Los niños y las personas de la tercera edad sin duda necesitan de determinados cuidados diferentes al de los adolescentes , jóvenes y adultos que por decirlo de alguna manera, se cuidan solos.
Los niños y los adultos mayores también tienen en común que muchas veces la dependencia con la persona que los acompaña es mas estrecha y demandante ,según las edades.
Al niño pequeño como al adulto mayor hay que acompañarlo al caminar, al comer, al ir al baño, no es independiente en sus acciones.
En la época de nuestros abuelos, en general la mujer no trabajaba fuera de casa, siendo la encargada de criar a los hijos y cuidar de sus padres, una vecina, una tía, estaban dispuestos a dar una mano.
Hoy el cuidado de uno como de otros en muchos casos se deja en manos de personas que están fuera del contexto familiar, al salir a trabajar los adultos en edad de hacerlo, la protección la trasladan a personas o instituciones de confianza.
La culpa de tener que tomar esta decisión, acompaña en muchos casos a padres o a hijos que no tienen otra alternativa de que sus niños o ancianos estén cuidados.
Las mujeres muchas veces intentan ser madres perfectas,preparar buen alimento, llevar y traer a los niños de la escuela, acompañarlos en los deberes y mucho más.
En la actualidad el padre suele compartir la responsabilidad que conlleva la crianza de los hijos, es más frecuente ver al hombre involucrarse en la totalidad de los temas relacionado al hogar en general.
Lo bueno de esta etapa es que luego que los niños crecen, se suele olvidar o preguntarse, de qué manera se podía hacer tantas cosas a la misma vez.
En el cuidado del anciano, la culpa también existe, porque muchas veces, este requiere de la presencia de un tiempo que puede no ser suficiente, parece ser que todo cuidado es poco. Somos los que somos gracias a quienes nos guiaron y protegieron de niños.

«Es un gran tema que no tiene una solución, no hay milagros, por eso tenemos que ir conversándolo como sociedad»
Para Lucía Minutti, Psicóloga
¿De qué forma afecta tanto física como psíquicamente a la persona que se hace cargo en solitario de niños como de adultos mayores? Para comprender este delicado tema, EL PUEBLO consultó a la psicóloga Lucía Minutti.
«Este tema –comenzó diciendo- ha ido cambiando a lo largo del tiempo. Antiguamente las mujeres, sobre todo las que lo hacían dentro del rol asignado, hacían las tareas de cuidados, y siempre había en las familias grandes mujeres que cuidaban a los niños y a los ancianos. A medida que las familias se van achicando y la mujer sale al mercado de trabajo, la tarea de cuidar se empieza a hacer bastante más dificultosa. Por algo aparecen una cantidad de empresas que se dedican al tema del cuidado, aparecen guarderías para cuidar a los niños. O sea, empiezan a aparecer desde lo social otro tipo de manera de resolver el tema del cuidado. Lo mismo pasa con los ancianos».
«Estamos en una época de transición. Por ejemplo, al norte de Europa hay países que tienen un sistema social de beneficios que focalizan mucho en lo que es el cuidado infantil. Entonces, uno de los miembros de la pareja queda por un año en su casa cuidando a ese niño con subsidios pagos por el Estado, ¿por qué? Porque alguien tiene que hacerse cargo de la tarea del cuidado. En nuestro caso, estamos en el rango de aquellos países que tienen dificultades económicas, lo que no hace tan fácil resolver o sostener económicamente este tema. Entonces, ese peso en la familia muchas veces se carga sobre el hombro de las mujeres, que termina sintiendo que aparte de tener que salir a trabajar, a veces no solo por un tema netamente económico sino porque la mujer quiere realmente desarrollarse profesionalmente, pero también está la parte en la que debe hacerse cargo también de los cuidados de esa familia, tanto del adulto mayor como de los niños».

«Eso genera una situación tensional importante que, si se le pregunta a cualquier mamá que trabaja, dirá que se pasó la infancia de los hijos repartida entre la culpa de no estar en la casa y la atención de los hijos, como una especie de vaivén que se genera en las personas al tener que hacer frente a esa situación».
«Es así que veo que estamos en un momento en el cual se están redistribuyendo las funciones en materia de cuidados. Esto también permite visualizar los cambios que se están generando en torno a lo que son las familias, que son cada vez más chicas y hay menos gente para poder ayudar a cuidar».
