A mediados del siglo pasado, Salto se vio engalanado con un crecimiento comercial muy importante.
La ciudad crecía día a día con entusiasmo y esfuerzo de su gente. Un orgullo eran las tiendas instaladas en nuevos y modernos edificios.
Muy esmerada la atención al público y un refinado buen gusto en cada decoración.
Todo para servir al público, en la más importante ciudad del interior.
En el tiempo quedaron y en el recuerdo perduran los nombres de:
París Londres, El Triunfo. La Favorita, distinguida con el primer ascensor de la ciudad. Méndez Hnos., Alaska, La Moderna, La Gioconda, que beneficiaba enviando un muestrario de telas a domicilio para elegir, con precios marcados para todo el año.
Sederías Ganón con dos locales y dos grandes mercerías: Sixto y Lladó. Arola, tienda de confecciones de alta costura, realizó el primer desfile de modas en el Club Universitario.
Crecían mueblerías, talabarterías, zapaterías: Castagno, Scrofani e Iurato.
Dos fuertes establecimientos abastecedores de Ramos Generales: B y N Solari, Barbieri y Leggire, Casa Zunini y otros, no menos importantes.
Joyerías, bazares, ferreterías, jugueterías y farmacias, también nacían.
Cuatro confiterías de lujo ofrecían manjares.
Llegaba gente extranjera a instalarse definitivamente, enamorándose de la ciudad y admirados de las cascadas de Salto Grande y Salto Chico.
Por las noches, la calle Uruguay brillaba con sus grandes vidrieras artísticamente decoradas; siendo el paseo ideal de los fines de semana.
Todo público llegaba a pasear por la llamada Vía Blanca, anunciada con música de altos parlantes, hasta la media noche.
Al paso estaba La Cosechera, con sus parroquianos y el Café Sorocabana, donde entrar era seguro, atendido por sus dueños, que tenían fábrica de café en zona céntrica.
Cuatro grandes hoteles de alta distinción, reconocidos en el exterior, atendían al visitante. Aún hoy luce el primero, como reliquia de esplendor, el Gran Hotel Concordia; donde por primera vez la ciudad vio la luz elétrica.
Edificio éste, auténticamente conservado con amor y dedicación por la familia Mori Maglio; hoy, Museo de puertas abiertas, donde la señora Margaret Maglio invita a dar un paseo por el ilustre pasado salteño.
Aún queda mucho por contar del Salto Comercial antiguo.
Celia Ethel Sassi