- espacio publicitario -Gustavo Chiriff Intendente

    Por segunda semana se puede ver la última película de John Carpenter, aunque no asuste tanto

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    quienes gustan (gustamos) del género del terror, recibir en las salas de cine de Salto la última película de John Carpenter es buena cosa. Considerado el maestro de dicho género, con películas que a esta altura forman parte de los clásicos del horror como «Halloween» (1978), «La Niebla» (1980), «La Cosa» o «El enigma de otro mundo (1982), «Christine» (1983), «El príncipe de las tinieblas» (1987), «El pueblo de los malditos» (1995), «En la boca del miedo» (1995), o «Vampiros» (1998), son algunas de las tantas películas que este artesano del terror nos ha obsequiado a lo largo de su extensa trayectoria.
    Así como ha cosechado éxitos en este género, también ha tenido destaque en otros, como la ciencia ficción con «Starman» (1984) o en el género de acción – fantasía con «Rescate en el Barrio Chino» (1986) o de mucha acción con «1997, rescate en Nueva York» (1981).
    En todas estas películas siempre se ha notado la especial mano de Carpenter, quien no contento con la ocupación de dirigir, también se ha dedicado a poner música a sus propias películas.
    Como sea, más allá de algunos recientes fracasos de taquilla, donde posiblemente podamos ubicar también a la película que estamos comentando, no deja de ser una buena noticia que Carpenter continúe en la dirección y en este género, que es lo suyo, donde se nota que se siente más cómodo. Debieron pasar nueve años para que retomara su trabajo de director para llegar a ver esta película de reciente estreno y que en las salas de nuestro cine se exhibe por segunda semana consecutiva.
    Carpenter siempre nos ha sorprendido con algunos desenlaces en sus películas, y esta no es la excepción, aunque de pronto un cinéfilo algo despierto pueda entender que al final nada es lo que parece y que al término de la película el misterio se resuelva al estilo de otra muy buena película filmada con anterioridad con «Identidad» (2003). Cuando compara ambas películas, uno no puede no hacerlo, se da cuenta que lo que hizo Carpenter fue mezclar el estilo del suspenso policial -que es lo que ofrece la primera de las versiones- con el terror fantasmagórico, lo que le permite salvar la nota de una posible denuncia de plagio para simplemente establecer que de una historia bastante similar, bueno, se puede hacer otra lectura, y acá somos benignos por el mero hecho que nadie podría acusar a John Carpenter de plagio, aunque en esta oportunidad se acerca peligrosamente.
    La cuestión es que se trata de una película de director, como todo lo de Carpenter, donde se deja ver su toque especial al momento de generar un ambiente de suspenso y horror mientras el misterio crece en torno a la historia que se cuenta.
    Si bien participan lindas chicas, el paralelismo con otra película ambientada también en un psiquiátrico, «Sucker Punch» (2011), es casual, porque la historia torcerá hacia otro ángulo, pese a que también en esta cinta las chicas desean escapar.
    Como toda película de suspenso, comienza con muy poca información e imágenes del pasado que comienzan a surgir en el personaje principal (Amber Heard), lo que empieza por darnos algunas pistas del rompecabezas que termina, obviamente, solucionándose al final, claro.
    Todas las actuaciones son correctas, la dirección es correcta, lo único que no parece muy políticamente correcto en esta historia de fantasmas es justamente el fantasma. En ese sentido, preferimos más el tratamiento de suspenso y miedo que el cine japonés sabe hacer y muy bien. Aquí Carpenter descuida un poco algunos movimientos previsibles y bastantes humanos de un fantasma, restándole bastante de lo sobrenatural que debería ambientar la historia.
    De todas formas, se trata de una película con marca registrada, y la faena de Carpenter se nota, aunque uno esperaría un poco más de alguien que ha sido declarado como el maestro del terror.
    Nuestra sugerencia, espere hasta último momento para levantarse de la butaca, nunca piense que una película de Carpenter termina antes de los créditos. Vea hasta el último segundo de la casi hora y media de película que no asusta tanto, y aquí el maestro se lleva en su carnet por esta vez un «puedo y debe rendir más» para la próxima.
    «Atrapada» («The Ward» o «La sala» en su traducción literal) solo motiva verla porque se trata de un Carpenter original, aunque no alcance a ser una etiqueta dorada o verde como en sus comienzos.

