“Aprobar una ley que favorezca el consumo de Cannabis para luego iniciar una campaña de educación popular es un canto de sirena”
Fue formado pastor metodista, actividad que desarrolla desde hace muchos años y estuvo trabajando hasta hace pocas semanas en Noruega, donde fue reforzando sus conocimientos en el cumplimiento de su misión.
William Quinteros llegó hace pocos días a nuestra ciudad y accedió a contarnos su historia en aquel país cara a cara con realidades complejas que vive cada comunidad en el mundo, con sus connotaciones propias.
Nació en el departamento de Flores y durante 34 años estuvo fuera del país.
Fue formado en la Iglesia Metodista, pero sus estudios académicos los llevó a cabo en Noruega.
Su experiencia lejos de su tierra fue “muy rica, pero no exenta de dramatismo y amarguras en muchos momentos.
Pero si se hace un balance total, se rescata lo positivo”.
Formó su hogar en aquel país, con su esposa y dos hijos.
En principio ha coordinado para quedarse en Salto 4 años, haciendo también extensivo su trabajo en Bella Unión.
“Existen preocupaciones comunes, que tienen que ver con lo fundamental de la vida humana y otras que hacen a cada sociedad y hacen adecuar cada iniciativa.
No es lo mismo Noruega que Uruguay desde la dinámica social y las necesidades inmediatas.
Noruega es un país de opulencia, considerado como uno de los más ricos del mundo, con una realidad muy diferente y la misma esconde elementos negativos de mucha complejidad que tienen que ver con la naturaleza humana, la trascendencia del ser y sobre todo lo que podemos llamarle la alegría de vivir.
Aquel país cuenta con un alto índice de suicidios dentro de la gente joven, tiene serios problemas de drogadicción y alcoholismo”.
Por otra parte, al igual que Uruguay es un país que está cada día más dominado por el hecho de tener una mentalidad de consumo.
El tener y el comprar… la gente busca suplir los vacíos existenciales a través de la posesión de cuestiones materiales.
TRABAJO EN DEPENDENCIA
CON PERSONAS AFECTADAS POR LA DROGA
La mayor parte del tiempo vivido en aquel país, el Pastor William fue funcionario del estado noruego y en los últimos años en una dependencia que trabaja con personas afectadas por la drogadicción.
“Es un tema que tenemos que encararlo con mucha seriedad, sobre todo aquí en nuestro país donde la droga ha comenzado a ser un problema.
Comparado con Noruega, Uruguay está recién en su primera fase.
El daño de la droga es irreparable… ello hay que tenerlo muy en claro.
Cuando se habla de recuperar una persona, en realidad lo que estamos haciendo es reparar a un organismo que ya no va a funcionar en su estado óptimo; y es inmensamente difícil, cuesta muchísimo en tiempo y recursos”. – enfatizó Quinteros.
Es completamente inequívoco decir que las drogas no causan efectos duraderos.
El tabaco, el alcohol y la marihuana son elementos nocivos para la salud.
Esta realidad parte de un error fundamental que se da en todas las partes del mundo; la droga es un fenómeno que tiene dos patas; una tiene que ver con el tráfico y otra es el consumo.
Son dos fenómenos que van en paralelo; si decimos que con la legalización de la marihuana vamos a combatir al narcotráfico, es erróneo, pues son realidades que van por diferentes carriles.
El narcotráfico funciona como una gran multinacional y busca su mecanismo para tener la mayor cantidad de ganancias posibles.
El consumidor es simplemente una víctima y se suma a un engranaje endemoniado, pues el que consume también vende para pagar su propio consumo.
Los grandes narcotraficantes no consumen, simplemente están en el negocio.
Vale aclarar una y otra vez que la droga tiene efectos secundarios gravísimos.
“Politizar esta discusión es una falta absoluta de responsabilidad.
Aprobar una ley al respecto para luego comenzar una campaña de educación popular es un canto de sirena, es poner la carreta delante de los bueyes” – señaló el misionero en uno de sus tantos artículos de por qué no consumir Cannabis.