A medida que avanza la charla, demuestra ser un joven con sólidas creencias y convicciones, que pese a su edad, ha vivido mucho; que tiene muchas historias para contar, de las más terribles a las más maravillosas, rodeado de la fe en la que cree con verdadera adoración. Siente haber sido tocado por la mano de Dios y que su vida hoy es producto de un milagro, por lo que se encuentra recorriendo el mundo para ayudar a la gente que sufre y que necesita una respuesta para saber cómo sanar. Pablo Collazo estuvo en Salto y contó a EL PUEBLO su historia.
– Empecemos por lo primero, ¿quién es Pablo Collazo?.
– Yo soy de aquí, de Uruguay, de Montevideo, de un pueblito de Santiago Vázquez, limítrofe con San José, después del puente, el primer pueblo que hay en Montevideo, ahí nací y me crié. Hoy estoy viviendo en Argentina desde hace cinco años en una comunidad evangelizadora, dedicándonos a la evangelización a tiempo completo a través de testimonios, de la música y de la palabra de Dios.
– ¿Trabaja evangelizando a las personas?.
– Exacto, esa es nuestra tarea. Un día sentimos el llamado, bueno, yo sentí el llamado en Uruguay hace 11 años atrás después de una vida totalmente desordenada por drogas, alcohol, bueno, por todo el desorden de un joven lejos de Dios y de todo. Después de una experiencia muy fuerte conocí a Dios y a partir de ahí empecé en los grupos de oración dentro de la renovación carismática y empecé a trabajar con jóvenes en una de las villas más peligrosas atrás del Cerro (Montevideo), nos tocó trabajar durante muchos años acompañando a los chicos.
– Lo veo muy joven, ¿qué edad tiene?.
– Tengo 33.
– ¿Tuvo una vida de droga y alcohol?.
– Sí, de desorden total, empecé consumiendo marihuana, después siguió cocaína, ácidos, y cuando quise acordar todo mi núcleo de amigos estaba en la misma, en las drogas, en el alcohol. Cuesta salir de todo ese mundo.
– ¿Se puede salir?.
– Aquí estoy, creo que se puede, desde mi punto de vista, desde la fuerza que te da Dios para salir. Mire, yo creo en los milagros porque en mi vida pasó un milagro, uno sabe que de las drogas o de cualquier otra adicción que uno tenga, hay todo un proceso para salir…
– Hay quienes dicen que nunca se sale.
– Es mentira, se sale, claro que si, porque se necesita un proceso de abstinencia para salir. En mi caso fui a un encuentro en Paraguay que me invitaron, fui a conocer las cataratas de Iguazú, pero Dios tenía otros planes para mí. En ese encuentro, se hizo una oración, y a través de esa oración, una Hermana que estaba orando al frente dijo que en ese lugar había un joven –se llama palabras de conocimiento, un don que muchos tienen- de 22 años que estaba en ese lugar con problemas de adicciones a las drogas, al alcohol, con un odio tremendo en su corazón y que Dios lo estaba sanando en ese momento. Y yo realmente sentí en mi corazón que Dios me hizo saber que era yo ese joven, habían miles de personas y me hizo saber que era yo, fue una experiencia como sobrenatural que no se puede explicar con palabras, pero me caí al piso, algo me derribó y cuando me paré en 1999 hasta hoy, nunca más consumí ni drogas, ni alcohol ni cigarrillos.
– ¿De primera, así de golpe?.
– Fue de un día para el otro, nunca más. Por eso sé que los milagros existen y que se puede salir de las drogas. Nunca más tuve ni siquiera el deseo de consumir, por eso digo que fue un milagro.
– ¿Por qué caminos lo ha llevado esta evangelización que viene haciendo?.
– Por gracia de Dios he recorrido toda Argentina, desde la Quiaca hasta Ushuaia que acabo de llegar, realmente era lo único que me quedaba por ir a evangelizar y compartir mi testimonio y experiencia en Ushuaia, justo me invitaron y fui. Después en América Latina hemos estado además en Brasil, Bolivia, Colombia, Venezuela, Panamá, República Dominicana, en fin, muchísimos lugares, y este año se abrieron las puertas en Europa, estuvimos en España llevando un poco la palabra del Señor y nuestros testimonios junto con Gabriel que es un compañero de misión. Después estuvimos en Egipto, en Israel, Portugal, Italia.
– ¿Qué le ha dejado esa recorrida evangelizando gente?.