«Hay profesores que dicen que cuando nace un bebé, pasa a ser cuestión de la tribu el cuidarlo, y a veces, no hay tribu o cuesta desde el punto de vista comunitario, porque también antes si no estaba la abuela o la tía, estaba la vecina, pero siempre había alguien. Cuando, a veces, las casas se empiezan a vaciar, es muy difícil para una persona el tema del cuidado. Y muchas veces está el sentir de que no se tiene a nadie, que la persona siente que está sola al momento de cuidar los hijos, lo que genera tensión que muchas veces termina en situaciones de estrés importante, en otros casos aparece la depresión u otro tipo de situaciones que pasan a la salud física y psíquica de la persona».
- Esta situación, ¿podría solucionarse, al menos en parte, con las responsabilidades compartidas del padre con una presencia más activa en el cuidado de los menores como también de los hermanos en el caso de los adultos mayores de la familia?
- Sí, claro, es que de eso se trata en realidad. Se trata de que todos compartan el hacerse cargo del cuidado, en el caso de los niños, que se comparta con padre y madre. Sentir que la tarea es compartida y que se ayudan, no como a veces dice la madre que «no me está ayudando, son tantos hijos de él como míos, por lo tanto, la tarea es de ambos». Cuando la tarea es compartida, obviamente que hay estrés igual en los distintos períodos de la vida, como cuando son bebés o por la mera tarea de la crianza, pero en este caso sería de otra manera, porque al compartirse se puede llevar mejor.
En el caso de los adultos mayores, de los padres, tiene mucho que ver también el tema de los hermanos. Uno ve muchas veces que hay personas que dicen, «estoy sola porque mis hermanos no están acá, y en realidad soy yo sola». Eso también es difícil, también económicamente porque a veces no se puede contratar a personas para que queden con el adulto mayor, no se lo puede llevar a un lugar adecuado. Y estoy hablando de casos de situaciones comunes, de niñez o de vejez. Imagínese el caso de adultos mayores con algunas patologías que tienen que ver con la propia edad, como casos de demencia, Alzheimer, que requieren un cuidado especial y que el desgaste del cuidador es tremendo.
Entonces, que haya una familia o vecinos atrás, una comunidad que de alguna manera pueda sostener o que desde la comunidad, desde el propio Estado, se pueda financiar hogares diurnos para el adulto mayor o facilitar el apoyo para el cuidado, es muy importante. Porque cuando la tarea de cuidado absorbe tanto, la persona se deja de lado así misma y se dedica enteramente a eso, lo que puede derivar en frustraciones y tener costos a nivel psíquico. Pero ese costo también lo tienen los niños o los ancianos, porque a veces como uno no puede estar y cuidarlos, termina impactando también en la salud física o psíquica del que es cuidado.
En definitiva, es un gran tema que no tiene una solución, no hay milagros, pero tenemos que ir conversándolo como sociedad, tenemos que ir poniendo este tema arriba de la mesa, incluyendo áreas como al sistema educativo, en los espacios de salud. Tenemos que ir transitando un cambio de paradigma donde el cuidado sea responsabilidad de toda la sociedad.
«Queremos que crezca sabiendo que mamá y papá siempre
estarán para ella, siempre y cada vez que nos necesite»
Lourdes y Pablo, papás de Julieta:
Lourdes Silvestri tiene 34 años, es ama de casa y estudiante de 3er. año de Magisterio; su esposo, Pablo Cardozo, es empleado rural y tiene 40 años. Julieta es su única hija, tiene ahora 11 años y desde siempre, el cuidado de ella ha sido para la pareja la tarea compartida más importante de sus vidas. Es una historia de mutua colaboración para sobrellevar el esfuerzo cotidiano que implica trabajar, estudiar, ocuparse de las tareas del hogar y ayudar a Julieta a crecer. A veces, la distancia respecto al centro de la ciudad, al que hay que llegar todos los días para cumplir con las obligaciones, implica un mayor esfuerzo aún, ya que «vivimos en una zona bastante alejada de la ciudad, a la cual denominan Polígono de Tiro, próximo a la zona del Hipódromo», comenta Lourdes, quien así prosiguió conversando con EL PUEBLO:

-En una semana común, de época de clases, ¿cómo se organizan con las tareas?
