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miércoles, 23 de abril de 2025
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Se “asustó” ante control policial, intentó eludirlo y recibió disparos de balas de goma por la espalda

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Diario EL PUEBLO digital
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Con varias heridas en su espalda, susto, estrés emocional y temor por las consecuencias que la situación pudo haber tenido, Ezequiel Bravo, un joven salteño de 21 años de edad, que trabaja todo el día en el comercio de la madre de su novia, fue blanco de varios disparos efectuados por un efectivo policial, con un arma cargada con balines de goma, los que impactaron de lleno en su espalda.
El hecho ocurrió el martes sobre las ocho de la noche, cuando el joven agredido se trasladaba en una motocicleta que pertenece a la madre de su novia y a su vez empleadora, cuando al ser sorprendido por un puesto de control policial, hizo una maniobra para eludirlos por no contar con la totalidad de la documentación del vehículo, según afirmó, para evitar quedarse sin el birrodado al que precisa para trabajar y fue baleado.
Los policías del cuerpo de Radio Patrulla, se encontraban llevando a cabo el operativo “Relámpago Negro” con la finalidad de detectar motos que hayan sido robadas, ante la creciente ola de hechos de esta naturaleza. Pero al verse sorprendido por este operativo, se asustó por no tener los documentos que justifican la propiedad del birrodado y huyó, lo que motivó la reacción de los efectivos policiales que efectuaron disparos e intentaron detenerlo lanzando balazos, con proyectiles de goma.
Ante la circulación de fotos a través de las redes sociales sobre las heridas recibidas por el joven a quien le dispararon en la espalda mientras evadía el control policial, las que fueron subidas por sus familiares preguntando si actos de ese tipo eran legales, EL PUEBLO contactó al joven quien concurrió a nuestro medio para dar su versión de la situación y explicar lo que pasó, además contó la situación por la que viene atravesando y porqué no hizo la denuncia ante un hecho de estas características, donde finalmente el joven salió lesionado.
TEMOR E IMPOTENCIA
Ezequiel Bravo llegó a EL PUEBLO en compañía de Juan Pablo Lagos para contar lo ocurrido. “Veníamos en la moto, que si bien es de mi novia, la documentación la tiene mi suegra porque está a su nombre, y yo ando en la moto porque la necesito para ir a trabajar y para llevar a mi novia al liceo e ir a buscarla todos los días. Es que ella y sus padres viven en el barrio Burton donde tienen una rotisería en la que yo trabajo, yo vivo en el barrio Progreso, y los mandados para la rotisería los hacemos todos los días en la moto. Y después que terminamos de trabajar, sobre las 2 ó 3 de la tarde, tengo que llevar a mi novia al liceo porque entra a las 5 y 30 de la tarde y sale a las 10 y 30 de la noche. Y no la puedo dejar a pie porque está muy fea la situación en la calle para que ande sola caminando”, contó Bravo mientras se acomodaba para sentarse por el dolor que aún sentía en su espalda.
“Nosotros estábamos en un ciber porque él (Lagos) tenía que hablar con su madre por Facebook porque ella está lejos, no está en Salto, y después dimos una vuelta y nos volvíamos para mi casa, despacito y tomando mate, no veníamos de hacer absolutamemte nada. Cuando subimos por Rivera y llegamos a la esquina con Piedras, bajamos unos metros por Rivera, y estaban ahí, a lo oscuro”, contaron entre Lagos y Bravo.
“Yo le dije”, dice Bravo a Lagos, “mirá que están los inspectores y no tengo la libreta de propiedad de la moto”, y prosigue Lagos “entonces yo decido dar la vuelta y tomar por Piedras, subimos unos metros contraflecha es cierto, no estuvo bien, pero sentimos que los policías empezaron a disparar y yo les grité ‘Bueno, bueno’ porque me asusté, y cuando vi salieron varios policías más por calle Piedras y me tiraban palazos, entonces hicimos maniobras para zafar porque si nos agarraba un palazo de esos, nos bajaba, y seguro que nos iban a lastimar mucho más de lo que iban a hacernos que era sacarnos la moto. Pero con el susto por ver todo eso, nosotros optamos por salir disparando en la moto”, comentaron.
Bravo contó que tras los disparos de los balines de goma “yo venía con el termo y el mate en mis brazos, y no sentí nada, lo único que vi era que venían policías de todos lados a pegarnos y a tirarnos con las escopetas. A las tres o cuatro cuadras siento un ardor impresionante en la espalda y le dije a él (a Lagos que venía manejando) ‘me arde la espalda, y me toqué y tenía todo el buzo roto, pero de los nervios no veía sangre. Pero cuando llegamos a casa me saqué el buzo y tenía todo sucio de sangre y el buzo hecho un colador, con 11 agujeros”, narró.
En su casa se quitó la ropa “y me ardió muchísimo, la llamé a mi novia y también le avisé a mi suegra, pasé por lo de mi abuela, la puse al tanto de todo pero no quise moverme más por el dolor y los nervios”.
Ezequiel Bravo dijo que en su casa “todos me dijeron que llamara a la Policía y que denunciara el hecho. ¿Pero qué voy a ir a denunciar eso a la Policía si fueron ellos mismos los que me lastimaron? Entonces no fui, porque yo estaba asustado con todo lo que me había pasado. Estaba asustado pero igual al otro día fui a trabajar y me duele mucho. Mi novia me curó y me ayudó”.
El joven agredido contó que fue a una policlínica para hacerse ver ayer, pero le dijeron que “no podían certificarle nada de las heridas que tenía, y que para eso tenía que ver a un médico forense que le certificara el origen de las heridas”.
Pese a reconocer que estuvo mal en asustarse y eludir el control, aún atemorizado por la situación que le tocó vivir y angustiado porque junto a su amigo “fue tratado como un delincuente”, Ezequiel Bravo analiza llevar este caso ante la Justicia para que se llame a responsabilidad a los funcionarios policiales por su actitud violenta al emplear armas contra su persona.

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