    A quienes gustan (gustamos) del género del terror, recibir en las salas de cine de Salto la última película de John Carpenter es buena cosa. Considerado el maestro de dicho género, con películas que a esta altura forman parte de los clásicos del horror como «Halloween» (1978), «La Niebla» (1980), «La Cosa» o «El enigma de otro mundo (1982), «Christine» (1983), «El príncipe de las tinieblas» (1987), «El pueblo de los malditos» (1995), «En la boca del miedo» (1995), o «Vampiros» (1998), son algunas de las tantas películas que este artesano del terror nos ha obsequiado a lo largo de su extensa trayectoria.

    Así como ha cosechado éxitos en este género, también ha tenido destaque en otros, como la ciencia ficción con «Starman» (1984) o en el género de acción – fantasía con «Rescate en el Barrio Chino» (1986) o de mucha acción con «1997, rescate en Nueva York» (1981).

    En todas estas películas siempre se ha notado la especial mano de Carpenter, quien no contento con la ocupación de dirigir, también se ha dedicado a poner música a sus propias películas.

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    Como sea, más allá de algunos recientes fracasos de taquilla, donde posiblemente podamos ubicar también a la película que estamos comentando, no deja de ser una buena noticia que Carpenter continúe en la dirección y en este género, que es lo suyo, donde se nota que se siente más cómodo. Debieron pasar nueve años para que retomara su trabajo de director para llegar a ver esta película de reciente estreno y que en las salas de nuestro cine se exhibe por segunda semana consecutiva.

    Carpenter siempre nos ha sorprendido con algunos desenlaces en sus películas, y esta no es la excepción, aunque de pronto un cinéfilo algo despierto pueda entender que al final nada es lo que parece y que al término de la película el misterio se resuelva al estilo de otra muy buena película filmada con anterioridad con «Identidad» (2003). Cuando compara ambas películas, uno no puede no hacerlo, se da cuenta que lo que hizo Carpenter fue mezclar el estilo del suspenso policial -que es lo que ofrece la primera de las versiones- con el terror fantasmagórico, lo que le permite salvar la nota de una posible denuncia de plagio para simplemente establecer que de una historia bastante similar, bueno, se puede hacer otra lectura, y acá somos benignos por el mero hecho que nadie podría acusar a John Carpenter de plagio, aunque en esta oportunidad se acerca peligrosamente.

    La cuestión es que se trata de una película de director, como todo lo de Carpenter, donde se deja ver su toque especial al momento de generar un ambiente de suspenso y horror mientras el misterio crece en torno a la historia que se cuenta.

    Si bien participan lindas chicas, el paralelismo con otra película ambientada también en un psiquiátrico, «Sucker Punch» (2011), es casual, porque la historia torcerá hacia otro ángulo, pese a que también en esta cinta las chicas desean escapar.

    Como toda película de suspenso, comienza con muy poca información e imágenes del pasado que comienzan a surgir en el personaje principal (Amber Heard), lo que empieza por darnos algunas pistas del rompecabezas que termina, obviamente, solucionándose al final, claro.

    Todas las actuaciones son correctas, la dirección es correcta, lo único que no parece muy políticamente correcto en esta historia de fantasmas es justamente el fantasma. En ese sentido, preferimos más el tratamiento de suspenso y miedo que el cine japonés sabe hacer y muy bien. Aquí Carpenter descuida un poco algunos movimientos previsibles y bastantes humanos de un fantasma, restándole bastante de lo sobrenatural que debería ambientar la historia.

    De todas formas, se trata de una película con marca registrada, y la faena de Carpenter se nota, aunque uno esperaría un poco más de alguien que ha sido declarado como el maestro del terror.

    Nuestra sugerencia, espere hasta último momento para levantarse de la butaca, nunca piense que una película de Carpenter termina antes de los créditos. Vea hasta el último segundo de la casi hora y media de película que no asusta tanto, y aquí el maestro se lleva en su carnet por esta vez un «puedo y debe rendir más» para la próxima.

    «Atrapada» («The Ward» o «La sala» en su traducción literal) solo motiva verla porque se trata de un Carpenter original, aunque no alcance a ser una etiqueta dorada o verde como en sus comienzos.

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