Mañana a las 15:30 en el predio ferial de la Asociación Agropecuaria de Salto (AAS), habrá demostración de trabajo de perros con lanares.
Desde el año 1989, luego de un curso dictado en la Agromonía (San Antonio) por un técnico Neozelandés, se cambió el sistema del trabajo de perros con ovinos, mejorando los conceptos en la preparación de los perros, para mejorar la eficiencia en el trabajo, así lo explicó a EL PUEBLO el Ing. Agr. Jorge Aguerre, técnico del Secretariado Uruguayo de la Lana, encargado de la organización del curso que se está desarrollando en el Local Valentín, que consiste en 8 clases que se hacen al comienzo, con poca diferencia de tiempo entre ellas y luego de dos o tres meses que se le da tiempo a cada uno de los participantes para que vaya “puliendo” al perro, se hace otro encuentro (9ª clase), donde se les hace un circuito para que muestren el trabajo con el perro de cada uno, donde el instructor le va comentando las cosas a mejorar, los detalles que estuvieron bien, y los que están a corregir. Normalmente son clases que demoran 3 horas, y se realizan generalmente una vez a la semana. El trabajo de piquete se hace en el local y los de tubo y brete se hicieron en un establecimiento de la zona que cuenta con mejores instalaciones para ese tipo de trabajo, explicó.
BUENA PARTICIPACIÓN Y BUEN NIVEL DE PERROS
Realizan el curso algunos productores, pero son en su mayoría encargados, puesteros y capataces, “gente que trabaja en el campo”, dijo Aguerre indicando que hay una buena participación, pero destacó sobre todo el nivel de perros, “de los 20, 14 son Border Collie o Kelpie, o cruzas de las dos razas, dos o tres ovejeros de estancia, y algunos que no tenían perros tan buenos, consiguieron en el curso cachorros para empezar con un cachorro de buena genética, si bien algunos de los participantes han trabajado desde antes, la mayoría son cachorros que nunca habían trabajado”.
Aguerre comentó que el año pasado en Pueblo Sequeira (Artigas), se hizo un curso con el mismo instructor; José Manuel Grasso, quien realizó el curso con un técnico Neozelandés en el año 1989, que trajeron Fucrea y el SUL, y se dictó en la Agronomía en San Antonio, donde hubo 69 participantes, y a partir de allí Grasso continuó trabajando con perros, y además de enseñar ha dado cursos en varias zonas, señaló.
DISCIPLINA Y OBEDIENCIA, LO BÁSICO
Antes del 1989, había gente que trabajaba con perros, “pero con otro sistema, a partir de la venida de ese técnico cambiamos la forma de utilizar el perro, que éste no haga lo que quiera sino lo que le manda el dueño, que la disciplina y la obediencia es un concepto fundamental y hay que inculcárselo desde cachorro chico”, sostuvo el ingeniero.
“Son como los niños, muchas veces nos pulsean, pero debemos marcarle quien pone las reglas, muchas veces vemos en las estancias que el perro trabaja mientras quiere, y después anda atrás de una mulita, de una liebre, o cualquier animal que pasa por ahí y nos dejó con el trabajo por la mitad y se fue, porque no obedece a nadie”.
Aunque mucha gente ha aprendido esas reglas básicas con los libros del SUL, “eso no quiere decir que estos cursos no sean más completos, donde se ve trabajar a cada uno de los perros y la evolución de cómo van mejorando y cómo se corrigen los defectos, cómo se corrige cuando un perro hace una cosa mal, lo que nos permite capitalizar la experiencia de ver quince perros a la vez que de otra manera pasaría de repente quince años para agarrar quince perros distintos para enseñar, en un curso de prácticamente 3 meses, uno tiene la oportunidad de ver un montón de perros y ver cómo se trabaja con cada uno, hay perros más humildes, más pulseadores, más nerviosos, más tranquilos, de muy diferente carácter e instinto y a cada uno hay que trabajarlo, esto es personalizado”.
Aguerre subrayó que en el curso se les da los elementos para que después cada uno según la situación que tenga, según el material genético con el que cuente, pueda utilizar esos conceptos.
Por ejemplo; con un perro muy humilde hay que tratar de incentivarlo, de levantarle su estima, para que el perro agarre confianza en sí mismo, y de repente a otros que tienen mucho temperamento, al revés, hay que frenarlos un poco, disciplinarlos para que sean obedientes y haga lo que uno quiera y no mande más que el dueño.
EL PERRO NO SUSTITUYE LA MANO DE OBRA
“El mensaje a quienes trabajan con ovinos es que el perro es una herramienta fundamental que ayuda a mejorar mucho la eficiencia en el manejo con los lanares, porque no se pierde tiempo en llevar y traer la majada”, expresó Aguerre, al tiempo que recalcó que “el perro no es la sustitución de la mano de obra porque hay cosas que los perros no pueden hacer”, por ejemplo “el perro no alambra, no da toma, no carnea, pero sí hacen que su trabajo sea más fácil, que no tengan que pasarse 3 horas gritando para mover una majada, cuando el perro con un movimiento hace que la majada se mueva con otra agilidad, entonces no es una sustitución del peón rural sino más bien es jerarquizar la mano de obra haciendo que el trabajo sea más fácil y más eficiente sobre todo”.
Cuando van a traer majada, muchas veces, pasan tres o cuatro veces más del tiempo y utilizan más cantidad de gente para hacer esa actividad, cuando podría quedar uno con el perro dando toma, mientras el otro va a buscar la majada.
Un trabajo (dar toma a toda la majada), que podrían hacerlo en dos días, pasan cuatro o cinco.
Lo hace más agradable y llevadero.
