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sábado, 14 de junio de 2025
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«Nos está tocando vivir tiempos desafiantes, en el cual, la fe, juega un papel fundamental»

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Mons. Arturo Fajardo – Nuevo Obispo de la Diócesis de Salto

Mons. Arturo Eduardo Fajardo Bustamante nació el 17 de julio de 1961 en Aiguá, departamento de Maldonado, hijo de Arturo Fajardo y Marina Bustamante de Fajardo. Hizo la escuela primaria en la Escuela Nro. 9 de Aiguá y el Ciclo Básico en la Liceo de Aiguá y en el Liceo Militar de Minas. Un año de Aspirante en la Escuela Militar de Toledo. Preparatorio de Derecho en el Liceo Departamental de Minas. Ingresó al Seminario Mayor Interdiocesano Cristo Rey el 16 de febrero de 1981. Cursó Filosofía y Teología en el Instituto teológico del Uruguay Monseñor Mariano Soler de Montevideo. Bachiller en Teología en dicho instituto. Fue ordenado Diácono el 6 de Diciembre de 1987 en Aiguá de manos de Mons. Víctor Gil, Obispo de Minas. Ordenado Sacerdote el 8 de mayo de 1998 por Su Santidad Juan Pablo II en la ciudad de Florida, para la diócesis de Minas.
El 27 de junio de 2007, se lo nombró Obispo de San José de Mayo, siendo ordenado como tal el 8 de setiembre de 2007, siendo el Ordenante principal: Mons. Janusz Bolonek, entonces Nuncio Apostólico en Uruguay, y los Coordenantes: Mons. Pablo Galimberti, Obispo de Salto; Mons. Francisco Barbosa, Obispo Emérito de Minas.
El pasado 15 de junio de 2020, el Papa Francisco lo nombró Obispo de la Diócesis de Salto.
SORPRESA POR LA DESIGNACIÒN
Sn dudas me sorprendió la designación por parte del Papa Francisco como Obispo de la Diócesis de Salto, porque, yo estaba muy bien en San José y, había pedido ante la posibilidad de algún tipo de cambio, quedarme aquí en San José. Pero, después de la muerte del Obispo Monseñor Fernando Gil, que fue tan querido por nosotros, el Papa me pide este servicio y lo recibo con alegría, y la mejor disposición de ir y participar de la vida de la sociedad y de esos pueblos. Ya tengo la cabeza puesta en conocer la Diócesis a los salteños, a la gente de los departamentos de Paysandú, Artigas y Río Negro, integrantes de una Iglesia más centenaria como es la de dicha Diócesis.
Estaremos asumiendo nuestras funciones a partir del próximo 15 de agosto, una vez que se celebre la Misa de asunción, donde participará el Cardenal Daniel Sturla, Arzobispo de Montevideo.
DESAFÍOS EN EL SIGLO XXI
Sin dudas, estamos en un tiempo desafiante para la sociedad; ésta pos pandemia que nos ha tocado, en la que no sabemos muy bien qué hacer, desafía a los políticos, a la sociedad, a la Iglesia, indudablemente. Creo que, por un lado, tenemos algo en lo que el Papa Francisco insiste mucho, que son las raíces, sólidas, como dice aquel canto popular: «árbol sin raíces no aguanta parado ningún temporal». Bueno, en estos momentos de crisis, también necesitamos la certeza de las raíces, de la historia, de lo que se ha construido como Nación, como país, como comunidad cristiana, también; y, después, habrá que responder, sin lugar a dudas, a estos desafíos. Pongo un ejemplo, todo lo que ha significado para nosotros la pandemia, al no poder celebrar la misa con los fieles, debiendo concurrir a las nuevas tecnologías (Facebook, Zoom, etc.), para poder transmitir y comunicar la celebración. Ha sido un esfuerzo que se ha hecho y, habrá que hacer muchos más.
La fe cristiana no es una ideología, sino que, es un encuentro, un acontecimiento de vida y, la vida, siempre es desafiante. El Señor nos dejó un camino, pero, también, tenemos que ir intentando ese evangelio, responder a las preguntas, interrogantes de cada generación, de cada época. El Concilio Vaticano II lo hizo, ahora el Papa nos desafía, también, en ese sentido.
LA EUTANASIA Y LA IGLESIA
El viernes, justamente, se publicó un documento de la Conferencia Episcopal en el cual estuvimos trabajando en Florida, con la participación de gente que trabaja en cuidados paliativos, con el aspecto jurídico y otros aspectos que, van a estar disponibles para contribuir al debate público sobre este tema.
Debemos aclarar los datos. Una cosa es la defensa de la vida y, otra, lo que nosotros llamamos el encarnizamiento terapéutico. Puede haber momentos en que -la Iglesia nunca ha estado a favor de eso-, una persona ya no tiene vuelta a atrás, y está sostenida su vida con mecanismos mecánicos, eso no lo vimos como eutanasia. También es verdad que, han ido creciendo por el tema del dolor, por ejemplo, medicaciones de distintos tipos que, hacen calmar el dolor.
Creo que, es importante la defensa de la vida, y en eso la Iglesia sigue vigente. Por eso, es un tema muy complejo que hay que estudiarlo a fondo. El documento publicado por la Conferencia Episcopal es interesante para aportar al debate, ya que clarifica en la terminología, por ejemplo, ya que consultamos el aspecto médico sobre el tema; los tiempos, las formas, etc. Este trabajo está elaborado con la participación de gente experta en la materia. El debate debe darse.

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