Rosana Cortazzo es Profesora de Química y representante por el Orden Docente en el
Consejo de Formación en Educación (CFE) de la Administración Nacional de Educación
Pública (ANEP), cargo asumido el 8 de marzo de 2019 tras resultar electa por sus pares.
Estuvo esta semana de visita oficial en nuestra ciudad y dialogó con EL PUEBLO sobre el
motivo de la misma, así como también analizó el momento actual que se vive en la
educación del país en la etapa del retorno a la presencialidad en todos los órdenes de la
Enseñanza.

¿Cuál es el motivo de esta nueva visita a Salto?
La misma se desarrolla en el marco de que hemos vuelto a retomar el trabajo presencial.
Desde que asumimos en el año 2019 la idea de poder estar en contacto con los docentes,
y por lo tanto con los distintos Institutos de Formación en Educación que hay en todos los
departamentos del país a lo largo y ancho, siempre ha sido una preocupación de quienes
representamos a los docentes, pero ahora volviendo a retomar un poco la normalidad
previa a la pandemia, y por eso estuvimos de visita ayer en el Centro Regional de
Profesores del Litoral en el horario en que los compañeros coordinan habitualmente allí.
No pudimos coordinar que hoy también fuera el día de coordinación en el Instituto de
Formando Docente, pero como acá también hay obras y algunos arreglos, queríamos estar
en contacto con el equipo de Dirección y con algunos docentes que seguramente nos
vamos a encontrar en un rato.
¿Cómo ha afectado estos dos años de pandemia a la formación docente?
Dado que tenemos un trabajo desarrollado hace un buen tiempo en relación con CFI
Ceibal, teníamos sistemas de video conferencias, máquinas para nuestros estudiantes a
partir de tercer y cuarto año, el uso de plataformas educativas como CREA. Es decir, era
un proceso que tenía un impacto relativo en el quehacer educativo en condiciones
normales y que fue un soporte que permitió desarrollarlo. De todas maneras, pasado ya
dos años, vemos las limitaciones de toda una virtualización del trabajo porque la
enseñanza en la formación de grado, y sobre todo en carreras como las de docentes y
educadores donde lo socio educativo, lo socio comunitario es clave, requieren de espacios
de trabajo presencial. Por eso estamos de algún modo contentos de poder retomar en
este año esas características de trabajo.
Sin duda que la virtualidad en la educación en todos los niveles permitió que no se
frenara el año lectivo, pero ¿se tuvo que bajar el rendimiento académico para tratar de
contemplar ciertos desniveles operativos?
En principio no es que haya bajado la exigencia, el problema es que las condiciones de
vida, tanto para estudiantes como para docentes, a veces no permitieron una continuidad,
una conectividad. De hecho, nosotros habíamos solicitado a Ceibal la posibilidad de tener
más máquinas en préstamo, que nosotros llamamos préstamos de biblioteca para
estudiantes que pudieran venir al Instituto y llevarse por unas horas o por unos días una
máquina para resolver algún inconveniente, porque a veces en la familia había dos o tres
personas que tenían que usar los dispositivos, los espacios familiares no siempre son los
adecuados o aptos. Por eso también se vieron resentidos algunos aspectos, sobre todo la
práctica docente, los espacios de práctica se vieron resentidos. Por eso ahora tenemos
que retomar y ver cómo reforzar algunos componentes que no fueron atendidos de la
manera que deberían haberse atendido en estos años anteriores.
La pandemia y la virtualidad llevaron a que exista cierto grado de deserción entre
estudiantes. ¿Se espera entonces retomar la presencialidad con fuerza en este tiempo?
Sí. Nosotros, Formación en Educación desde hace muchos años a la fecha se viene
incrementando. Si me pongo en un lugar como el año 2017, nosotros teníamos veintitrés
mil alumnos. Hoy tenemos casi treinta y cuatro mil alumnos en todo el país en las cinco
carreras que ofrecemos. Formación en Educación de manera constante ha aumentado su
matrícula. El año pasado en particular, tuvimos un pico muy alto de matrícula, no tanto
para nuevas inscripciones sino para reinscripciones porque las condiciones de vida sociales
y económicas hace que a veces algunos estudiantes que en algún momento se retiraron,
retornen a finalizar sus formaciones, y también condiciones de falta de trabajo a veces
hace que estudiantes retornen a terminar su formación. Y, por otro lado, la posibilidad de
facilitar algunos mecanismos de estudio que a veces con horarios tan extensos la
presencialidad no se lo permitían.