Lunes y viernes, que son los días que no realizo práctica en la escuela, me encargo de la limpieza del hogar, lavado de ropa, almuerzo y de llevar y traer a Julieta a la escuela. Esos días Pablo se encarga de la cena y cuidado de Julieta desde que ingreso al Instituto (de Formación Docente) hasta mi regreso, que es a las 12 de la noche aproximadamente. Martes, miércoles y jueves nos repartimos más las tareas, porque debo concurrir a la práctica escolar, entonces yo llevo a Juli a la escuela, ordeno el hogar, preparo el almuerzo y 12:20 parto hacia la escuela de práctica. Pablo debe traer a Juli de la escuela y cuidarla toda la tarde hasta las 12 de la noche, porque yo salgo de la práctica a las 17 y me voy directo hacia el Instituto, ya que las clases comienzan 17:55. En la tarde, si bien Pablo se encuentra trabajando, se encarga de controlar y supervisar a Julieta ya que nuestro hogar se encuentra en el mismo establecimiento de trabajo. A cada hora constata y observa a Juli porque ella queda en la casa sola, a la hora de la merienda también debe ayudarla a preparar lo que va a merendar. Luego de cumplir su horario de trabajo se encarga de ayudar con la tarea escolar a Julieta. Además de lavar la cocina y posteriormente preparar la cena, debe estar pendiente de que Julieta se bañe, se cepille los dientes y se acueste temprano porque al día siguiente debe concurrir a la escuela. Si yo dejé ropa colgada, Pablo las dobla y las guarda en el lugar correspondiente. Además, ordena y lava las cosas que utilizó para la cena, como platos, ollas…
-¿Hay momentos en que sienten que necesitarían de más tiempo libre para disfrutar junto a la niña?
Sí. Más que nada por lo afectivo, a ambos nos gustaría compartir más tiempo o más juegos con ella. Personalmente, se me hace muy difícil llegar a las 00 horas a casa y encontrarla durmiendo después de haber estado con ella de 7 a 8 de la mañana, a la hora del desayuno, y a las 8 ya dejarla en la escuela. Hay días que sentimos que crece rapidísimo y que nos estamos perdiendo momentos, pero a la vez nos reconforta pensar que ambos luchamos por un futuro mejor para nuestra niña.
-¿Qué importancia le asignan a que sean los propios padres quienes estén en el cuidado de un hijo?
Para nosotros es sumamente importante estar presentes y acompañar su crecimiento. Creemos que a pesar de que otra persona podría ayudarnos con el cuidado de nuestra hija y quizás «alivianar» nuestra «carga», no sería lo más adecuado…
-¿Por qué?
Porque queremos inculcarle valores importantes como la familia, la responsabilidad, el esfuerzo y el valor de luchar por los sueños. Sin dudas, sería menor nuestro compromiso si delegáramos en otra persona detalles como la tarea escolar o la hora de la cena. Nos parece esencial que aunque sea uno de los dos esté presente a cada momento, formar parte de sus aprendizajes, sus sueños, sus emociones, y aún más en sus peores momentos; es decir, queremos estar presentes para ayudarla a afrontar sus miedos y demostrarle que siempre estaremos presentes para ayudarla, protegerla, guiarla y apoyarla.
-Entonces no delegarían ese cuidado en otras personas…
La verdad que no. Nosotros queremos que crezca sabiendo que mamá y papá siempre estarán para ella, siempre y cada vez que nos necesite, porque a pesar de que debemos ausentarnos por temas de trabajo o estudio, ella es nuestra prioridad y no delegaríamos nuestra responsabilidad como padres a ninguna otra persona.
«Desde que surgieron los Centros CAIF hace más de 30 años su trabajo ha sido realmente fabuloso, sobre todo en los lugares más vulnerables de nuestra sociedad»
Para María Márquez, asesora en Centros CAIF
María Márquez Rossi es maestra, actualmente posee un pase en comisión para Presidencia de la República quedando a la orden de Graciela Rompani, quien administra varios CAIF en Montevideo, ejerciendo tareas de asesoramiento pedagógico. EL PUEBLO dialogó con Márquez para conocer el trabajo que se realiza desde el sistema de los CAIF, de los cuales 26 de ellos se encuentran en nuestro departamento, atendiendo a 4.873 niños. Salto fue pionero en la instalación de un CAIF en el país.
- ¿Qué función social cumplen los CAIF?
