Entrevista con José Ignacio Otegui
José Ignacio Otegui (67), ha sido y es presidente de la Cámara de la Construcción del Uruguay desde hace 23 años. Estuvo en nuestra ciudad invitado por el Centro Comercial e Industrial de Salto para mantener una reunión con constructores y empresas de construcción locales en el marco del Día de la Construcción. Previo a dicha reunión, recibió a los medios de prensa, dialogando con EL PUEBLO para dar su punto de vista de la situación por la que está pasando el sector.
“Para entender a la industria de la construcción –comenzó diciendo Otegui-, hay que entender la demanda que tiene la industria, que ha cambiado radicalmente en los últimos 25 años”.
“Agarré la primera presidencia en el año 92 y llegué al 2001, ahí me cansé y me fui de la presidencia. En el 2004 me fueron a buscar, me convencieron de volver, yo no quería pero volví y les dije que era por 2 años. Todavía estoy, con lo cual llevo 13 años, porque entré en abril de 2005 y ya dije que me voy en la primera quincena de noviembre de este año. Ya tengo sucesor, que está armando el tablado como lo tiene que armar él, porque es él el que lo tiene que armar. Creo que viene bien encaminado”.
– ¿Quién va a ser su sucesor?
– Va a ser el Ing. Diego O’Neill, que viene de una empresa de arquitectura con muchos años en la industria. Él tiene 10 años menos que yo, es mi actual vicepresidente, es un hombre serio y me costó hacerlo decir que sí. Después de 23 años encontrar a alguien que diga que si y que sea aceptado por todos, sin competencia, no es sencillo.
– ¿Por qué nadie quiere agarrar la presidencia?
– La presidencia desgasta, aunque usted crea que no. Y usted puede hacer dos cosas, puede usar la presidencia en beneficio propio o puede no usarla en beneficio propio. Yo nunca la usé en beneficio propio, y creo que fue por eso que estuve 23 años, supongo que Diego O’Neill va a hacer lo mismo, será la persona encargada de llevar adelante una actividad compleja, pero no haciendo cauce para su empresa.
– ¿Por qué desgasta?
– Desgasta porque la construcción desgasta. Agarre a cualquier albañil, arquitecto o ingeniero y a los 60 años están todos cansados. Yo tengo 67, y estoy en la construcción desde los 22, y quedé al frente de la empresa a los 25, y a los 39 agarré la presidencia de la Cámara. Siento que cumplí un ciclo, la presidencia de la Cámara desgasta, todas las presidencias desgastan, algunas más que otras. La nuestra es una actividad que desgasta. En todo caso hoy la industria tiene una situación diferente de la que tenía hace 25 o 30 años, y nosotros tenemos muy evaluado y estudiado cuáles son los motores que dinamizan a la industria, que son tres.
Las obras de vivienda hechas con fondos públicos o privados, con fondos nacionales o extranjeros, y en todo el territorio nacional. Estimamos que en este 2018, probablemente el número esté en torno del 25% de nuestra demanda, que en términos de ocupación, las obras de arquitectura ocupa más personal que las obras de ingeniería, y ocupa más personal que las obras de vialidad, que son las otras obras que uno puede agrupar por grandes rubros: arquitectura, obra civil e ingeniería, que es un requerimiento de personas diferentes.
– ¿Qué podemos interpretar de eso?
– Que hay otros dos sectores que demandan igual o más que la vivienda en todo el territorio nacional. Usted tiene la obra pública, que probablemente este año esté en el 33 o 34%. La obra pública está al máximo, lo que quiere decir que todas las obras que estaban de alguna forma evaluadas en el plan quinquenal de inversiones del Estado están en marcha, están para empezar o están hechas. ¿Es suficiente? No lo es, pero es un buen número, por algo es una inversión mayor que las obras de vivienda.
Y hay una tercera demanda, que son las obras privadas no vinculadas a la vivienda, donde ahí aparecen cosas como los hoteles o los parques eólicos o las plantas fotovoltaicas. Este es el rubro mayor, llegó a ser el 60%. Este año probablemente estemos por debajo del 50. Eso compone toda la demanda que tiene la industria, que no es menor.
