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“Tenemos que volver a ser el país culto, educado, con visión universal”

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Dr. Julio María Sanguinetti – Ex Presidente de la República

El ex Presidente de la República, Dr. Julio María Sanguinetti, recibió a EL PUEBLO en su estudio, y dialogó respecto a diversos temas de actualidad, ante su eminente regreso a la arena política. Compartimos con ustedes los principales aspectos de dicha entrevista.

La historia nacional ha demostrado que los grandes líderes, como decía Don Luis Batlle, se van de la política con los pies para adelante; por lo que vemos, ¿usted no será la excepción?
Bueno; yo nunca me alejé de la política, porque, cuando me retiré de la segunda presidencia y dije que no iba a ser más candidato a la misma, lo hice por dos cosas. Primero, porque no quería llegar a viejo y que me dijeran éste es un viejo de tal por cual, que no da espacios; no, yo dije voy a dar espacio, di espacio y sigo dándolo, al punto que hoy, sólo trabajo para los jóvenes. Segundo, porque quería dedicarme a escribir; fundamentalmente, enfrentar la visión histórica tergiversada que se está ofreciendo hoy, de la historia reciente, y, aún, de la historia patria en muchos aspectos; me dedique a esa labor. Escribí la “Agonía de la Democracia”, “La Reconquista”, contando la caída, contando el retorno; escribí un trabajo sobre Luis Batlle; últimamente, “El cronista y la historia”, en el cual recopilo artículos de polémicas históricas. Quiere decir que, eso, más el periodismo, más la actividad internacional, me significan una agenda llena, todo el tiempo.Dr. Julio María Sanguinetti y Dr. Adrián Báez (EL PUEBLO)
Pero, últimamente, qué ha ocurrido. Luego de dos períodos en que Pedro (Bordaberry) lideró al partido, se retira; a mi juicio, lamentablemente, porque es un parlamentario de extraordinaria calidad y categoría, y sigue siendo una voz muy respetada en el país. Sucede que, se produjo un desbalance, una gente fue hacia un lado, otra hacia otro, y mucha otra gente que no encontraba un rumbo claro, me vino a ver, y acepté coordinarlos, ser su porta voz. Entonces, armamos un movimiento, definido pura y simplemente “Batllistas”. Y ahí, arrancamos, en mayo. Comenzamos por Las Piedras, luego en el Barrio Sur de Montevideo, porque nuestra política son los barrios. Después, dimos el paso de ir a ver a los líderes blancos, para decirles cuál es mi idea, de que debemos trabajar desde ya, para un gran gobierno de coalición, que sustituya la coalición frentista. Una gran coalición democrática formada desde la oposición, para enfrentar una temática del país, que se ha hecho ya, bastante acuciante. Felizmente, siento que la gente lo entendió; los medios han acompañado mucho, porque comprendieron que mi paso era un acto con espíritu simplemente de sacrificio personal, porque no voy a ser candidato a la presidencia, porque no aspiro a nada; encabezaré una lista parlamentaria, si me lo imponen, por necesidades electorales o publicitarias, pero no por aspirar a ningún cargo, porque ya, a esta altura de mi vida, no me cabe nada en el currículum.

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¿Cuál sería el candidato ideal para el partido y qué perfil debería tener?
El Partido Colorado, hoy, tiene un reacomodo que incluye a Amorín con Coutinho, que han hecho una opción, que me parece interesante; en la otra punta, está Amado; luego, está la perspectiva de Talvi, que es una novedad, es un académico destacado, muy formado en la parte económica y social, con un buen planteo educativo. En torno a él, se ha formado una agrupación que se llama “Ciudadanos”, y que hasta ahora es la que ha estado patrocinando esta candidatura. Ya veremos cómo se presenta; sin ninguna duda, es un aporte importante al partido, es una figura interesante, hay una expectativa. Nosotros, hoy, no tenemos el candidato, podrá ser uno o podrá ser otro; podrá ser un candidato propio, o, podrá ser el propio Talvi. Interín, lo que tenemos claro, es que, el movimiento “Batllistas”, va a patrocinar una lista parlamentaria que esperemos sea importante, mirando, siempre, hacia un gobierno de coalición. Sentimos que debe haber una presencia importante del batllismo, y es en lo que estamos trabajando. Lo que percibimos, es que en el partido ha habido un cambio de humor, y que la aparición de “Batllistas”, ha generado un cambio de talante; aquella situación de mal humor, de cierto espíritu de decepción, ha cambiado. Veo por todos lados caras alegres, veo expectativas, veo esperanza, y asumo que, si actuamos con inteligencia, el partido va a volver a recuperar una presencia realmente significativa. Veo mucha ilusión.