- Ha sido fundamental, desde aquel primero que abarcaba a niños de los barrios Don Atilio y del Williams cuando en 1988, si mal no recuerdo, bajo la Presidencia de Julio María Sanguinetti siendo Eduardo Malaquina intendente de Salto, fue algo que terminó siendo emblemático y tomado luego como ejemplo. Es una política pública que promueve que aquellos niños que están en situación de vulnerabilidad, puedan desarrollarse desde la gestación, porque esa era la idea, con resultados de excelencia en salud y en educación de una manera interdisciplinaria, porque tengamos en cuenta que la sigla justamente es Centro de Atención para la Infancia y la Familia. Cuando se habla de contención y sensibilidad, uno se va a los extremos, porque siempre habla o de los adultos mayores, que son los que necesitan más atención siempre, o de la primera infancia. En este caso, se enfocó a la primera infancia, pero se agrega aquello nuevo de la familia, que fue innovador, y con gran acierto, porque hasta el día de hoy es reconocido por todos.
Se entendió muy bien el tema de los roles adentro de los CAIF, que son muchísimos, y que he aprendido a valorar desde que soy docente. Hace más de veinte años cuando estudiaba teníamos que ir a visitar a los CAIF. Esos roles terminan siendo muy distintos a los que hay en cualquier otro tipo de centro educativo, como tener que atender a bebés dentro de un CAIF. Entonces, una sensibilidad especial teniendo el rol de educadores o de técnicos de apoyo, con jornadas que también son diferentes en los contextos de vulnerabilidad que se manejan. No es lo mismo un CAIF en un asentamiento acá, por ejemplo, que en un cantegril de Montevideo. Los CAIF que he visto en Montevideo son realmente mucho más vulnerables que los que uno ve acá. Entonces, aquello de lograr el objetivo del CAIF que es lograr el lugar ideal de aprendizaje jugando, y además fortaleciendo a los referentes familiares, se va volviendo utópico a veces, además que la gente que trabaja en los CAIF, siempre digo que son personas muy especiales, los admiro tremendamente porque se debe tener aptitudes especiales. No digo que tenés que ser mejor que un docente, tenés que ser especial. No cualquiera puede trabajar en un CAIF.
Se debe tener una aptitud especial para poder trabajar con niños pequeños porque se debe tener una comunicación especial con el cuerpo, te tiene que gustar tirarte al piso, tener empatía. Muchas veces hablamos de bebés, entonces tenés que tener paciencia, no se puede fastidiar. Se debe tener capacidad de trabajar en equipo con el otro, hay que ser prácticos y tener poder de organización, ser sensible pero que tampoco le afecte demasiado, no se puede volver llorando todos los días a tu casa porque las cosas que se ven a veces son muy fuertes.
Trabajar en un Centro CAIF además implica tener visitas al hogar, desarrollar tareas en el barrio, talleres con la familia. Por eso decimos que se trata de una tarea muy completa y ha sido muy valorada no solo en Uruguay sino también en el exterior.
Siempre pongo como ejemplo el CAIF de Constitución de Salto, que trabaja de una manera espléndida. Siempre digo, que quien vaya a Constitución que vaya a visitarlo, porque será seguramente una experiencia que no olvidará.
- El objetivo de los CAIF, ¿pasa por sustituir a la familia o complementarla?
- Complementarla, totalmente, y además ayudar a los miembros de la familia, a mejorar la comunicación entre ellos y con la comunidad. Mejora la percepción, el lenguaje, que a veces ni eso tienen, porque hay chicos ya grandecitos que ingresan al CAIF sin hablar. Terminan mejorando su rendimiento incluso en matemáticas, aunque si bien eso es objetivo de las escuelas, en el CAIF lo mejoran. Trabajan sobre la autonomía, porque a veces en la casa no saben cómo enseñarles a comer y en el CAIF aprenden las habilidades básicas. Mejoran la memoria, las relaciones de espacio, porque a veces los chicos se chocan con las cosas. Las nociones de tiempo.
Entonces, todas esas cosas si serán importantes cómo mejoran a los chicos y a la familia que tiene que ver con la función de los CAIF. Es fundamental la contención que tienen los menores ahí. Desde que surgieron los Centros CAIF hace más de 30 años su trabajo ha sido realmente fabuloso, sobre todo en los lugares más vulnerables de nuestra sociedad, por algo se establecen en esos barrios, donde realmente se necesitan y donde por lo general, hay sobrepoblación de chicos.
