La rebeldía bien entendida y mejor aplicada, más los 6 puntos de la recompensa.
El forcejeado trámite del clásico que pasó. Porque un clásico es normalmente así.
Sobre la base de esas coordenadas, los espacios de creación solo ocasionales. Pero el hecho es que más allá del resultado final, de ese 1 a 0 apretado por el gol desnivelante, habría que admitir el valor de la rebeldía desde Salto. El orgullo en la actitud para no hipotecar chance y no sentirse menos.
Después de todo, en la historia de Paysandú en el segundo tiempo, solo un frentazo de Andreoli que se desvió y alguna pelota rebotada en medio de la confusión.
Los tres puntos alcanzados por Salto en terreno sanducero, no ofrecen el pronunciamiento definitivo de cara al futuro, pero sin embargo amplifican la señal: 6 en 6 es cosa seria.
Con Salto no hay delirios de grandeza. Noboa sabe, los jugadores saben, que no se trata de echar campanas al vuelo y que el equipo surge en tránsito, tentando la búsqueda de la más saludable expresión. Con el menor margen para las fisuras posibles.
EL PORQUE DEL «PATO»
Más allá del partidazo que se mandó Alejando Pintos, el caso de Elbio Conti fue especial.
O es especial. Porque el «Pato» fue la síntesis de Salto, a partir de una condición sin transferencia: la de quien ejerce liderazgo, con un amplio y generoso sentido de la solidaridad sabiendo bien cuando hay que salir de la trinchera a cortar o cuando someterse al dictado de la espera. A esos vaivenes del juego, lo reconocen quienes hacen de la experiencia personal, una proyección a lo colectivo.
El «Pato» fue gobernante en el área. Tapó boquetes. Auxilio laterales. El notable complemento con Héber «Cabeza» Martínez, como para entender que ese bloque debiera ser intocable.
Desde el «Pato»-cacique, Salto no dejó de producir caudal anímico y táctico en el sector defensivo. Después de todo, ¿cuántas situaciones netas de Paysandú en los 90′ de juego?
Una…dos. No más que dos. ¿Acaso su impotencia no se relacionó al Salto que defendió sin complejos ni renunciamientos, a despecho de alguna rusticidad?
Defender bien, es expediente para poder ganar. Salto sustentó esa convicción prolongada en los 90′. Un gol de visitante y después «el estado de sitio» que padeció Paysandú.
Suceden victorias como tantas. Suceden victorias con señales en rojo: la del jueves fue una de ellas. Casi una marca registrada. Desde un cacique. Desde un tal «Pato».
ELEAZAR JOSÉ SILVA-