¿Por qué le ha costado tanto al Partido Colorado en los últimos años, que aparezcan en sus filas, líderes, que le marque el rumbo a la colectividad?
Mire; los partidos, tienen liderazgos, y tienen etapas. En nuestro partido, luego del mal episodio que tuvimos electoralmente al finalizar el gobierno del Dr. Batlle, y de la crisis, apareció Bordaberry, que representó un proceso de recuperación; del 10% saltamos al 17%, y luego, sí, la elección pasada debió ser mejor, pero hubieron errores políticos que se cometieron.

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Y, desgraciadamente, Pedro (Bordaberry), se decepcionó y se retiró. Tuvo que luchar contra el prejuicio de buena parte de una sociedad, que lo condenaba, injustamente, por lo que fueron las responsabilidades políticas del padre.
Los liderazgos, no son fáciles. Las generaciones, no siempre se pueden sustituir fácilmente. El propio Frente Amplio, no tiene un relevo claro de la vieja generación, de la de Mujica y Vázquez, lo cual le ha costado, también. Es decir; en el país, hoy, en esta generación, no aparecen tan claramente líderes. Los líderes no se inventan; son el resultado de una construcción interactiva entre la sociedad y la figura política. Y eso, se da a veces más, y, a veces menos. Pero, irán apareciendo; yo no tengo duda. Por eso estamos en eso, para apadrinar jóvenes.

En su último libro “El cronista y la historia”, hace mención a la memoria y a la política; ¿la memoria en el Uruguay, ha incursionado tanto en lo político – ideológico, que ha obstaculizado la efectiva realización de una política nacional?
Ha sido un lastre. Porque se ha instalado una nostalgia muy equivocada. Ha habido un abuso de la memoria, y una ausencia de historia. Desgraciadamente, se ha incluido un relato falsificado de los Tupamaros, que ha hecho creer a toda una generación, que ellos, lucharon contra la dictadura militar, cuando ésta, fue posterior a su derrota. Todos sus tiros, sus secuestros, y sus crímenes, fueron contra la democracia, para instalar una revolución a la cubana. Eso está escrito y proclamado, una y otra vez. Lamentablemente, ellos no asumen la responsabilidad de que fueron los que sacaron a los militares de los cuarteles. Los militares no aparecieron porque un día se les ocurrió dar un golpe de estado; salieron obligadamente, cuando la fuga de la cárcel de Puntas Carretas, en 1971. Desde 1963 a 1973, el Estado se defendió con la Policía. Pacheco no había querido convocarlos, precisamente, porque tenía claro que la irrupción de las Fuerzas Armadas, tenía sus riesgos; y así ocurrió. Lo único positivo de los últimos tiempos, es que la reaparición de Amodio Pérez, por lo menos, ha recompuesto muchos aspectos de esa historia falsificada. Y, por eso mismo, escribí el libro “La agonía de la democracia”, sobre la base de hechos, absolutamente comprobados. Nuestra política ha sido siempre, mirar hacia adelante, y eso, lo hemos pagado caro, y lo ha pagado el país. Porque, mientras nosotros mirábamos hacia adelante, se producía este proceso de falsificación histórica que todavía, hipoteca al país.