– Sobre todo un crecimiento espiritual, personal y cultural. Nunca pensé que de un pueblito de cuatro cuadras al cuadrado como es Santiago Vázquez, iba a conocer tantos lugares. A veces cuando uno se cría en un lugar durante tanto tiempo tan pequeño, y por más que uno lo ve por la tele, está limitado a creer que todo es más o menos parecido, luego se da cuenta que es totalmente distinto, que cada país tiene una riqueza enorme tanto en su cultura como en lo espiritual, y bueno, uno va creciendo de todo esto en donde uno no solo está dando sino también recibiendo, y sobre todo poder compartir mi experiencia de Dios en todos esos lugares.
– ¿Qué lugar ocupa en la Iglesia?.
– Yo soy un laico como cualquier persona que va a la Iglesia, a un grupo o a la misa todos los domingos. Un laico que un día tuvo una experiencia fuerte con Dios y sintió un llamado a la predicación, a veces nos hemos olvidado que todos estamos siendo llamados a dar testimonio, la primera carta de San Juan nos dice en su primer capítulo que lo que hemos visto y oído eso anunciamos. Nos hemos acostumbrado a ver predicar a los sacerdotes o ver visitar a los enfermos por los sacerdotes, y se trata de una tarea de todos. El Señor no dijo, os envío a los sacerdotes, no, os envío a todos a que vayan por el mundo y proclamen las buenas noticias del Señor.
– ¿Y no deseó en algún momento ser sacerdote?.
– No, quizás nunca lo haya descartado de mi vida, siempre estoy abierto a lo que Dios quiera, lo he discernido muchas veces, pero también se que ser sacerdote te limita a un lugar, te limita a una parroquia, a un determinado pueblo, y sin embargo en esto que estamos haciendo, como que uno está, no más libre sino con más posibilidades de recorrer otros lugares llevando el mensaje. Quizás ese sea nuestro rol, como si fuéramos peregrinos evangelizadores, llevando el mensaje.
– ¿Por dónde pasa la sanación interior?.
– Pasa por la historia personal de cada uno. Yo te veo como sos hoy, pero sé que atrás de cada uno hay toda una historia, hay montón de situaciones, de problemas, dificultades, angustias, abusos, maltratos, abandonos, cosas que pasan en la vida y que todos vamos viviendo de una u otra forma, no hay una persona en este mundo que no haya tenido un problema alguna vez. Dicen los psicólogos que más de 150 enfermedades son psicosomáticas, la Organización Mundial de la Salud lo dice, y lo psicosomático lo defino como la causa de nuestra propia historia, de esos problemas, de las dificultades que vamos viviendo, que lo que pasamos por algún lado tiene que explotar y generalmente el dolor, la angustia, la tristeza, eso que tenemos dentro explota en nuestro cuerpo, explota en alergias, en soriasis, en cáncer, explota en tantas cosas que hoy lo estamos viendo constantemente.
La sanación interior es dejar que Dios, que Jesús pase por nuestra historia sanándola. Para él no hay tiempo, no hay espacio, no hay lugar, es el dueño del tiempo, entonces, abrirle nuestro corazón, abrirle nuestra historia a Dios para que pase por nuestra historia sanándola.
– ¿Podría darnos un ejemplo práctico de cómo se logra esa sanación?.
– Bien, un testimonio de Argentina. Una chica que a los 8 años de edad comenzó a ser abusada por su papá, por supuesto que su mamá no le creyó y la golpeó diciéndole de todo. Esta situación comenzó a convertirse en algo cotidiano, quedaba sola con su papá y todos los días abusaba de ella y la violaba. La cosa es que a los 13 años tuvo el primer hijo de su papá, a los 16 años también quedó embarazada de su papá y llegó el segundo hijo, y a los 20 años tuvo el tercero de su papá. Esta chica la conocí en una clínica de rehabilitación, ella no era adicta pero sus hermanos sí, y cuando la conozco era una chica totalmente repleta de psoriasis, nunca había visto a alguien con tanta psoriasis, en la cabeza, en la cara, en el cuello, en las piernas, en los brazos, era tremendo. Yo había hablado de la importancia del perdón, la llave de la sanación interior y de la sanación física a través del perdón. Si querés sanarte, hay que perdonar, porque la falta de perdón al único que le hace daño es a uno, el otro sigue haciendo su vida y continúa su historia como siempre y uno quedó ahí, trancado en su propia historia, la única forma es perdonar y permitirle a Dios que pueda darte la fuerza para perdonar. Es el regalo más grande que uno se puede hacer porque el otro no se lo merece, pero yo puedo perdonar.
