La colocación de familiares, amigos o correligionarios en un puesto público cuando se asume un puesto político de relevancia o un cargo jerárquico es de por sí contraproducente.
Pero es importante separar los casos porque son muy diferentes. Sólo en el plano departamental debemos decir que esto siempre ha sido así y al menos desde que tenemos conocimiento de los mismos, ha habido amigos, hermanos, hijos, parejas, correligionarios y amigos ingresados a la Intendencia Departamental, “por la ventana”.
No es cuestión de dar nombres, porque cualquier salteño que haya pasado por estas etapas sabe a lo que nos referimos.
Hoy trascienden nombres y situaciones similares prácticamente en todos lados, en Intendencia y más allá, que trascienden todos los partidos que han tenido cargos de gobierno e incluso otros jerarcas que no están vinculados a ningún cargo dentro del gobierno, pero si del Estado, que mantienen también situaciones polémicas.
Pero como decíamos no todos los casos son lo mismo. Cuando alguien accede a un cargo de confianza, es obvio que el gobernante tiene la potestad de designar legalmente a quien entienda que es más capaz y de más confianza para el mismo.
Tampoco entendemos cuestionable cuando un cargo se cubre con una persona que por su capacidad o sus conocimientos es elegida, aún cuando se trate de un familiar, de un amigo o de un correligionario, pero en estos casos entendemos que quien lo designa tiene el compromiso de dar a conocer la situación, para que no sea secreta, para que no se haga a espaldas del pueblo y sea este quien avale o no la designación.
No es esto lo que habitualmente sucede. Se prefiere hacerlo “de callado” y en estos casos por lo general se esconde la verdad de la cuestión, se está ante un caso de corrupción o de corruptela que bien se sabe el pueblo no habrá de compartir.
Que sepamos nunca se dan a conocer estos ingresos y sería una sana costumbre, porque quien no tiene nada que esconder debe proceder en forma transparente.
En épocas pre electorales prácticamente todos los partidos se golpean el pecho y se declaran los más transparentes, pero no es así llegado el momento de poner en práctica lo que predican.
El mejor favor que se puede hacer a la democracia desde estas tiendas es obrar con la mayor transparencia, porque esta es la forma de prestigiar y engrandecer la democracia.
A.R.D.
Que conste: no nos gusta
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