En los últimos tiempos hemos asistido a una suerte de campaña de búsqueda de culpables de una situación que nadie admite, pero todos sabemos que se va agravando.
El denominado “narcomenudeo” está en todos lados y mientras algunas autoridades se empeñan en proclamarse exitosos como nunca, por la detención de algunos de quienes se dedican a esta actividad, pero ya sabemos que los detenidos generalmente no son los “peces gordos”.
La propia “cultura” de la sociedad les ha enseñado que “tener es poder” y por lo tanto ya no interesa como lo haga, sino que lo “importante” para quien así lo pregona es acceder a este poder.
Vivimos en una especie de “limbo”, porque hay quienes intentan tapar el sol con la mano. Vamos por mal camino y mucho nos tememos que mañana nos encontremos aún peor.
Mucho nos tememos que también aquí el narcotráfico siga avanzando y ya no por gramos, ni siquiera por kilos, sino por toneladas. La fórmula para detener esta delincuencia pasa por penas duras, estamos de acuerdo y compartimos, pero no basta con reprender a quien ya se involucró.
Si pretendemos llegar un día a tener un país libre de drogas ilícitas, debemos tomar medidas preventivas de fondo y no contentarnos con tratar de achacar responsabilidades a otros. Como y cuáles deben ser estar medidas es l o que tendremos que discutir, pero ya ahora, mientras haya tiempo.
Aquí de alguna manera todos somos culpables por acción u omisión. Mientras sigamos ocultando algunos delitos, mientras hagamos la vista gorda, ya sea a la hora de adoptar medidas adecuadas o controles correspondientes, seguro que nos estaremos acercando a lo que no queremos.
La única medida posible en lo represivo pasa por tener controladores confiables y por controlar sus acciones. El poder Corrompe y no somos la excepción. No debemos olvidar que la generación actual ha sido formada con estos “valores” y por tanto “don dinero” es rey, todo lo corrompe y hasta el menos sospechado puede ser víctima.
En lo preventivo todo pasa por la educación y la Justicia Social. No hay soluciones “mágicas”. Mientras no les mostremos a las futuras generaciones con hechos, cual es el camino justo y valedero, nos iremos acercando a la situación nefasta que hoy lamenta Ecuador.
Estamos a tiempo de dejar “la chacrita” de lado y buscar verdaderas salidas, pues nos somos mejores que nadie, pero tampoco llegamos al punto que han llegado otros.
A.R.D.