Este año la matrícula tuvo un pequeño descenso, es decir, como que se estabilizó con
respecto a ese incremento bastante importante que había tenido en el 2021, pero
nosotros seguimos siendo, y lo digo para comparar con otras instituciones terciarias, como
es la Universidad de la República, nosotros tenemos casi el cincuenta por ciento de la
matrícula inicial que tuvo la Universidad de la República el año pasado, por ejemplo. Es
decir, que la opción de formarse como docente y educadores sigue siendo una opción
muy válida para muchos jóvenes y adultos en nuestro país.
Este martes ANEP comenzó a mostrar algunos aspectos sobre dónde pasará la reforma
educativa tan anunciada, ¿cómo analizan los docentes estos cambios propuestos?
Hay una vieja discusión que creo que la actual administración nuevamente pone como el
centro de la transformación curricular, cuando sabemos, y las experiencias nos muestran a
lo largo de la historia, pero también en nuestro país, que cambiar un currículum no es
condición per sé para que cambien las condiciones de enseñanza. Es decir, esa no es la
variable necesariamente a considerar. Por eso, a veces a nosotros nos preocupa que todo
el énfasis se ponga en eso y no se pongan en otros aspectos. Por ejemplo, la organización
del trabajo docente, la organización académica y la formación continua de docentes y
educadores, las características de las instituciones y la organización institucional, porque
esos son todos componentes que permiten también mejores condiciones de enseñanza y
de aprendizaje.
La transformación curricular que ANEP está proponiendo es para el sistema obligatorio.
Formación en Educación de algún modo está un poquito al costado de esa vía porque en
realidad también ANEP dice que para eso también se requiere una formación de grado o
una formación inicial que pueda permitir luego trabajar con ese currículum que se está
poniendo en práctica.
Lo que también creemos es que no es saludable los procesos por el cual se habilita la
participación de los docentes. La Asamblea Técnico Docente (ATD) que habrá este jueves,
en principio Formación en Educación la había pedido a principios de marzo. CODICEN de
manera intempestiva e impositiva definió que todos los subsistemas tuvieran ATD este
jueves, con la imposibilidad de organizar para las ATD de Secundaria, de Primaria y de UTU
con el tiempo suficiente. Y, además, porque nos obliga a los docentes, que por lo general
trabajamos en más de un ámbito, a elegir un lugar donde participar. Creemos que para
que también esa discusión pueda ser amplia y se retroalimente de las visiones de los
docentes, requiere los tiempos y los espacios para que eso se pueda dar.
¿Cuáles son los principales aspectos o problemática que hay que atender desde la
visión de los docentes?
No quiero dejar pasar esta instancia sin comentarle algo. Formación en Educación hoy
está en una encrucijada, porque la Ley de Urgente Consideración (LUC) en su artículo 198
plantea un procedimiento de reconocimiento de nuestras carreras con titulación
universitaria, y recientemente, ahora sobre fines de marzo, el Ministerio de Educación y
Cultura sacó una nueva resolución que dice cómo debemos presentarnos. Es decir, le
determina a la ANEP y al CFE qué currículum, qué tipo de docentes y con qué formato
tiene que darse.
Es decir, hay una vulneración de la autonomía técnica de la ANEP a partir de esa
resolución que pone en un lugar muy incómodo a Formación en Educación para ver cómo
se acopla o no, porque en lo personal creo que no podríamos acoplarnos a esa propuesta
del Ministerio de Educación y Cultura para la Formación en Educación. Con una mirada
externa que parecería mostrar como que esto es un beneficio para los docentes, porque
nuestro título tendría carácter universitario, pero en realidad, en el adentro, en las
instituciones, no se está promoviendo ningún cambio que genere universitarización de
nuestra formación, o que profundice la universitarización de nuestra formación.
Entonces, nosotros, más allá de la transformación curricular, ese es el debate central que
hoy tenemos, porque si nosotros nos fragmentamos, algunas carreras se reconocen, pero
otras no, algunos egresados pueden tener la titulación o no, esta organización de un
sistema nacional de Formación en Educación queda en tela de juicio, de algún modo
queda comprometido a partir de estas acciones. Por eso, desde el punto de vista docente,
esta situación es como la más acuciante de tratar de analizar y resolver.
Por Leonardo Silva