El Banco Mundial (BM) se mostró optimista ante el futuro de la economía china, proyectando que ésta crecerá 9.5% este año, pero alertó a Pekín sobre los peligros de la burbuja inmobiliaria y el endeudamiento de los gobiernos locales.
El organismo internacional, cifró el crecimiento de la tercera economía mundial en un punto y medio más que el 8% que se fijó como objetivo el Gobierno chino.
«Ello supondría un crecimiento trimestral promedio de 8.8%, fácil de lograr considerando que en la segunda mitad de 2009 ya se situó cerca del 10%», destacó la entidad en su informe, precisando que el crecimiento debería continuar siendo sólido en 2010.
Además, estimó que no se espera un aumento excesivo de la inflación (entre un 3.5% y 4%) y aseguró que el crecimiento cambiará su naturaleza con respecto a 2009, con un descenso de las inversiones estatales y una recuperación continuada de las exportaciones.
En su informe, el Banco Mundial se une a las voces que, sobre todo en Estados Unidos, piden que China flexibilice la tasa de cambio del yuan con respecto al dólar.
Tras una lenta pero ininterrumpida valorización entre 2005 y 2008 (el yuan ganó en ese periodo cerca de un 20% de valor respecto al dólar), la moneda china está prácticamente fija desde que se iniciara la crisis financiera, regresando a las tendencias deflacionistas del lustro 2000-2005.
«La política monetaria tiene un papel clave en contener los riesgos de la inflación y una mayor flexibilidad en la tasa de cambio ayudaría al respecto», reportó el Banco Mundial.
Por su parte, China defendió su política de tipo de cambio, diciendo que el valor de su moneda, el renminbi (RMB), no es la causa principal del déficit comercial de EEUU con China.
«Es injusto y dañino depreciar continuamente la moneda de un país y al mismo tiempo pedir a otros países que revalúen sus monedas», dijo el vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores, Qin Gang, en una reciente conferencia de prensa. Agregando que esa acción no solamente es nociva para las relaciones comerciales y económicas entre China y EEUU sino también para el comercio internacional, especialmente en el período clave en el que la economía mundial está empezando a recuperarse.
El primer ministro de China Wen Jiabao exhortó también a todos los países y compañías a no iniciar guerras comerciales y monetarias, las cuales serían dañinas para la recuperación de la economía mundial.
CHINA – LA REVALUACIÓN DEL YUAN NO LO ES TODO
Tanto Estados Unidos como China tienen hoy problemas más graves que el precio del yuan, como sus déficits; el Gobierno estadounidense impondrá sanciones a las exportaciones chinas si su moneda no se aprecia.
Estados Unidos y China tienen problemas más apremiantes que un choque de divisas, como el organizar el gasto en estímulos y establecer el camino para un crecimiento sostenible.
Este mes, una ley aprobada por el Senado estadounidense facilitará las sanciones que el Departamento del Tesoro aplique a China por cosechar los beneficios de una moneda débil. Con ella se espera llamar la atención al Gobierno chino para que deje que el yuan se aprecie frente al dólar y reducir las exportaciones chinas.
Pero la disputa en torno al yuan es «realmente un síntoma de tensiones comerciales más grandes. La verdadera pregunta es cómo solucionar su problema principal de desequilibrio» afirma Douglas H. Paal, vicepresidente de estudios en el organismo Carnegie Endowment for International Peace.
Los desequilibrios económicos de ambos países no son un secreto. El año pasado China se convirtió en el mayor exportador mundial, tras una racha de excedentes que la ayudaron a reunir 2.4 billones de dólares de reservas internacionales de divisas, gran parte de ellas en dólares, gracias a una década de gasto dispendioso de Estados Unidos financiado por la compra china de bonos.
Sin embargo, una década de enérgico comercio ha debilitado al país asiático en otros aspectos, su demanda global de bienes es débil, lo que oscurece las proyecciones de crecimiento en las exportaciones, además sus grandes socios comerciales como Estados Unidos están sumidos en la deuda.
En consecuencia, la necesidad de que China diversifique su economía y aumente el gasto del consumidor es cada vez mayor. Conseguir un equilibrio es aún más difícil bajo la estela del gasto masivo en estímulos realizado por el gobierno chino en 2009.
Aunque dejar que el yuan se aprecie frente al dólar ayude a manejar los problemas económicos del país oriental, una divisa revalorizada no será suficiente frente a la creciente inflación, los altos precios de la vivienda y los abundantes créditos.
Son optimistas las proyecciones del Banco Mundial sobre el crecimiento de la economía China
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