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miércoles, 16 de julio de 2025
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Un par de capítulos de “La frágil cordura de Denise”, la nueva novela de Jorge Menoni

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Diario EL PUEBLO digital
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Después de viajar de un continente a otro, llegó días pasado a nuestras manos la nueva novela de Jorge Menoni: “La frágil cordura de Denise”.

Nacido en Salto en 1950, Jorge Menoni reside en Ámsterdam, Holanda, desde 1978. Sus libros publicados hasta el momento han sido: “Epílogo de sueños” y “El tiempo del Origen” (poemas); “El primer día del mundo” (cuentos), y las novelas “El cementerio universal de los vivos”, “El cazador de eternidades”, “El río de papel” y “Música para un hombre malo”. Sobre la nueva obra dice el propio autor:

“La frágil cordura de Denise” surgió en primera instancia como guion cinematográfico que llamé “El jardín del tiempo”, pero como me sobrepasó la abundancia de historias a contar se convirtió en novela. De esta manera fluyó libremente. Ambientada en un alejado paraje de la Toscana italiana y con un lenguaje delicado y poético esta novela narra la aventura de Denise, quien rehúsa ser una paciente más del Psiquiátrico donde está recluida. En sus continuos escapes va creando su propio mundo con elementos imaginarios, para luego incorporarlos a la realidad y hacerlos creíbles. A la inversa de Las mil y una noches asegura ser un muerto que mediante el hecho de contar cuentos inventados vuelve a renacer cada día. De esta manera, crea personas, historias, sucesos que van conformando un mundo marginal del cual también participa. Una biblioteca inventada que se encuentra en un jardín sin tiempo será el motivo que reúne a los personajes en esa búsqueda laberíntica y misteriosa. Allí donde ingresa lo fantástico, lo real queda descartado, las fronteras se diluyen, la piel se hace alma, los otros pacientes comienzan a creer que son personas creadas por ella. La meta final es encontrar el preciso lugar donde estaría escrito el primer cuento del mundo. Como siempre sucede, al loco nunca se lo toman en serio, se lo niega por su apariencia y se rechaza la sensibilidad del alma. La cordura de Denise se vuelve precaria, pero su nuevo mundo plagado de dudas, creencias, esperanzas y resurrecciones se va haciendo posible a pesar del fatídico desenlace que acecha el Instituto Psiquiátrico.

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Los dos primeros capítulos de la novela son los siguientes.

1
En un momento de lucidez y aprovechando la distracción o la complicidad de la enfermera, Denise escapó del Hospital Psiquiátrico.
Corrió por pasillos y habitaciones blancas que ocultaban las huellas desgarrantes de almas confinadas al silencio.
El débil sonido de los pisos de madera floja, crepitando bajo sus pies descalzos, era lo único que se oía mientras avanzaba velozmente buscando alcanzar el cielo abierto.
Se deslizó por el preciso hueco en un alto muro de piedra semiderruido, el cual apenas dejaba entrever con tentadora seducción, el perfil de lo real, hasta finalmente atravesar el jardín y perderse en el bosque lindante.
Sintió un estremecimiento que se extendía por todo su cuerpo, sus oídos sensibles al miedo daban cuenta de la lejanía de sus perseguidores.
Fehaciente de su soledad debido a la ausencia del mundo físico, se detuvo agotada y radiante, mientras el viento y la luz solar asomaban tímidamente, llenando de olores y sonidos nuevos sus sentidos, azotándola dulcemente.
Comenzó como si fuera un acto de prestidigitación, a reunir pequeñas cosas que le había robado al sueño para ir rehaciendo el mundo a su antojo.
Recolectó trozos de cuerdas de cáñamo, papeles amarillentos, voces que llegaban de lejos, palabras sueltas, un puñado de tierra negra, los rezongos de su madre, un poco de agua que retuvo en sus manos y precariamente recompuso la memoria primaria del mundo.
Para Denise, el bosque era el primer elemento de su creación, aunque fuera de su intensa inventiva, el boque no era más que el entorno natural que rodeaba el Psiquiátrico situado en un alejado paraje de la Toscana italiana.

2
A pesar del temor a la proximidad de ese lugar de encierro involuntario, pues aún sentía el vaho denso del calor adherido a las ventanas herméticamente cerradas del Psiquiátrico que había dejado atrás, Denise se encontraba a gusto en el bosque.
Según su propia creencia, ella era un muerto que se movía con total libertad en el mundo de los vivos y a través de los cuentos retornaba a ese ámbito animado.
Lo que no comprendían sus carceleros de batas blancas era que esa frágil mujer, tan solo pretendía volver a crear su propio mundo interior con elementos ya existentes, para luego incorporarlos a la realidad y hacerlos creíbles.
A la inversa de Las mil y una noches y con la certeza de poder lograrlo, Denise aseguraba de que no solo inventaba sus historias sino también que formaba parte de ellas, trayendo a la existencia a las personas partícipes del cuento. Su plan para lograrlo era la búsqueda de una biblioteca imaginaria, escondida dentro de un jardín que contendría el secreto en donde estaría escrito el primer cuento del mundo.
Denise no estaba loca, los médicos no entendían que la realidad recién comienza cuando terminan los sueños y al mundo solo basta pensarlo para que exista.
Tampoco valoraron en sus largos informes sobre su aparente enfermedad, de que ella en sus horas vacías y tediosas que pasaba en el internado se había leído decenas de libros sobre la interpretación de los sueños, El Evangelio de Mateo, Las mil y una noches y sobre todo El Golem de Gustav Meyrink que la había influido profundamente.
Quizás este hecho originó su obstinada costumbre de crear personas, que la convertían en una mujer frágil e incomprendida no solo por doctores y psicólogos, sino también por sus propias creaciones.
Como siempre sucede, al loco nunca se lo toman en serio, se lo niega por su apariencia y se rechaza la sensibilidad del alma.

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