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miércoles, 5 de febrero de 2025
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Salto

La consecuencia no querida

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Salto fue equipo de desniveles. A veces apto. A veces desajustado. Pero siempre con una constante: las complicaciones para encenderse en los metros finales. 

El  saludable cuarto de hora final del primer tiempo, incluso con más de una chance de gol frente al arco de Martín Góngora, por ejemplo a través de una decisión por San Martín y otra de Ezequiel Martínez.

Pero fue eso nomás, en los 45′ iniciales del fútbol expuesto a la impureza técnica. Costó demasiado el control de pelota, en medio de tanto marcaje vuelto fiebre.

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Paysandú termina ganando, cuando en los 38′ de la recta final, el ingresado Walter Carbajal le pega como viene. Zurda letal y remate a rastrón sobre el palo izquierdo de Jorge Fleitas. 

El golero estiró su humanidad, pero con tanto veneno en el impacto, las piolas del arco admitieron la verdad inapelable, con ese 1 a 0 a favor del equipo de Abreu.

Salto perdió el primer partido en casa, porque se repitió demasiado en la primera media hora y porque en la recta final, tampoco las variantes generaron efecto. Luis Lima mezcló los naipes, pero las respuestas se limitaron de hecho. Costó entender la exclusión de Mautone, por ejemplo.

ANDAR BUSCANDO Y

ANDAR SIN ENCONTRAR

Pero más allá de piezas, el funcionamiento a contramano, ante un rival que llegó pensando más en no perder que en atreverse. Esa fue la diferencia con Salto, porque más allá del repertorio de relativo alcance, la actitud «naranjera» hasta generosa y más o menos saliente.

La consecuencia de una derrota que se plasma, por obra de una zurda que se iluminó en medio de los suspensos, hasta dejar en claro después el cuesta arriba que implicó para Salto, rebobinar en la mecánica ofensiva. 

Solo una chance por San Martín y con Braian Rodríguez blindado en soledad. los recursos de llegada en estado de crisis.

Paysandú ganó 1 a 0 y punto. No se trata de establecer que fue premio excesivo, porque el fútbol no siempre sabe de la generosidad de la recompensa, sobre todo cuando la duda es la que asalta. 

Paysandú vino y se fue con la garganta roja, porque Carbajal se hizo fusil y después Salto se quedó vacío de propuesta. 

La caída no es un drama, pero obliga a repensar. No se pierde de casualidad. Se pierde por razones. Mínimas o potenciales.

El poder de autocrítica tampoco podría faltar. Si no falta, se despeja el mañana. Caso contrario, la penumbra es la que manda. Y si la penumbra manda, no hay ilusión que resista.

   -ELEAZAR JOSÉ SILVA-

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