Usted siempre ha expresado que, la gente ve lo que los gobernantes hacen, pero no, lo que ellos evitan. ¿Qué es lo que no se ha evitado, impidiendo que el país sea el que muchos anhelan, y otros añoran?
El Frente Amplio vino con la promesa de un gran paraíso. Iban a luchar contra del imperialismo, romper con el Fondo Monetario Internacional, no pagar la deuda externa, hacer una reforma agraria, repartir la tierra, nacionalizar la banca, etc. Eso, no bien llegados al gobierno, se enterró, porque era irreal, porque no tenía sentido. Y, si el Frente sobrevivió electoralmente y pudo aprovecharse de la gran bonanza de los mercados internacionales del 2003 al 2012; fue porque no cambió la base sustantiva de la política financiera y económica del gobierno. Las famosas “raíces de los árboles” que se iban a sacudir, quedó en la lontananza. Se mantuvo la misma deuda externa y los mismos funcionarios que la manejaban; se mantuvo las mismas relaciones con los organismos financieros, se le pagó al Fondo Monetario, contratando préstamos más caros con organismos privados, etc. Y, los sucesivos gobiernos, con Astori y su equipo, han estado tratando de defender, con muchas dificultades, el equilibrio fiscal, en discursos que se parecen mucho a los dados por los ministros de todos los tiempos.
Uno pensaba que, en un momento de bonanza, se iba a empezar por reducir la deuda; pues no. En el Uruguay duplicamos la deuda, y hoy, tenemos que pagar 1.500 millones de dólares todos los años, sólo de intereses; no hablo de amortizaciones o de otras cosas. A su vez, hay una enorme presión fiscal, que está poniendo en tensión la capacidad exportadora del país, lo que significa dificultades.
Se acompasa a todo esto, una situación paradójica. Ha habido crecimiento económico, y hay decadencia social. Primero, la crisis en la educación: la deserción liceal, los pésimos resultados de rendimiento escolar, etc. Segundo, la caída de la seguridad pública; los homicidios se han más que duplicado, las rapiñas, ni que hablar; en todo el país tenemos instalada una situación muy compleja, de la cual nadie se escapa.
La decadencia, a su vez, abarca otros aspectos de la sociedad: el irrespeto; la pérdida de los valores del comportamiento; la declinación del lenguaje, lo cual ha sido inducido desde arriba; es evidente. Ha caído una bomba en profundidad, sobre la cultura nacional, que es la base de lo que es el Uruguay. Ahora, por qué el Uruguay logró ser una República socialmente mucho más evolucionada y equilibrada que los vecinos. Justamente, porque tuvo una escuela pública importante desde fines del siglo XIX; porque tuvo un gran reformismos social a principios del siglo XX impulsado por Batlle y Ordóñez; porque en el año 1911 había un liceo en cada departamento. Y, eso, fue lo que le dio al país una cultura, una solidez, una capacidad de producir y de crear tanto en los ámbitos económicos como en los intelectuales. Eso, hoy, está en declinación. Desgraciadamente, estos gobiernos han sido una igualada hacia abajo.

¿Se aplica en política la idea de Max Weber, de “la ética de la responsabilidad?
Max Weber, distinguía la ética de la convicción y de la responsabilidad. La de la convicción, nos dice que debemos actuar conforme a nuestros principios; la de la responsabilidad, es la que nos dice que debemos tratar de llevar adelante nuestros principios, pero, asumiendo, siempre, las consecuencias de nuestros actos. Y esa, es la ética del gobernante. Porque, yo puedo, sí, actuar conforme a mis principios, pero derrumbar todo. ¿Por qué? Bueno, por falta de adaptación a la realidad.

¿En qué Uruguay le gustaría que vivieran las nuevas generaciones?
Yo diría que en un Uruguay como el que conocí, o con los valores que conocí en mi primera juventud, pero adaptado a los tiempos. Un Uruguay moderno, de la globalidad, metido en lo que es el mundo. El Uruguay fue grande mientras estuvo adentro del mundo, cuando se encerró, le fue mal. También, lo que no deseo, es que tuvieran que vivir los episodios de violencia, que llevó a que costara mucho recomponer las instituciones y los hábitos políticos del país. Aspiro, entonces, a un país que preserve los valores de convivencia, propios del Uruguay; a que superemos estos trances de inseguridad, y que retornemos, sobre todo, al camino de la educación.
Tenemos que volver a ser el país culto, educado, con visión universal. El Uruguay fue grande porque miró al mundo, y no se quedó en el barrio. Esa fue la visión de los grandes estadistas de nuestro país. Así pensó Don Pepe Batlle.

Entrevista Dr. Adrián Báez

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