«A veces, en las noches, yo pensaba que
me podía morir y que la iba a dejar sola, porque nadie la va a cuidar como yo»
Sandra Suárez dedica la vida al cuidado de su madre
Sandra Suárez es la única hija mujer de Herminda, o «Chela» para los conocidos, una señora que pasó los 80 años. Cuando esta enviudó, en el año 2007 (su esposo fue el recordado Inspector Gral. de Policía Juan Carlos Suárez), Sandra entendió que «no podía dejarla sola» y empezó entonces una dedicación exclusiva a su cuidado. «Por el cuidado que lleva está bastante estable, gracias a Dios sin enfermedades físicas, pero su caso es muy complicado porque tiene afectada la parte del habla, entonces requiere un continuo seguimiento para saber qué quiere y qué no, o si algo le duele o no. A veces tengo alguna persona que me ayuda, por algunas horas, pero no es gente especializada, y de la familia nadie. Por lo general en estos casos en la familia, unos «no quieren ver» y otros no sé… pero no están más». Así comenzaba expresándose Sandra al conversar con EL PUEBLO para este informe. Y así proseguía el diálogo:

-¿El vínculo realmente fluido de ella es solo con usted?
Es que al perder la memoria y el habla, le es muy difícil conectarse con otras personas, con la única que está siempre conectada es conmigo.
-¿Y cuándo han venido otras personas a cuidarla?
La mayoría son sin experiencia…En este tiempo, las personas con experiencia como aquellas que sabían hacerle un tecito o sabían qué le pasaba a la persona que cuidaban, parece que ya no existieran. Pedí para tener gente a través del BPS pero no me corresponden esos cuidados. Con la gente que me ha dado una mano, tengo que estar yo, porque cuando le ha dado alguna descompensación por bajón de presión, la única que la saca de eso soy yo.
-¿Cómo ha cambiado su vida en estos años?
Por ejemplo dejé completamente de salir. Tengo que estar con ella todo el tiempo porque si la dejo con otra persona, esa otra persona no entiende cómo actuar para sacarla de ese trance que decía si le da un bajón de presión. Incluso he tenido personas que les cuesta atenderla porque se cansan, por ejemplo de darle la comida, ya que ella come despacito, hay que tener cuidado que no se ahogue, entonces tengo que estar siempre. A veces no duermo en toda la noche, ni en todo el día, a veces me siento mareada, se me duerme la boca, porque tuve parálisis facial justamente por eso, por estar nerviosa y sin dormir bien. Ya me acostumbré a no dormir, pero es difícil. Incluso en diciembre se me diagnosticó Diabetes tipo 2 y me dijo el médico que es todo por el estrés. A veces miro a mis amigas que van a un cumpleaños, o se reúnen para verse y me dan ganas, pero no se puede.
-Por lo que cuenta, usted también desmejora…
La verdad que estoy desmejorando. No digo que sea por mamá, pienso que es porque la familia se retira. Los hijos, los nietos, los que han vivido en la casa de mamá, los que ella ayudó y protegió. Sus hermanos también están mayores y es imposible que puedan ayudar. A veces, en las noches, yo pensaba que me podía morir y que la iba a dejar sola, porque nadie la va a cuidar como yo, no es que me quiera hacer la que mejor sabe cuidarla, pero lo sé porque lo comprobé. Una de sus hermanas capaz que sí, pero si fuera más joven…Nadie más.
-¿Se siente incomprendida por el resto de la familia?
Sí, no me comprenden y quieren opinar sin ver, sin estar, y aconsejan cuando yo soy prácticamente la madre, la ama de casa, la enfermera, la doctora, la auxiliar de servicio…Todo. A veces no es la persona que cansa sino el alrededor, la gente que no te entiende.
-¿Qué pasa en lo económico?
Es muy difícil también. Los remedios son caros, muy caros. En el Hospital a veces los remedios no tienen el mismo nombre y no son iguales.
-¿Qué piensa sobre la internación en un hogar especializado?
Nunca la internaría. Lo digo con respeto hacia esos lugares y a quienes hacen ese trabajo con amor, pero no son todos. No confío en lugares que cuidan a la gente enferma. Me he enterado de personas que están por ejemplo deshidratadas, y acá yo estoy todo el tiempo dándole agua, té, jugo. Pasan a ser como hijos… es triste y es real. No sé de dónde saco fuerzas porque es difícil ver a la persona que más querés, deteriorarse, ir para atrás, es como un acompañamiento hacia atrás.
-¿Cómo es Chela?
Tierna, dulce, siempre fue muy amable, es un angelito para mí. Siempre fue muy bonita. Y yo trato que todo lo que le pase sea lo que le gustaba, que coma y haga lo que le gustaba, que se vista como le gustaba. A veces da mucha impotencia, dolor. A veces juego con ella como si fuera una niña, no querés ser sus padres pero tenés que ser.
-¿Algo a destacar como positivo de todo esto?
