Mañana martes, a las 18 horas, comenzará un ciclo de charlas organizado por Diario EL PUEBLO en el Mercado 18 de Julio. “Un café con EL PUEBLO- Charlas con historia” dará inicio y el primer encuentro tendrá como tema “¿Quién fue Fausto Carcabelos?”
Será de alguna forma un homenaje a un periodista salteño que también incursionó en la poesía.

Hoy esta página se suma a ese homenaje y comparte con sus lectores un poema de “El libro de Fausto”, reunión de poemas elaborada como libro por sus compañeros de Redacción de este diario, publicado con prólogo del entonces Director Esc. Enrique Cesio.
TÚ ERES DE LOS NUESTROS
(Poema de Fausto Carcabelos)
Tú eres de los nuestros…
de los pobres de la tierra.
Obrero acostumbrado a trabajar en la madera,
encuadrar los troncos de los árboles,
cargarlos,
y darles formas con la rústica garlopa entre tus manos.
Tú eres de los nuestros…
de los de abajo,
de los pobres de la tierra.
Preferiste siempre a los pequeños,
los pobres en dinero,
los pobres en salud, los enfermos,
los pobres en orgullo, los mansos,
los pobres en relaciones, los humildes,
los pobres en virtud, los pecadores.
“…No podéis servir a Dios y al dinero,
ningún servidor puede servir a dos amos,
o bien odiará a uno y amará a otro,
o bien se apegará a uno y despreciará al otro,
vosotros no podéis servir a Dios y al dinero…”
Esas fueron tus palabras, Señor,
claras, fuertes, categóricas…
Tan claras, fuertes y categóricas
que hasta hoy son muchos los que se tapan los oídos inútilmente
con tal de no escucharlas.
Tú eres de los nuestros…
de los de abajo
de los pobres de la tierra,
y tu Gólgota se repite diariamente
en cada niño que sufre hambre,
en el obrero mal pago de las fábricas,
en el modesto trabajador de nuestro campo,
en la anónima mujer que vende todo, menos el alma.
“Que nadie oprima a su hermano,
ni le engañe en ningún asunto,
puesto que Dios es vengador de todas estas cosas…”
Naciste en un establo,
el amor a los pequeños fue tu doctrina,
sólo a un hombre, un ladrón, le aseguraste tu cielo,
la fuerza y el temor de los poderosos te llevaron al calvario.
¿Cómo no amarte, Señor?
Si Tú eres de los nuestros,
de los de abajo,
de los pobres de la tierra.
Para Fausto Agustín Carcabelos
“Era el año 69 y tus creaciones comenzaban a triunfar. Se hacían discos. Mi canción «Tengo en el cielo una niña» ya estaba grabada junto a temas recitados por tu amigo Carlos Ardaix. El primero de diciembre te pedí la partitura de mi canción y me dijiste “Apurada, no pienso morirme pronto, hay tiempo”. Fue la última vez que te vi. El 3, desapareciste y el 5, el Río Uruguay, devolvió tu cuerpo enganchado en un espinel del Club Remeros. Esa misma noche, nuestro amigo Víctor Lima, se escapó del Hospital y se arrojó al río. Creo que enloquecí cuando en la mañana del 6 el cuerpo de Víctor estaba en la morgue del Cementerio Central. Han pasado 49 años y todo sigue vivo en mí. Los necesito. Ya nada fue igual a partir de entonces. Hoy, sólo tengo para ofrendar los versos que nacieron para nuestro amigo común y esta sensación de soledad que traspasa alma, mente y cuerpo”. JESUINA SÁNCHEZ (poeta salteña radicada en Paysandú)