Salto y se determinó cual sería la mejor ubicación para esta planta.
Sus seguidores en el directorio de la empresa estatal han tomado la decisión de expropiar un terreno y proceder a la construcción de la planta de depuración, que puede hacerse poniendo en práctica diversos sistemas.
Actualmente ya hay también varias experiencias de estos proyectos, que funcionan con más o menos éxito, sobre todo en el litoral argentino. Son experiencias que necesariamente deberían ser conocidas por los técnicos y jerarcas de OSE, antes de tomar las decisiones correspondientes optando por un sistema determinado y descartando otros.
En el Uruguay funcionan plantas de tratamiento de poblaciones menores que si bien pueden aportar conocimiento en cuanto a manejo y resultados, seguramente su porte es muy pequeño para trasladar estas experiencias a nivel de la ciudad.
Es hora de que esta obra se concrete y que el sistema elegido sea el más aconsejable.