El Dr. Luis Batlle Bertolini, vitivinicultor salteño, quien produce uvas y vinos en el predio que se ubica en Parada Daymán, en 37 hectáreas donde también se realiza la producción de duraznos, dialogó con EL PUEBLO sobre lo ocurrido con la última cosecha a partir del comportamiento del tiempo, atípico para la época.
Las condiciones climáticas que predominaron en los últimos tiempos no fueron precisamente los mejores para ese sector y surge de la palabra del entrevistado el apunte en cuanto a que “de los 10 años que estamos en este trabajo ha sido el peor”, señalando que “las lluvias intermitentes y de gran intensidad dañaron enormemente la viña”.
¿Qué es lo que más afectó el clima?
“El tema es que las lluvias y sol sucesivamente determina que aparezcan plagas dentro de la viña, fundamentalmente hongos y a pesar que uno los cura, no da tiempo a que se pueda eliminar totalmente la plaga. Y esto empieza a dañar de alguna manera a la viña, como ocurrió con el caso de la uva de mesa Cardinal, de la que perdimos el 70% de la cosecha, lo que no ocurrió con las otras uvas de mesa, porque todo depende del momento de la maduración”.
Al referirse a la producción de viñas para vinos, señaló que “al principio pareció como que iba a ser muy malo, pero sobre el final se recompuso la situación y si bien no pudimos sacar gran cantidad, se mantuvo la calidad dentro de determinados límites”.
LA VENTAJOSA
CONTRA ESTACION
Refiriéndose a lo que es estrictamente su producción, Bertolini señaló que “es de consumo de la zona y también se envía a Montevideo”, para resaltar que en cuanto a la uva de mesa “la ventaja que tenemos es la contra estación. Nuestras primeras uvas están saliendo para las fiestas de fin de año con una diferencia de entre 10 y 12 días con la producción del sur, por lo que salimos con nuestras primeras variedades cuando por allá aún no se ha logrado sacar uva”.
En lo que hace a la Moscatel “salimos en enero, en plena temporada turística, por lo que desde ese punto de vista andamos bien y recién en el Sur empiezan a sacar una variedad como la Cardinal, quizás no tan apetecible como la otra”.
El productor entrevistado refirió que trabaja un predio de 37 hectáreas de las cuales 4 las tenemos para producción de durazno de 4 variedades diferentes y unas 15 hectáreas para producción de uvas de mesa (3 hectáreas) siendo el resto destinado a la producción de uvas para vino con 5 variedades tintas y 3 blancas. Entre las primeras tenemos la Tannat que es el ícono de Uruguay en vinos, Merlot, Cabernet Sauvignon, Shirá y Carmenere, variedad esta última que en el país hay únicamente 3 ó 4 bodegas que la utilizan para vino, el que en Chile ha suplantado al Cabernet Sauvignon como el vino emblemático de ese país”.
IMPULSO DE LA
RECONVERSION
Luego, el productor recordó cuando se hizo la reconversión de frutales de hoja caduca que en nuestro país se hizo durante el último gobierno de Sanguinetti, entre los cuales entraban ciruelas, duraznos y fundamentalmente la viña, “cuando Uruguay aún no había tenido un destaque importante en cuanto a la calidad de sus vinos”.
Hizo mención entonces a la creación de INAVI (Instituto Nacional de Vitivinícola) “cuando se vio la posibilidad incentivar arrancar plantíos con cepas que no eran las más adecuadas para la producción de vinos de alta calidad y la implantación de viñas de mayor calidad, con horizontes hacia la exportación”.
El incentivo y el apoyo del gobierno fue abierto a todos quienes quisieran explotar la producción “y en Salto no fuimos demasiados los que nos interesamos en este tema, porque en definitiva tiene sus problemas desde el momento que es algo que está expuesto al clima. Ello quedó demostrado con lo que ocurrió este año y el año pasado se debió soportar una sequía importante que requirió mucha inversión en riego. Ello determinó que algunos productores que entraron en este tema se fueran quedando por el camino”.
Bertolini reconoció que no obstante el incentivo “contribuyó a que los vinos uruguayos comenzaran a aparecer en el mundo aunque sea a escala menor en cuanto a cantidad, debiéndose apuntar entonces a la calidad, utilizando determinadas cepas con determinadas características para elaborar vinos”.
ELABORACIÓN
Y EXPORTACION
Al momento de hablar sobre las perspectivas en este rubro de la producción señaló que “en el caso nuestro estamos elaborando vinos con el 25% de las uvas destinadas a ello y el otro 75% lo vendemos a otros productores del sur”.
Hizo mención a que “las perspectivas para los vinos tintos son importantes para esta zona del país donde la alta radiación solar hace que la uva tenga una maduración muy buena con grandes cantidades de polifenoles y azúcares”.
No faltó el recuerdo para Pascual Harriague, quien inició la vitivinicultura acá “ya lo había comprobado, sobre todo en lo que tiene que ver con el Tannat el que en esta zona del país tiene su mejor performance”.
En el final la acotación del Dr. Luis Batlle Bertolini se refirió a la posibilidad de incursionar en el mercado exterior, “habiendo cosas concretas por ejemplo en Costa Rica y Brasil, donde tenemos algunos contactos”.
Por lo demás la conclusión en cuanto a lo que significa la vitivinicultura “que está ayudando en cierta forma al crecimiento y el desarrollo de la región ya que requiere de mano de obra que permite ocupar a un número interesante de personas”.
De acuerdo a lo que señala nuestro entrevistado la producción de vino en nuestro país se sitúa en el entorno de los 100 mil litros por año “volumen pequeño teniendo en cuenta que Uruguay es uno de los países que tiene mayor consumo de vino per cápita”, concluyó.
Sobre todo en variedades de mesa Productor considera que la producción de uvas tuvo el peor año de la última década por exceso de lluvias
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