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lunes, 9 de junio de 2025
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Ramón Rivas Arquero, DT y empresario

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La historia lo ubicó en los dos momentos más importantes del fútbol salteño, en el año 1979 cuando siendo arquero obtuvo con su equipo el primer campeonato del interior y recientemente como director técnico de la selección de mayores cuando ésta obtuvo el segundo campeonato del interior para el departamento.
Un hombre exitoso en cada emprendimiento que llevó a cabo, tanto a nivel deportivo como arquero y director técnico como a nivel empresarial al frente de un negocio familiar que en el 2016 celebrará su 30 aniversario. Jugó prácticamente toda su vida en Ferro Carril, su “segunda casa”, como él le llama, aunque hizo un breve pasaje por Danubio en Montevideo en 1980 y un año en San Lorenzo de la Liga Agraria. Como jugador obtuvo 5 campeonatos salteños con Ferro, 4 campeonatos del litoral con la selección de Salto y un campeonato nacional; con San Lorenzo también salió campeón el año en que jugó. Se retiró a los 40 años y luego de dirigir un año a San Lorenzo comenzó un proceso de trabajo en Ferro Carril que le llevó tres años hasta obtener su primer campeonato como director técnico en el 2005, luego repitió su hazaña en el 2007, 2008 y 2009. El éxito de su emprendimiento lo llevó a dirigir la selección de Salto y este último año alzó la copa nacional de selecciones organizada por OFI (Organización de Fútbol del Interior). “Yo creo que por mi actividad deportiva y empresarial la gente ya conoce casi todo de mi vida”, comenzó diciendo Ramón Walter Rivas Machiavello, sin embargo EL PUEBLO intentó ofrecer a sus lectores para esta sección de AL DORSO, una óptica diferente sobre su vida.

¿Cómo fue su infancia y adolescencia?
“Somos 4 hermanos, tres mujeres y yo que soy el único varón y además el menor, crecí en Diego Lamas 2490 frente a la cancha de Ferro Carril, la cancha Santa Rosa, concurrí a la escuela 8 y al liceo Osimani. En esa época el baby fútbol no existía, jugábamos al fútbol en algunos baldíos, teníamos una linda barra de la escuela y del barrio, se armaban partidos contra los que estaban del otro lado de la vía. Cuando tuve edad para inscribirme en la liga (15 años) lo hice en Ferro Carril y jugué en cuarta como delantero y después empecé a jugar de arquero. Me gustaba más el puesto de arquero, de delantero creo que la carrera hubiese sido muy corta (se ríe). En esa época no se salía mucho, la diversión eran las matiné los domingos de tarde, los cines del centro, después los bailes de carnaval en Salto Uruguay y Universitario y los domingos algún baile en la confitería Oriental”.

¿Cómo descubrió su habilidad para estar en el arco?
“Con 14 o 15 años empiezo a jugar de arquero. Lo que pasa es que donde yo vivía había muchos acopiadores de naranjas y hacían un partido antes de entrar a trabajar ¡y yo estaba al arco siempre! El puesto de arquero te tiene que gustar, es el que gana menos de todos los jugadores del equipo y siempre es el responsable porque el delantero puede errar tres goles y no pasa nada pero el arquero se come uno y pierde el partido y después te quieren matar todos. Recuerdo que en el año 1969 habíamos llegado a la final con Peñarol y yo había tenido ese año en Ferro una temporada fenomenal pero sin embargo esa final me comí dos goles y perdimos. Nadie me reprochó nada, pero te queda eso. Después en el 78 jugamos tres finales con River y el último partido jugué con una clavícula quebrada y pudimos ganar tres a cero”.

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¿Después se retiró?
“A los 40 años me retiré… y lo tomé con naturalidad. Empecé a notar que me costaba ir a entrenar, que las lesiones duraban más en curar y los golpes los sentía por más días. Los arqueros son de los más golpeados que hay, ¡mirá que los golpes contra el suelo en estas canchas nuestras duelen! No tuve muchas lesiones, pero tengo un problema de rodillas, tuve cuatro operaciones de meniscos. Yo hoy esas lesiones las siento y te puedo decir que estoy al límite de tener que hacerme una prótesis de rodilla”.