Cuando uno analiza una industria, tiene que verla toda, porque si no informo a los socios de todas las variables que tiene la industria, todos van a creer que están trabajando solos, porque en general son muy pocas las empresas que trabajan en todos los rubros. Le diría que de las empresas socias de la Cámara, me deben sobrar los dedos de las dos manos para decir que hay empresas que trabajan en los tres rubros. Por lo general se especializan en uno, las que hacen viviendas hacen viviendas, a veces hacen alguna obra de arquitectura, como la refacción de un teatro o cosas por el estilo, pero no se meten en las obras de ingeniería. Las que hacen obras de ingeniería, en general, tratan de no meterse en las obras de arquitectura, porque son obras totalmente diferentes.
Todas demandan mano de obra, cemento portland, arena, pedregullo, todos demandan los mismos insumos. Cuando usted demanda los mismos insumos a una bolsa que genera insumos, eso se fricciona. Y si usted no tiene claro cómo viene la demanda, lo más probable es que cometa errores, incluso de forma involuntaria, pero esos errores cuestan plata, y a veces cuesta muchísima plata.
– ¿Errores de qué tipo?
– Por ejemplo, cuando se hizo Montes del Plata. Acá, ¿era fácil encontrar una empresa que hiciera algo? No era fácil, teníamos 73 mil trabajadores ocupados en el país registrados en BPS, directamente en obra. Hoy estamos con 44 mil, estamos en una situación intermedia, por llamar de alguna forma la situación que tenemos hoy. En aquel momento todos los productos que estaban en la construcción, estaban sobre demandados, hoy no, hoy tenemos una situación de mayor equilibrio.
Supongo que esta situación se va a mantener el año que viene, y es probable que el primer semestre de 2020 también. La única obra que puede cambiar el ciclo de la demanda de la industria es la obra de UPM en Paso de los Toros, que no sabemos si se va a hacer o no, la verdad es esa. Hay gente que está a favor, gente que está en contra, gente que no opina.
UPM viene presentando su proyecto hace muchos meses. A mí me fueron a ver hace dos años, me plantearon la idea que tenían, les di mi opinión sobre cómo deberían encarar la puesta del escenario para ver si se puede hacer o no la planta, y la verdad es que el problema de fondo es el ferrocarril. Si no hay ferrocarril no hay planta. Es así. No hay forma de llevar la pasta de celulosa de Pueblo Centenario al puerto de Montevideo. Entonces hay que esperar que la licitación del ferrocarril, que de las tres empresas que se presentaron al final quedó una, bueno, ver qué pasa con esa obra, que si empieza antes del 31 de marzo del año que viene, la planta se va a hacer. Si la obra no se empieza en esa fecha, la planta no se empieza en esta administración, se lo firmo.
– El sindicato de AFE no viene colaborando mucho…
– Yo creo que hay mucha gente que no está colaborando, no solamente el sindicato de AFE, de rubros diversos, porque así como la obra de BOTNIA tuvo el respaldo razonable de la opinión pública, del gobierno, fue armada por el doctor Jorge Batlle que es quien autorizó la instalación del proyecto acá. El doctor Tabaré Vázquez cambia su decisión anterior y apoyan el proyecto, y el proyecto empieza. Hasta ahora me han tocado los tres proyectos, las empresas me han dicho, “encárgate de las relaciones con UPM o con BOTNIA o Montes del Plata”, y es lo que he hecho.
Esta vez con una fecha de término, que va a ser el año que viene, no quisiera seguir atado a una negociación cuando no tengo la presidencia de la Cámara porque en definitiva puede ser incómodo para las empresas, para UPM y probablemente para mí también. Pero les dije que en esta etapa de negociación los iba a acompañar. Y es lo que estoy haciendo, pero no se ha llegado a buen puerto con todos los términos que UPM quería acordar con los sindicatos que están involucrados en la construcción, que son el SUNCA y el sindicato de la metalúrgica. Ahí hay temas no resueltos que habrá que resolver en algún momento, los tengo claro, pero en definitiva hay una opinión diferente, UPM de un lado, los sindicatos del otro, y nosotros en nombre de las empresas, tal vez más cerca de UPM que de los sindicatos. Y esas cosas son las que van a definir si la obra se hace o no, hay que ver qué pasa con el ferrocarril, si no hay ferrocarril, no hay planta.
