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Periodista fue despedida por atreverse a preguntar si el presidente tenía problemas de alcoholismo

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La periodista despedida

Censura en México. Al final Carmen Aristegui fue restituida

Carmen Aristegui es una periodista mexicana de larga trayectoria en radio y televisión, víctima de censura desde el poder político y empresas mediáticas. El texto que reproducimos parcialmente corresponde al leído por la propia periodista tras ser despedida de la empresa MVS por atreverse a preguntar al aire si el presidente de México, Felipe Calderón tiene o no problemas de alcoholismo. Los subtítulos nos corresponden. Finalmente a los pocos días fue repuesta en su lugar de trabajo.

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CASTIGAR POR CUESTIONAR A LOS GOBERNANTES

Aristegui fue despedida del noticiero matutino Noticias MVS en febrero del presente año. La periodista expresa que “el pasado viernes 4 de febrero en mi libre derecho a la expresión, formulé un comentario editorial que aludía a un incontrovertible hecho noticioso. A raíz de lo ocurrido en la Cámara de Diputados el día anterior, cuando un grupo de legisladores exhibió una manta (tela de algodón) con la foto de Felipe Calderón con los ojos enrojecidos en la que se leía: “¿Tú dejarías a un borracho conducir tu auto?, ¿no, verdad? ¿y por qué lo dejas conducir el país?”. Naturalmente se produjo una gran rispidez que orilló a suspender la sesión en el recinto legislativo. Había ahí ya una historia que contar a nuestras audiencias.  Mi compañero Omar Aguilar presentó con gran profesionalismo ese hecho noticioso con pulcritud, con claridad y con suficiencia, jamás ocultó ni la manta, ni el contenido de la manta, ni a los autores de la manta. No trampeó a nadie y presentó al público, como el público lo merecía, todas las expresiones que en diferentes sentidos se emitieron al respecto.

¿TIENE PROBLEMAS DE ALCOHOLISMO EL PRESIDENTE?

Nuestro auditorio quedó perfectamente informado del acontecimiento y con elementos suficientes para hacer su propia valoración. La información presentada me sirvió a mí de base para formular el citado comentario editorial “Dejemos a un lado la caricatura”, dije, “tomemos el asunto con seriedad” e hice algunas otras consideraciones. Terminé con un cuestionamiento formal a las autoridades “¿tiene o no problemas de alcoholismo el Presidente de la República?”. Yo no tengo manera de corroborarlo pero, si fuera el caso, sería algo delicado que debiéramos saber, no hay nada ofensivo en la interrogante, especialmente si se trata de algo que, de existir, afectaría por su naturaleza la toma de decisiones que impactan en todo momento a millones de personas en el país. El comentario editorial cerraba diciendo que el tema merecía una respuesta seria, formal y oficial de la propia Presidencia de la República. La Presidencia no respondió a la periodista, de inmediato exigió a los dueños –que no a la periodista- una disculpa pública inmediata por la tremenda osadía.

ASUNTO DE INTERÉS PÚBLICO

Reconozco que el cuestionamiento era duro, pero de ningún modo injurioso o difamatorio, tampoco se transgredía en ningún punto el código de ética que ha sido aludido. Era simple y llanamente la formulación de una pregunta válida. Pregunta hecha por una periodista cuya intención quedaba perfectamente delimitada. El estado de salud y grado de equilibrio de un mandatario, por supuesto que es un asunto de claro interés público. La sociedad mexicana tiene derecho a saber con certeza, sin ofensas, sin caricaturizaciones sobre las condiciones de salud de quien ha tomado y seguirá tomando todos los días decisiones gravísimas que impactan sobre el destino de la nación.

El motivo de mi despedida, se dijo, fue haberme negado a ofrecer una disculpa y transgredir el código de ética. Cosa que es falsa y se convirtió sólo en una coartada. En este momento no sólo no rectifico, ni me disculpo, sino por el contrario: ratifico la pertinencia de que la Presidencia de la República se manifieste al respecto.

EL JUEGO DEMOCRÁTICO

El ejercicio del poder hace que las figuras públicas sean sujetas a escrutinios e interrogaciones a los que no estarían sujetas otras personas por razón, precisamente, de sus responsabilidades y del impacto de sus decisiones. En una democracia esto forma parte del juego. ¿No tuvo Bill Clinton que hablar del semen depositado en el vestido azul de una muchacha ante una audiencia de millones de personas? ¿No acaso el estado de salud de Dilma Rousseff fue motivo de debate público antes de llegar a ser la Presidenta que ahora es? ¿Acaso no son las francachelas y excesos de Silvio Berlusconi materia del debate nacional? ¿Por qué en México los empresarios de los medios pueden ser sometidos a presiones indebidas para que silencien a sus comunicadores? ¿Por qué la sociedad mexicana se tiene que conformar con una sola visión de las cosas?

ALERTAS Y CRÍTICOS

El país no está más para seguir perdiendo los espacios que hemos ganado; el país no está para que se nos sigan regateando los derechos que nos pertenecen. México atraviesa por un momento crítico, el nivel de descomposición, de violencia y de debilitamiento institucional es profundamente grave como para quedarse parado. No nos puede ganar el pasmo cuando el futuro de México se ha ensombrecido. Nos necesitamos informados, alertas, críticos, no nos podemos dar el lujo de tirar por la borda lo ganado ¿a cuenta de qué lo justificaríamos?

EL DERECHO A PREGUNTAR

Mi estimado amigo Jorge Ramos escribió hace algunos años un texto magnífico que tituló “El derecho a preguntar”. Recordaba ahí a la maestra Oriana Falacci quien decía que no debía existir ninguna pregunta prohibida. Todo se puede preguntar. Con mayor razón si se trata de preguntarle a gente con poder. Jorge contaba también de una entrevista realizada al Presidente Vicente Fox. Había interrogantes en el ambiente de por qué aparecía desanimado, sin ímpetu, sin grandes propuestas. El periodista le preguntó al mandatario, y con ello no alimentar rumores, sino tratando de clarificarlos. Fox miró al periodista y contestó simplemente “No”. Por supuesto no le gustó la pregunta, pero la contestó. Tal como escribía Ramos “no hay pregunta prohibida, no hay pregunta tonta, y cuando surge la oportunidad hay que hacerla, aunque sea una última vez”.

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