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Recordaron los 40 años del Plebiscito de 1980 en el Hotel Los Cedros

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En la pasada jornada, en el marco de la conmemoración por los 40 años del Plebiscito de 1980, donde la mayoría de los uruguayos apoyó al NO contra la reforma constitucional propuesta por el régimen cívico-militar, el PARTIDO Colorado, a instancias de su juventud, recordó la histórica jornada, siendo los oradores principales e invitados de honor, el Prof. Manuel Flores Silva, el Diputado Ope Pasquet y Leonardo Vinci.
Estos, jóvenes militantes en aquella época, evocaron con orgullo la lucha por la recuperación de la democracia, haciendo un especial tributo a la figura del exvicepresidente de la República, el Dr. Enrique Tarigo.
Con un estricto cumplimiento de las disposiciones sanitarias dispuestas, se contó con una importante concurrencia, donde se destacó la presencia de autoridades, dirigentes y jóvenes de dicha colectividad.
HISTORIA
Desde 1975 ciertos sectores civiles y militares habían visto a la dictadura como la oportunidad histórica para construir un orden político diferente que el anterior orden democrático. Durante el período, la constitución de ese «nuevo Uruguay» tuvo dimensiones políticas, culturales y económicas; sin embargo, en el campo de la institucionalidad política la delineación de ese «nuevo Uruguay» nunca terminó de tener una fisonomía clara.
En el frente dictatorial convivieron desde corporativistas hasta liberales conservadores. La relación con los partidos políticos tradicionales fue un asunto de particular debate dentro del régimen; la propuesta de Bordaberry de disolverlos y los dilemas de los militares sobre si aliarse con algunos sectores tradicionales o crear un partido de la dictadura evidencian las dificultades para dotar de un diseño institucional a ese nuevo orden conservador. En 1980 la dictadura había tenido pocos años para transformar estructuras políticas de larga duración y muchas contradicciones a la hora de convocar a todos los conservadores detrás de un proyecto común.

EL DEBATE PROHIBIDO
En el año 2000, en una entrevista en la radio El Espectador, Enrique Tarigo recordaba la importancia que el debate televisivo que protagonizó tuvo para convencer a indecisos. Refiriéndose al papel de Eduardo Pons Etcheverry, dijo que «fue muy importante para gente de edad, gente conservadora. En un momento dijo: ‘Yo no soy ni tupamaro ni comunista; soy blanco, más bien a la derecha, pero esto sí que no se puede tolerar…’, algo de ese tipo. Creo que fue muy convincente para un sector que no estaba del todo decidido y al que él decidió a votar por No». Planteemos como hipótesis contrafáctica que dicho debate televisivo fue prohibido y eso posibilitó que, en el marco de la desinformación reinante, ciertos votantes de los sectores moderados de los partidos tradicionales votaran Sí. Estos votantes habrían aceptado el argumento propuesto por la dictadura acerca de que la nueva constitución posibilitaría un modelo de salida más controlada en el que participarían los militares y los miembros de los partidos tradicionales «no contaminados» por el marxismo. De todos modos, en caso de que el Sí hubiera ganado, su victoria habría sido acotada. No creo que hubiera conseguido crecer más de 10% de votos. Los sectores vinculados al wilsonismo, en el PN, y a Jorge Batlle, en el PC, aún tenían un margen importante de apoyo en sus respectivas colectividades.
En Chile ocurrió un plebiscito relativamente similar el 11 de setiembre de 1980. La diferencia fue que en ese caso triunfó la dictadura en un contexto de denuncias acerca de la formalidad del evento. Dicha victoria aseguró a la dictadura la permanencia durante una década e institucionalizó la presencia del Ejército y de Pinochet en la posterior democracia. Asimismo, el margen de maniobra de la oposición se vio reducido, lo que llevó a una creciente movilización social y una radicalización de las formas de lucha de algunos sectores de la izquierda, incluido el Partido Comunista, que por primera vez se planteó la posibilidad de la lucha armada. Es de suponer que un escenario similar podría haber ocurrido si hubiera ganado el Sí en Uruguay.
La constitución propuesta estipulaba que debía haber una fórmula de consenso con el aval de los partidos autorizados para proponer a un candidato único a las elecciones de 1981. La elección posterior, en 1985, sería una elección normal entre diferentes partidos autorizados cuyas listas debían contar con la aprobación de un tribunal de control del régimen. Aunque el plebiscito lo hubiera ganado la dictadura, un número importante de aquellos políticos autorizados por la dictadura se hubieran opuesto a participar en una candidatura única que les quitaba protagonismo.
Por dicho motivo, la dictadura se habría acogido al Acta Institucional 2 y Gregorio Álvarez habría sido elegido por el Consejo de la Nación en forma directa. Más allá de los políticos que habían apoyado el Sí, después de 1980 habría surgido otro sector de oposición moderada reconocido por la dictadura integrado por sectores del batllismo y el herrerismo que no habían estado de acuerdo con la reforma pero que eran partidarios de negociar con la dictadura; entre estos, Julio María Sanguinetti habría adquirido un liderazgo importante.

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