La paz de saber que protejo al ser que me dio la vida. Que le doy de comer como ella lo hizo conmigo. Que no la dejo un segundo sola y aprendí por lo menos yo a ser mamá, porque no tuve hijos y aprendí lo que siempre dije que las mujeres tenemos dentro por inercia o por naturaleza, ser mamá. La paz que diste amor, que lo hiciste con amor y que está cumplida tu misión.
-¿Algún mensaje final?
Me gustaría que se controlara más los geriátricos, para que se trate bien a los viejitos, que son los que nos dieron la vida y nos cuidaron. Y me gustaría que el gobierno dé una remuneración a las personas que no podemos salir de la casa, de al lado de la persona que cuidamos, porque es difícil y es mucha carga… y al final uno queda solo y desamparado.
«Nuestro servicio o nuestra
misión, está enfocado bastante al servicio humanizado»
Clara Rosa – ASISPER
Tras 27 años en el medio brindando el primer servicio de acompañantes del interior del país, ASISPER debió reestructurar y reorganizar la empresa para poder continuar otorgando a sus socios calidad, en un marco diferente como el provocado por la pandemia. EL PUEBLO dialogó con Clara Rosas, quien reconoció el trabajo en equipo llevado adelante por los 130 funcionarios de la institución.

27 AÑOS DE SERVICIO EN EL MEDIO
Nuestro servicio o nuestra misión, está enfocado bastante al servicio humanizado. Justamente, es dedicarle tiempo a nuestros socios que, muchas veces, tienen la carencia de un familiar, ya sea por trabajo o porque viven solos.
La mayor parte de nuestros servicios, son en sanatorios o en hospital, en internación; tenemos algunos domicilios pero son muy escasos, en situaciones puntuales o alguna patología puntual.
En agosto de este año cumplimos 27 años, siendo la primera empresa del interior del país, lo cual no es poco.
Durante todos estos años hemos cuidado a miles y miles de salteños, brindado miles de horas de dedicación, de compromiso, de empatía, que es lo que nosotros le pedimos a nuestro acompañante, más allá del acompañar, del estar en el momento, de apoyar al familiar, al paciente, lo primordial para nosotros es ponerse en el lugar y en la situación de esa persona, y entender, porque, muchas veces, es eso, la empatía, lo que generamos en el otro en esa situación tan especial.
La relación generada, lo que las acompañantes generan, es único; porque se mantiene en el tiempo, en las próximas internaciones los mismos socios llaman y solicitan ser cuidados por tal o cual acompañante, acordándose de su nombre, dónde viven, etc. Se interiorizan del otro, porque, muchas veces, el acompañamiento es por tiempo prolongado.
El cuidado que nosotros brindamos es de 8 a 16 y hasta 24 horas; entonces, imagínese si generarán un vínculo que, por supuesto, no lo olvidan más.
LA PANDEMIA
Estamos ante una situación puntual de pandemia, que ha limitado un poco las internaciones y eso se ve reflejado en la cantidad de servicios brindados.
El año pasado fue un año atípico y seguirá siéndolo este 2021, por un tiempo, imagino, bastante prolongado para todos. Como empresa, tuvimos que aggiornarnos y seguir los reglamentos, protocolos y disposiciones del Ministerio de Salud. Si bien al principio no fueron tan estrictos, al día de hoy ya es diferente. En el mes de julio hubo un ordenamiento del Ministerio, el N° 751, si mal no recuerdo, que nos exigía el hisopado para todos los funcionarios que entraran a las instituciones, cosa que la empresa cumplió, se hisopó a todo el personal y, por supuesto, las medidas de cuidado que la empresa tiene que brindar, siendo obligatorio el uso de sobre túnica, tapabocas y guantes.
Tienen que tener, también, un cuidado personal previo al ingreso de la institución, yendo con su ropa, llevar el uniforme y la sobre túnica y cambiarse en la institución, al retirarse lo mismo, cumplir con las medidas de lavado de manos y utilización de alcohol en gel, todo eso, de forma indiscutible. Entonces, la empresa se tuvo que reorganizar.
Cuando surgió todo esto, el abastecimiento de materiales fue escasísimo, además de caro. Nos tomó por sorpresa, ya que veníamos con una demanda de materiales que, siempre se les fueron brindando, porque guantes, por ejemplo, siempre tuvieron, pero sobre túnica era algo que no teníamos y, mientras esperábamos el pedido y la llegada, las acompañantes, lo cual debemos tener en cuenta, como todo el mundo, sentían temor, debiendo la empresa transmitirle tranquilidad al funcionario para que él, lo hiciera con el socio. Por lo tanto, si bien el año fue difícil, me parece que, este 2021, está un poco más encaminado, tenemos un poco las cosas más claras, ya con la rutina de cumplir con los protocolos y los cuidados que son necesarios, estamos en camino.