– ¿Cómo ha sido en estos años de su presidencia el relacionamiento con el SUNCA? Gremio fuerte que ha conseguido importantes conquistas como el más reciente de la ley de responsabilidad penal empresarial…
– Ese tema de la ley de responsabilidad penal empresarial se la pregunta a los senadores del Frente Amplio, no me lo pregunte a mí. Los senadores del FA cuando Oscar Andrade rodeó el Palacio, cambiaron el voto y la votaron. Es así. La historia a mí no me la cuentan, yo la viví. Entonces, yo de la ley de responsabilidad penal empresarial no voy a hablar, ya di mi opinión, estamos en contra. Pero las leyes después que están votadas se aplican, y cuando se aplican yo tengo que generar los instrumentos para que las empresas puedan manejar algo que es muy complejo de la mejor forma posible, es lo que hemos hecho.
– Bueno, ¿pero cómo ha sido el relacionamiento de la Cámara con el SUNCA?
– Agarré la presidencia de la Cámara en abril del 92, en mayo del 93 empezó una huelga de 83 días que dejó daños enormes al país, a la industria, a nuestros clientes, a los obreros, a sus familias y a las empresas. Los daños fueron monstruosos, usted no tiene ni idea del daño que se hizo, yo la viví y la lección mayor que me dejó la huelga es que debíamos hacer lo posible para evitar otra. No la he rehuido, y no la rehúyo, pero si puedo evitarla la voy a tratar de evitar. Una huelga en la industria de la construcción genera daños enormes.
No fue fácil en ninguno de los tres rubros que le dije. Si usted mira el déficit fiscal del gobierno del doctor Lacalle, el único año que tuvo superávit fiscal fue el año de la huelga, porque la obra pública se paró toda, las obras privadas de vivienda se pararon casi todas, y las obras de ingeniería que eran pocas en ese momento también se pararon. Siguió la obra subyacente, la obra de reforma, la que se hace sin BPS, sin nada, porque igual se vendió el 40% de cemento portland y se vendió el 32% de hierro. Quiere decir que hubo parte de la gente que estaba en actividad normal, pasados los primeros 15 o 30 días agarró changas, y punto. En todo el país pasó esto.
– ¿Es cara la construcción?
– A ver, Uruguay está caro, no la construcción. Para que el país deje de estar caro tienen que pasar por lo menos dos cosas, el dólar tiene que seguir subiendo, eso va en contra de la gente que quiere hacerse una casa, porque recuerde que la gente no gana en dólares, gana en pesos y tiene menos chance de comprar dólares.
Eso por un lado, y por otro lado, las cosas que vende el Estado, son caras. El cemento portland cuesta 132 dólares. Usted va a Brasil, a Paraguay o a Argentina y cuesta entre 80 y 90 dólares. ¿Por qué es eso? A mí no me pregunte, yo no fabrico el cemento portland. Ahora, pregúntele a ANCAP y a la Compañía Uruguaya de Cemento, ¿por qué hacen eso? Porque es un mercado chico, porque tienen un acuerdo por el cual si ANCAP no vende la Compañía Uruguaya de Cemento le paga la diferencia y los dos se quedan con un porcentaje equis del mercado, o cosas por el estilo.
¿Qué pasa con la energía eléctrica? ¿En Uruguay es barata? Para usted o para el señor de la estación de servicio o para el señor que tiene una fábrica que hace vasos o para el constructor, ¿es barata? No, para nadie es barata.
Los vehículos, ¿son baratos? Vengo de un viaje a Perú hace menos de una semana y me quedé sorprendido con los precios de los vehículos. Salen el 60% que acá, y tienen una maquinaria de la gran siete. Ahora, ¿por qué salen el 60% de los de acá? porque hay que mantener al Estado, y el Estado cuesta plata, y esto no son males que haya generado el FA, aclaro, son males que vienen de antes, pero nadie los corrige.