Las medidas gubernamentales para enfrentar la crisis del agro que supone la sequía actual, al menos las que hemos visto hasta el momento han consistido todas en lo mismo. Vale decir en aplazar los vencimientos por unos meses, hasta que el agro se “recupere”.
Esto es al mismo tiempo de ofrecer créditos “blandos” para que el productor pueda hacer frente a la crisis.
Honestamente no nos satisface porque significa una de las dos cosas. O el agro pagaba mucho menos de lo que podía pagar y ahora podrá pagar los gravámenes, mas la cuota fijada por el gobierno para solventar lo que debió pagar en estos meses de sequía o sencillamente no podrá hacer frente a las erogaciones y sólo verá agravarse la crisis.
Esperábamos mucho más del gobierno. Vale decir si en los momentos buenos el agro es capaz de hacer frente a sus obligaciones con el Estado, lo menos que puede esperarse es que en los mementos malos o de crisis como el presente, en que el productor pierde dinero e incluso en muchos caso corre riesgo de no subsistir, el Estado también asuma la crisis del momento y por lo tanto deje de recaudar de este sector.
En una palabra, aplazar las contribuciones de nada sirve, porque tarde o temprano el productor tendrá que pagarlas. Lo que sirve – a nuestro entender – es que el Estado, como el productor, viva las mismas peripecias y por lo tanto deje de recaudar de este sector.
No es ninguna prebenda, sencillamente es vivir lo mismo que vive el productor. Vale decir que si paga todo lo que puede y debe pagar es harina de otro costal. No es en este momento en que debe pensarse en esto.
La justicia social y la Justicia tributaria deben ser pensadas y adoptadas en los promedios de producción, no en los momentos de crisis, en que se produce poco, se pierde y encima deben asumirse los costos de cuotas que comprometen la rentabilidad de los negocios.
En resumidas cuentas, puede ser una buena medida, demostrativa de sensibilidad hacia el momento de crisis que vive el campo uruguayo, pero no sirve. Entendemos que el Estado, como los productores deben hacer frente a la crisis, entendiendo que no son momentos para recaudar, sino para arriesgar e incluso de dejar de cobrarle al campo.
Es la única forma de demostrar sensibilidad hacia los productores más chicos y medianos que son los que generalmente enfrentan las mayores dificultades.
A.R.D.