SOMOS UN EQUIPO
No nos podemos olvidar que, cada área de la empresa es un eslabón de la cadena. Los acompañantes, por supuesto, son los prioritarios que llevan esto adelante; pero, detrás, están los coordinadores, que tienen un trabajo logístico para asignar de acuerdo a los turno. Tenemos que tener en cuenta que, ahora en los sanatorios y en el hospital, tenemos horarios de entrada, tenemos que tratar de enviar siempre al mismo personal debido al COVID.
Entonces, es un trabajo interno posterior al ingreso del acompañante que, muchas veces, no se ve. Tenemos a los cobradores quienes, aún con el COVID, han cumplido con sus funciones, y con los protocolos necesarios están continuamente en contacto con los socios.
Hemos reducido en algún momento los horarios de oficina pero, tenemos los protocolos necesarios para que puedan seguir viniendo.
Fíjese que tenemos 23 beneficios aparte del servicio de cuidados que brindamos a nuestros socios, y estos se han visto limitados, tanto por la pandemia como por la reducción del ingreso y demás.
Por lo tanto, hay un trabajo detrás, sintiéndonos amparados, por ejemplo, por la Dra. Tambucho, quien es una referente en la salud, y nos transmite seguridad, estando constantemente en contacto con nosotros, ante cualquier duda, tanto nuestra como de las acompañantes. Entonces, podemos decir que trabajamos tranquilos. Nos sentimos cuidados.
Es bueno destacar que, nosotros en el momento tenemos alrededor de 130 funcionarios en la empresa, todos quienes cumplimos con los protocolos dispuestos ante las medidas sanitarias, y las acompañantes, que son las que están y se sienten más expuestas en los sanatorios; por lo cual, queremos transmitirles a nuestros socios de que hay una resolución del Ministerio del mes de marzo, así como también la Federación Uruguaya de la Salud, estableció que, ninguna empresa de cuidados puede asistir a enfermos de COVID.
Nos parece que es algo importante aclarar, porque surgen comentarios.
Evaluamos al recibir la solicitud del cuidado la patología; se exige el resultado negativo del hisopado para brindarlo.
Si es otra patología diferente, vamos al cuidado y, muchas veces, las instituciones hacen test preventivos para evitar focos intrahospitalarios, y en ese caso, no hay inconvenientes.
«Tenemos un equipo maravilloso que es el mismo desde que arrancamos; es un grupo bastante sólido, unido y firme»
Dra. Débora Cambrilla – Residencial Sol
EL PUEBLO dialogó con la Dra. Débora Cambrilla, directora de Residencial y Servicio de Acompañantes SOL, quien manifestó su satisfacción por el trabajo realizado durante el 2020, ante la complejidad de reestructurarse la empresa en función de las exigencias impuestas ante el COVID 19.
READECUACIÓN ANTE LA EMERGENCIA SANITARIA
Nosotros brindamos dos servicios. Por un lado está la Residencia, y por el otro lado está el servicio de acompañantes. Creemos que el tema de la formación, es fundamental para poder afrontar la realidad cuando pasan estas cosas. Y, el trabajo de la salud en sí, si uno no sigue formándose, tiene menos herramientas.
Entonces, lo que hicimos en la Residencia, ni bien sucedió lo que pasó el 13 de marzo, fue juntar a todo el personal para hablar. Nosotros pertenecemos a una Red de Residenciales a nivel nacional que pertenecen todos a salud pública, estando permanentemente en comunicación. Así fuimos interiorizándonos de la situación, comenzando a comprar todos los insumos, interiorizarnos de lo que se debía hacer, también. Nos costó mucho porque, por ejemplo, venía gente de la salud inclusive, y cuando les exigíamos que se colocaran la vestimenta adecuada, se enojaban con el personal; al principio no se pensaba que fuera a pasar lo que sucedió. Les parecía que era como demasiado. Pero nosotros preveíamos que no sería así. Más cuando trabajamos con adultos mayores que son una de las poblaciones de mayor riesgo.
Pero, a su vez, cuidándonos a nosotros mismos. Porque nosotros somos los vectores del virus, somos los que entramos y salimos, porque, los adultos mayores, están ahí adentro.