También tuvo un pasaje breve como dirigente…
“Eso fue un poco casual, yo jugué un año en San Lorenzo y al año siguiente lo dirigí un año. Fue más para dar una mano, el fútbol de la Colonia Agraria tenía menos exigencia y esa fue mi primera experiencia como técnico. Más tarde me sumé a trabajar como dirigente de Ferro. Es bravo estar ahí porque el principal problema es el económico. Si bien Ferro es una isla porque tiene ingresos, a los demás clubes todo les es muy difícil. Después estuve un tiempo bastante alejado del fútbol, fue en la década del 90. Hasta que retomo en el 2003”.

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¿Su formación contó con el apoyo de Pedro Rocha y Sergio Markarian?
“Siempre fui muy inquieto en todo lo que hacía, curso que veía por ahí trataba de hacerlo y como tengo una hermana que vive en San Pablo que tiene un vínculo de parentesco con Pedro Rocha (un jugador salteño de la selección uruguaya), tuve la suerte de poder ir con él a prácticas del San Pablo y ahí se aprende mucho. Es otro mundo. También en mi paso por Danubio me quedó una buena amistad con Sergio Markarian que hoy está dirigiendo la selección de Grecia y él me ha proporcionado mucho material y me ha permitido participar en cursos”.

¿En el deporte habrá tenido dichas y sinsabores?
“Como técnico sufrís la impotencia que después que comenzó el partido no podés cambiarlo porque mandan los jugadores y uno se pregunta si el error fue en la planificación o en el mensaje. En el 2014 hicimos una temporada brillante con la selección y el gran error fue no haber podido aislar a los jugadores del clima del triunfalismo que había, porque ya se decía que Salto era campeón y sin embargo llegamos a la final y la perdimos, en casa y en las dos selecciones. Sin embargo este año con el mismo cuerpo técnico salimos campeones”.

¿Cuál es la receta para ganar un partido?

“La única receta que hay es el trabajo, en ningún ámbito de la vida podés prometer éxito y menos en el deporte donde hay muchas condicionantes, vos podés tratar de ser lo más organizado posible y tener un proyecto serio y eso no te garantiza nada pero te va a acercar mucho al éxito”.

¿Qué significa Ferro Carril para usted?
“Yo me crié en Ferro, mi vida se desarrolló en mi casa y en Ferro. Es mi segunda casa, a pesar de que ahora estoy trabajando en otro equipo y lo hago profesionalmente y cuando juego con Ferro le quiero ganar. Pero los afectos son muy fuertes, es una cuestión familiar, todos somos hinchas de Ferro”.

Complementa su vida la actividad empresarial…
“Empecé a trabajar de muy chico, a los 13 años, en el Telégrafo (calle Uruguay al 500) repartiendo telegramas. Empecé como mensajero, tenía un tío que trabajaba ahí y unas vacaciones me dijo que necesitaban a alguien, así que fui. La idea era solo por las vacaciones pero me terminé quedando. Iba al liceo de mañana, a trabajar de tarde y de noche al fútbol. Trabajé ahí hasta los 23 años, después unos 8 o 10 años más en un estudio contable donde aprendí mucho de gestoría y administración hasta que Víctor “Tongo” Alario me invitó para abrir una inmobiliaria y así arrancamos. Alquilamos el local en donde estamos hoy en el año 1986, después la sociedad se disolvió y quedé yo solo al frente de la inmobiliaria hasta que pudimos comprar el local. El año que viene van a ser 30 años que estamos acá. Dos de mis hijos trabajan conmigo y mi señora también, además el único funcionario que tenemos también es de Ferro (se ríe)”.

¿Se considera una persona exitosa?
“Soy una persona agradecida a la vida. Si bien no tuve una formación profesional, yo no estudié porque no quise, porque elegí el fútbol; sin embargo pude formar mi propia empresa y el fútbol tuvo mucho que ver en eso porque me dio una gran cantidad de conexiones, me abrió muchas puertas… después tenés que poner de tu parte. Yo tengo la suerte de que a mi esposa Isidra le gusta mucho el fútbol y compartimos eso. Tengo 2 hijos de mi primer matrimonio y 4 del segundo y 5 nietos. Son todos de Ferro, Germán (uno de mis nietos) juega en la sub 15 y tiene muy buenas condiciones y me gustaría dirigirlo si es que yo continúo, después tengo otro nieto que también tiene 15 pero no juega al fútbol. Entonces yo les digo -¡no todos pueden ser jugadores, algunos tienen que ser hinchas! (se ríe) ¡Y sí, todos son hinchas de Ferro! Hoy tengo 67 años pero en el fútbol voy a estar vinculado siempre, es una pasión y además no concibo un domingo ir a sentarme en la costanera habiendo un partido de fútbol para ir a ver.

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