Frecuentemente escuchamos a mucha gente proclamar con orgullo que el sistema uruguayo establece que la educación es gratuita e igualitaria para todo el mundo.
Si bien esto es filosóficamente así, en cuanto el acceso a la educación incluida la universitaria es totalmente gratuita para todo el mundo, lejos estamos de tener una educación igualitaria.
Nos explicamos porqué se habla de “bullying” en los centros educativos. Es que las diferencias siguen siendo notorias. No es cierto que haya equidad, aún cuando se haya avanzado hacia ésta.
Un estudiante de clase media alta o más aún de clase adinerada, nunca concurrirá a la escuela o el liceo o cualquier otro centro educativo, “a media barriga”. No sabrá nunca lo que es mojarse cuando llueve y permanecer con los pies mojados, porque seguramente concurrirá en el coche de sus padres o de algún vecino cercano.
No así el hijo del trabajador, del obrero que en el mejor de los casos tendrá que hacer determinada distancia a pie para tomar un ómnibus.
Un estudiante que no esté bien alimentado obviamente tendrá desventajas, pero máxime cuando está pensando en el panorama que queda en su casa, con padre desocupado o con menguado salario, con hermanos, padres o abuelos sin tener para alimentarse. Si “su cabeza” está enfrascada en esta situación, en lugar de concentrarse en los estudios, difícilmente rinda y logre las mismas calificaciones de quien no tiene estos problemas.
Esto es también violencia doméstica, sobre todo cuando los docentes y otras autoridades de los centros educativos miran para otro lado y no prestan suficiente atención a estas inequidades.
No afirmamos que sea en todos los casos, ni mucho menos hacemos responsable de ello a los estudiantes, pero si entendemos como padres, docentes y autoridades, tenemos responsabilidad y nos tenemos que hacer cargo de estas situaciones.
En tanto no eliminemos aspectos como los que hoy nos ocupan, seguiremos navegando en una burbuja y de nada valdrá poner el grito en el cielo, cuando estas situaciones de inequidades, estas diferencias de posibilidades exploten, con la misma o mayor violencia aún de la que les hemos impuesto nosotros.
Si se apunta sólo a la represión como forma de solucionar el tema de fondo estaremos errando el biscochazo. Los que “caen” o son apresados, son sólo los menos eficientes, los menos inteligentes porque los demás es probable que nunca los descubramos y seguramente son los más peligrosos.
A.R.D.
