Mientras unas dos mil personas coreaban y saludaban enardecidas al ex presidente Tabaré Vázquez, cuando realizó su último acto como primer mandatario el pasado domingo 28 de febrero al caer la tarde, en las afueras de la Torre Ejecutiva, frente a la Plaza Independencia, el evento daba la pauta de que la mesa estaba servida para que comenzara la transmisión de mando, que se haría al día siguiente.
Es que al lugar, arribaron todos los ex ministros del primer gobierno de izquierda, toda la familia del entonces presidente, amigos y colaboradores del gobierno y una importante presencia de público que rodeó el tramo de la Plaza ubicado frente a la sede del Poder Ejecutivo.
Pero a los minutos de que la puesta de sol se hiciera inminente y se cubriera totalmente de sombra el emblemático edificio del Palacio Salvo, que era la señal dispuesta por Tabaré Vázquez para que comenzara el arriado del Pabellón Nacional, el último de su mandato y que por lo tanto le sería entregado por el Jefe de la Casa Militar, el presidente José Mujica y su esposa, Lucía Topolansky, así como el vicepresidente Danilo Astori, se hicieron presentes en el lugar y fueron ovacionados por la gente que estalló al grito de “Uruguay, Uruguay”.
Entonces Tabaré Vázquez se confundió en un apretado y emotivo abrazo con Mujica a quien le agradecía una y otra vez por estar acompañándolo. Fue así que después el ex presidente pasó revista al cuerpo de Blandengues, y esperó a que uno de los oficiales de esa fuerza, tras el arriado del pabellón, le entregara al Jefe de la Casa Militar del gobierno anterior, el Pabellón Nacional con destino a Vázquez.
En ese preciso instante, se hicieron sentir fuertes ruidos de sirenas de coches policiales ya que estaba arribando al Hotel Radisson Victoria Plaza, el presidente de Colombia, Alvaro Uribe, que al día siguiente participaría de la ceremonia de cambio de mando.
Vázquez habló, agradeció y se emocionó, porque afirmó que durante su mandato le había pedido a los “uruguayos” (léase principalmente frenteamplistas) que “no lo dejaran solo” y según dijo “no lo hicieron”. Dejó abierta la chance de volver a ser candidato en el 2014 y poner a prueba el histórico índice de aprobación de su gestión, el 71%, el más alto que se recuerde en la historia del país para un presidente que culmina con su mandato, si es que la gente y su partido político, el Frente Amplio, así se lo piden.
Además, para sorpresa de todos, con lo que refiere a la imagen de un presidente de la República, Vázquez se despidió con la misma frase con la que terminó el último acto de su campaña en 2004 y que lo llevó a ganar las elecciones en primera vuelta, aduciendo que lo decía en “nombre de todos los uruguayos” gritó con el puño derecho en alto (como hacen los socialistas) un “hasta la victoria, siempre”, frase de uno de los líderes de la revolución cubana, Ernesto “Che” Guevara.
Tras esto, los abrazos, los petardos del público, el griterío infernal del público pidiendo su regreso para el 2014, y el aplauso generalizado, terminaron en una breve recorrida de Vázquez. Allí se levantaron las restricciones y la gente se avalanzó sobre el presidente saliente y el novel mandatario. Pero estos fueron separados por los agentes de seguridad y trasladados en forma apretada y con dificultades hacia la Torre Ejecutiva, sitio en el que minutos antes del acto, el ex presidente de la República se había reunido en forma oficial con el Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón.
Entre la muchedumbre, el presidente Tabaré Vázquez, agradeció a toda la población a través de los medios de comunicación que pudimos llegar hasta él. Allí, EL PUEBLO le consultó si durante su gobierno debió haber visitado más veces el interior y en particular la zona del norte del país, donde está nuestro departamento, a lo que Vázquez declaró “no fuimos todo lo que teníamos que ir, es cierto, en eso estamos en deuda, sobre todo con ustedes (refiriéndose a Salto). Pero espero que este gobierno sí vaya. Yo me quedé en deuda, pero sepan comprender que hicimos todo lo que pudimos”.
MUJICA Y
LA UNIVERSIDAD
Días pasados se dio a conocer en forma oficial que el presidente José Mujica y el Consejo Directivo Central de la Universidad de la República, mantendrán una reunión en la ciudad de Tacuarembó, para hablar sobre temas relacionados a la descentralización universitaria. Hecho que llamó la atención porque Salto posee el asentamiento universitario de mayor relevancia y vigencia del interior del país.
Incluso, tras el episodio vivido con el fallido intento de instalar la carrera de doctor en medicina en forma completa en Salto, el presidente Mujica había declarado al semanario Búsqueda días atrás, que la decisión del CDC de truncar el inicio de la carrera “no me cayó bien. Creo que la formación terciaria no puede no darle oportunidades lo más directa que pueda al interior. Ya no es un problema de la Universidad, es de justicia para con el interior. Es una discriminación”, lo que pasó con la carrera de medicina en Salto, dijo Mujica a ese semanario.
Pero consultado por EL PUEBLO, acerca de porqué la reunión se hacía en Tacua-rembó y no en Salto, Mujica contestó: “se hace allá porque la Universidad debe ser de toda la República”. Y dijo que quien puso el lugar de reunión fue el rector de la casa de estudios Rodrigo “Arocena, pregúntele a él”. Y si esta reunión en esa ciudad, después de lo que pasó con la carrera de medicina en nuestra ciudad no era una señal de darle la espalda a la Regional Norte, el presidente Mujica reflexionó: “puede ser, pero no fui yo quien fijó el lugar”. Se retiró, y la despedida siguió en el interior de la Torre Ejecutiva.
Para Mujica lo que pasó con Medicina «fue discriminación»
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