Por estos días hemos cómo se vuelve a polemizar y gastar energías en hechos en que a la gran mayoría de los uruguayos “le resbalan”. Cuando se difunden cifras y estadísticas, tratando de demostrar que se están haciendo bien la cosas, que las cifras del delito bajan, mientras que la gran preocupación de los uruguayos va por otro lado nos preguntamos, será posible esperar que algún día la situación sea diferente?
Nos referimos a las denuncias que pesan sobre la ex esposa del fallecido Ministro del Interior, Eduardo Bonomi, afín a la barra brava de Peñarol ella, como también las que acusan al ex Director de Policía, hoy legislador Charles Carrera, para hablar sólo de casos denunciados y los que quisiéramos se investigaran hasta los tuétanos.
Pero por otro lado todos sabemos que como queda probado en el caso Astesiano (del que casi ya no se habla), hay muchas cosas que se manejan “extraoficialmente”, porque son irregulares y por lo tanto pasibles de ser sancionadas.
No sirve que alguien “justifique” sus acciones diciendo que siempre se hicieron y “por qué ahora no se podría hacer…”
Esto es lo que hay que entender. Si alguien lo hizo antes, lo hizo en forma irregular, violando la ley y eso no justifica para nada que ahora se lo haga nuevamente.
Tan irregular ha sido antes como lo es ahora, está mal, es un delito y por lo tanto hay que aclararlos a todos.
Todos sabemos y cuando esto digo me hago cargo de lo que digo, que hay “filtraciones” tanto de la policía como del Poder Judicial y no vamos contra los medios que logran “permear” a estos poderes, sino a las instituciones y autoridades que lo hacen.
Hay que entender que lo que está mal, no es la “filtración”, sino que el que infringe la ley, cometiendo un delito. Ningún periodista (y hay pocos en el país) ceja en su empeño por conocer más de lo que se sabe y el público lo sabe y lo valora, pero esto no rige para aquellas instituciones y autoridades que están expresamente vedados de ello por la ley.
Que el hilo se corta por el lado más fino (el periodista en estos casos), todos lo sabemos y que hay algunos de ellos que han pagado su “osadía” de desnudar estos casos, con el propio cargo o la función que cumplen, es un hecho. Todos conocemos ejemplos de esto.
Pero por favor. Reconozcamos nuestros defectos. Investiguemos estos casos y evitemos señalar que “como siempre” se hicieron, también lo hago.
Alberto Rodríguez Díaz