La CNN, una de las cadenas de noticias más difundidas en el mundo, con base en los Estados Unidos, recientemente ha afirmado que su mayor preocupación no está constituida por las cadenas competidoras, sino por las redes sociales cada vez más extendidas.
El tema es muy interesante. Si tan poderosa cadena televisiva se preocupa, es una buena señal. Entendemos que la verdadera preocupación no debe provenir por la difusión de las redes sociales, cuyo alcance difícilmente llegue a ser similar al de la todopoderosa televisión, sino seguramente por el manejo de la información.
Información es poder y de allí que determinados medios de comunicación masiva, con las poderosas redes de televisión a la cabeza, suelen “manipular” la información de acuerdo a sus propios intereses o a su concepto informativo.
Sin embargo las redes sociales, que no tienen compromisos en este sentido, son capaces de aportar datos y detalles que las cadenas no siempre revelan. En alguna ocasión porque las ataduras legales, las exigencias son estrictas y aún no rigen de la misma manera para las redes sociales, quizás por ignorancia o vacío legal.
De allí entonces que el desafío es precisamente a no ocultar información , a manejarse con responsabilidad y honestidad, dentro del m arco jurídico correspondiente, porque seguramente las redes sociales constituyen hoy una muy buena forma de dar a conocer lo que se esconde o decir lo que se sabe y no se quiere revelar, precisamente amparados en las exigencias legales, que muchas veces “se estiran” o manejan en nuestro beneficio.
En tanto las redes sociales están igualmente condicionadas por la responsabilidad de lo que dicen y publican y para que las cosas sean justas deberían ser sometidas a las mismas exigencias legales, porque en definitiva lo que está en juego es la seriedad y la credibilidad de los medios y nadie que se desempeñe correctamente en este sentido debería preocuparse.
En definitiva, bienvenida sea la Internet y las redes sociales, aunque tenemos que tener muy claras las condiciones que rigen la difusión pública.
No somos partidarios de otra censura que no sea la responsabilidad legal que impida que la difusión sea usada para desprestigiar, mentir alevosamente y difamar.
Hacerse responsables ante la ley de lo que se difunde es la mejor forma de defender la libertad que supone la denominada red de redes, capaz de superar cualquier intento de censura. Sepamos defender esta posibilidad.
Esa es la cuestión.
Un desafío positivo
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