Tuvimos períodos en los cuales las visitas estaban permitidas con día y hora, con los cuidados que tenían que tener el familiar, quien, tampoco, podía ser mayor de 65 años, todo con pautas. Esto, para no tenerlos aislados. Igual, nunca se perdió la comunicación con los familiares porque, con la tecnología, tenemos la video llamado, el Zoom; Tampoco se perdieron las actividades, porque los talleres se siguieron haciendo, como consulta con la Psicóloga y clases de Yoga, o sea, todas las actividades que se tiene de recreación. Esto con respecto al Residencial.
También debemos resaltar que, tenemos un equipo maravilloso que es el mismo desde que arrancamos; es un grupo bastante sólido, unido y firme. Tuvimos vicisitudes, pero pudimos ir adelante.
En cuanto al servicio de acompañante, es algo diferente, porque, si bien tienen que tener todos los recaudos, tanto para entrar a los sanatorios y hospital, como en los cuidados en los domicilios, formándolos, también, de la misma manera, es algo que no conlleva un esfuerzo complejo como el del Residencial.
En esta área también estamos agrupados a otro grupo que hay a nivel nacional, apoyándonos ante las adversidades, porque, solos, es muy difícil. Las adversidades mismas de la burocracia, por ejemplo; las propias pautas que nos envía salud pública, pero, después, no nos brinda las herramientas.
Por ejemplo, guantes siempre tenemos, pero tapaboca, la sobre túnica, en el caso que se requiera otras cosas, y el uso del alcohol en gel y del armonio cuaternario, sumado a que todo lo que ingresa, así sea un papel, tiene que ser todo pulverizado, porque viene de afuera.
Tenemos igual la suerte de contar con una planta física que tiene un garaje en el costado, entrando muchas cosas por allí, dejándolas al aire libre. Tuvimos que hacer, también, instalaciones nuevas para que el personal se cambiara, porque no pueden llevarse el uniforme, por lo mismo. Tuvimos que cambiar un poco la logística de todo, y eso implica gastos que corren por cuenta de la empresa, y se quieren hacer las cosas correctamente.
NINGÚN CASO NI HISOPADO
Por suerte, nosotros, hasta el momento, no hemos tenido ningún caso ni tenido que hisopar a nadie. No fue necesario. No tuvimos ningún caso, ni siquiera de cuadros respiratorios, ni en invierno ni ahora.
Los otros días salió un informe en el diario EL PAIS, que, justamente, uno de cada seis de los que mueren, son pacientes institucionalizados. Y en verdad, no es así. Porque se vio que, los contagios mayores, son intrafamiliares. El tema es que, si le llega a tocar a un adulto mayor que está institucionalizado, es obvio que tiene más comorbilidad, por edad, porque tiene múltiples patologías. Si cuidamos todo eso, los contagios mayores se dan fuera. Por eso se está viendo que, se suspenden las visitas, porque la gente joven es la que tiene el COVID, transmitiéndoselo al adulto mayor, por ejemplo.
CONTINUAR ADELANTE
La última norma es que, hasta el 31 de enero las visitas están restringidas, siguiendo con todos los protocolos. Tratamos de llamar a la emergencia en caso de que estemos ante uno grave, si no, tratamos de manejarlo en lo que podamos, y, evitar que entre gente, ya sea de la salud, pues ellos están en varios sitios. Tenemos un lugar, que es la parte de enfermería, como un consultorio, en el cual, si se llama a algún médico u otro personal de la salud, va a ese sector, por lo cual, no está entrando a la residencia.
Pensamos en este 2021, seguir luchando, nunca bajando los brazos y seguir por más. Porque, también hay que decirlo, hay mucha fatiga de los cuidadores, o sea que, por un lado tenemos que seguir con el personal de salud, reuniéndonos, hablando de cosas que pasan; pero, por otro lado, está la fatiga de personas que quieren ingresar porque, los familiares están cansados. Porque, los cuidadores que están en la casa, los adultos demandan muchos cuidados que a uno le puede parecer que no, pero que es en forma continua, un 24 por 7. Y, también, todo eso tiene un costo.
Y en el servicio de acompañantes, con todo esto del COVID, cada vez es más necesario porque, no se puede entrar a los sanatorios u hospitales, solamente es una persona, y a su vez, quién va a ir a cuidar a un lugar en el cual tiene mayor probabilidad de tener contagios cuando estamos tratando de estar en casa.
Los dos son servicios esenciales en este momento, y nosotros estamos para apoyar y ayudar a los familiares.