Entonces, había hablado del perdón y esta chica en ese encuentro donde había un montón de adictos y ella estaba también ahí, bueno, decidió perdonar a su papá porque decía que no se merecía todo eso que estaba viviendo, que no tenía que quedar atrapada en ese lugar y estar así, enferma y con sus tres hijos enfermos también de psoriasis. Esta chica decidió perdonar, tenía 22 años aunque parecía de 45 o 50 y mal físicamente. Cuando vuelvo a los 10 meses veo a una chica enfrente a mí, muy bonita y bien arreglada, no la conocí, cuando terminamos la reunión se acerca y me dice, “¿te acordás de mí?”. Y no me acordaba de ella porque la había visto totalmente mal, se identificó y me empezó a contar que a medida que empezó a perdonar y comenzar a recibir a Jesús en la eucaristía, a medida que empezó a perdonar, al tercer mes se le había ido totalmente la psoriasis de su cabeza, al cuarto mes le había desaparecido del cuerpo, porque es un proceso, Dios no es un mago, no, Dios es Dios que quiere meterse dentro de nosotros y hacer un camino de amor con nosotros. La cosa es que al sexto mes había desaparecido totalmente la psoriasis a ella y a sus tres hijos.
– ¿Dónde está la diferencia entre ser una enfermedad psicosomática y el milagro de Dios al que usted hace constantemente referencia?.
– Nosotros anunciamos el evangelio, y esta chica lo que hizo en ese encuentro, porque ella misma dio testimonio de eso, fue recibir a Jesús en su corazón, es decir, muchos creen, muchos no creen, pero bueno, fue recibir al Señor en su corazón y dejarlo pasar como decíamos recién cuando hablábamos de la sanación interior, porque eso hacemos en la oración nosotros. Facundo Cabral dice una frase que a mí me encanta, yo no puedo convencer a nadie, sino solo hablar del que lo convenció a uno, el que tenga oídos que oiga, así hablaba Jesús también, pero ojalá pueda convencerte, pero esa es una decisión personal. Lo que hago en la evangelización es invitar a que acepten al Señor como el centro de su vida y dejar que pase por su vida y por su historia, y eso fue lo que hizo esta chica. Por eso sé que al aceptar a Jesús en su corazón y hacer un camino de perdones, empezó a sanarse, es decir, no se sanó sola, vino Dios a darle la clave, “vos estás enferma por esto”, vino a darle luz y a decirle, “tu vida comenzó a enfermarse en el momento que empezaron a abusar de vos. Déjame pasar por ahí, te estoy dando la fuerza para perdonar, entonces ahí vas a sanar”.
– Hoy se nota una gran necesidad de la gente de creer en aquello que le presenta una solución a sus problemas, lo que ha llevado a una gran proliferación de iglesias de todo tipo en el mundo. ¿Cómo diferenciar lo que usted ofrece a la gente de aquellos que hasta le venden una parcela en el paraíso?.
– Para mí hay muchos empresarios de la fe, han agarrado a la fe como una gran empresa, lo único que hacen es sacarle plata a la gente. Una gran diferencia, nosotros anunciamos al Señor y nadie pide un peso de nada, es gratis. Yo creo que la sanación, la salvación que vino a traernos el Señor es gratis, totalmente, entonces, ¿cómo “currar” con estas cosas? Yo creo que sería un pecado grande estar “currando” con esto, pienso que vamos a dar cuentas de eso y que esta gente dará cuenta de todo lo que está haciendo aquí en la Tierra. El que viene a nosotros nadie le pide nada, viene con el corazón abierto, recibe lo que el Señor tiene para darle y vuelve a su casa feliz y contento.
– Volviendo a lo de la sanación interior, investigando me encontré con esta frase, “no se trata de cambiar ni mucho menos borrar el pasado sino de cambiar los recuerdos que llevamos en el presente de aquellas cosas que quisiéramos olvidar”.
– Así es, exactamente, es que uno no puede borrar su pasado. ¿Qué se le dice, por ejemplo, a un niño que su mamá está enferma de cáncer y va todos los días a la Iglesia a pedirle a Dios que la sane y su mamá se muere?. ¿Con quién se enojó el niño?. Con Dios, obvio, “te pedí que me la sanes y no me la sanaste, mi madre se murió”, también se enojó con su mamá porque lo dejó solo porque se murió, se enojó con él mismo por ser un huérfano de madre y crecer sin madre. Ese recuerdo es imposible de borrarlo, pero sí sanarlo, muchas veces lo que hacemos en la vida es superar, porque tenemos que superarnos, salir delante de verdad, pero no sanar, y hay una diferencia entre superar las cosas y sanar, uno puede superarlas pero el único que puede sanar es el Señor.
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PERFIL DE
PABLO COLLAZO
Es del signo de Virgo (5 de setiembre), pero es rotundo al decir que no cree en el horóscopo. De niño soñaba con ser maestro. Es hincha de Peñarol. No tiene hobbys. Considera al guiso de su mamá como su plato preferido.
Estudiar en un conservatorio de música figura dentro de sus asignaturas pendientes, “soy músico, he grabado cinco discos”. Sus charlas evangelizadoras pasan bastante por lo musical, según nos cuenta.
