Tuve un sueño con la fuerza de un presagio de prosperidad y belleza. Soñé con CoCreAr una estructura leve y etérea, un sistema hecho de personas y de ideas, capaz de sostener el trabajo artístico con la misma seriedad con que se sostiene cualquier oficio.
La idea apareció como una respuesta simple a un problema constante: los artistas crean, pero casi nunca cuentan con capital de trabajo. Soñé con una cooperativa que funciona como una red de impulso, un fondo común para financiar proyectos como, grabaciones, obras de teatro o ediciones de libros o videos.
Una herramienta liviana que financie sin violencia, que no tenga la voracidad del mercado ni la desidia de lo público. Que capitalice los proyectos con préstamos blandos, en cómodas cuotas sin intereses, sin pedir nada a cambio, a no ser el compromiso con el ARTE.
Sin tener que vehiculizar el logo que le quita belleza a la diagramación del programa y del afiche, ni tener que posar con los políticos de turno que solo aparecen para sacarse fotos y proferir la eufemística frase: apoyamos la cultura.
CoCreAr —Cooperativa de Crédito para Artistas— porque si creamos juntos podemos preservar nuestra autonomía ideológica, fundamental para el libre ejercicio de la creación artística.
1. El punto de partida
Algunas ideas regresan cuando la práctica las madura. La idea de la cooperativa de crédito para artistas nació de conversaciones, errores y aprendizajes. Del deseo de construir una herramienta que permita financiar procesos artísticos de forma rápida y eficiente.
2. Lo aprendido
En 2005 fui fundador en Belo Horizonte de la Red de Teatro de Rua (callejero) y cometimos un error que después vi que se repetía en muchas iniciativas: pensamos que la Red era un grupo más y cuando quisimos ver no conseguímos administrarla.
Descubrimos que el secreto es que cada grupo tiene su ritmo, su tono y su modo de respirar. Las redes funcionan cuando enlazan y acompañan. Una cooperativa cobra sentido cuando respeta esa diversidad y se convierte en un lugar de impulso, no de control.
Cada artista conserva su camino y la casa común sostiene el recorrido de todos. Tal vez, nuestro error principal sea colocar expectativas en instancias colectivas complejas y difíciles de administrar.
3. El propósito de CoCrear
Por eso, esta cooperativa tiene un fin muy claro y sencillo: financiar producción de ARTE. Un apoyo concreto para el trabajo artístico. Un fondo solidario donde un préstamo expresa confianza y compromiso con el resultado artístico.
Un sistema que facilita grabar, montar, publicar o exponer con libertad. El financiamiento es lo que mueve la rueda y fortalece el oficio, da el tiempo y los materiales y permite contratar técnicos para acompañar los procesos.
4. La forma
CoCreAr se organiza alrededor de un fondo rotatorio que presta dinero a proyectos artísticos concretos. Cada préstamo tiene destino definido, plazos claros y devolución sin interés.
El capital inicial proviene de los aportes de los socios fundadores, de convenios con cooperativas de crédito y de acuerdos con instituciones que respalden el sistema. Las devoluciones alimentan nuevamente el fondo y permiten que otros artistas accedan a financiamiento.
La cooperativa administra ese circuito con transparencia: cada socio puede ver en qué se usa el dinero y cuándo vuelve al fondo común. Un comité técnico evalúa las solicitudes y acompaña la ejecución del proyecto hasta su cierre.
El dinero se mueve de un artista a otro, de un proceso a otro, generando una rueda de producción sostenida. Una estructura pequeña, con reglas claras, creada para que la cultura tenga su propio sistema financiero y deje de depender de gestos aislados o favores institucionales.
5. El funcionamiento de CoCreaAr
Cada préstamo se aprueba sobre un proyecto concreto, con presupuesto, responsables y plazos definidos. La devolución combina dos vías: dinero y servicios.
La parte en efectivo se paga en cuotas cómodas y programadas, ajustadas al ritmo de cada producción, para que el artista devuelva sin interrumpir su trabajo. La otra parte puede cubrirse con actividades o productos culturales que la cooperativa gestiona, distribuye o comercializa.
Esa combinación mantiene el fondo activo sin frenar la creación: el proyecto sigue su curso mientras genera el propio retorno.
El dinero vuelve al fondo, los servicios amplían su valor y la cooperativa obtiene material para nuevos ingresos o intercambios. Así, cada préstamo se transforma en una cadena de trabajo, circulación y sostenibilidad.
6. La organización
El objetivo es que cada socio entienda cómo se mueve el dinero y cómo se toman las decisiones. Las tareas se dividen por áreas: gestión financiera, administración, comunicación y desarrollo de proyectos.
Cada área puede tener responsables rotativos, elegidos por períodos cortos, con rendición de cuentas simple y pública.
La gestión financiera administra el fondo rotatorio, aprueba los préstamos y controla las devoluciones. La administración lleva la contabilidad y mantiene la documentación al día.
El área de comunicación y desarrollo difunde los proyectos financiados, busca alianzas y oportunidades de circulación. Cuando un préstamo se devuelve parcialmente con servicios, esta área coordina el uso o la comercialización de esas actividades para generar nuevos ingresos.
CoCreAr se sostiene en la levedad, no acumula funciones ni se convierte en una productora de arte.
7. La intención
CoCreAr nace de una voluntad de orden: crear un sistema simple para que los artistas trabajen con continuidad y planificación. La idea es construir una economía artística estable, sin sobrepeso administrativo, sin burocracia, con foco en los resultados.
Cada préstamo es un acto de confianza regulada: se presta, se produce, se devuelve y ese mismo dinero impulsa el siguiente proyecto.
Su fortaleza está en el movimiento, en la capacidad de mantener activo el fondo, de profesionalizar la gestión sin perder humanidad. El arte se sostiene cuando hay estructura y recursos, cuando el trabajo creativo tiene soporte económico y previsibilidad.
CoCreaAr
CoCreAr presta, acompaña y reinvierte en la producción de bienes artísticos culturales. Su intención es consolidar una práctica de creación y sustentabilidad, para que los artistas de Salto tengan un instrumento financiero propio, hecho a la medida del trabajo cultural.
Este sueño es el que estamos construyendo juntos con la Red de Artistas; ¡SUSCRIBITE! Aprovechá y colaborá con PRODEA.
