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martes, 15 de julio de 2025
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No es un problema menor

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Diario EL PUEBLO digital
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Mientras sigamos contaminando el agua, el aire y deteriorando la tierra “alegremente” no podemos esperar otra cosa que no sean catástrofes. Desde hace mucho tiempo se ha advertido que por este camino lo único que podemos lograr es la destrucción total del planeta.
Nada indica que se haya tomado conciencia en la medida que es necesario hacerlo para detener este final. Hoy mucha gente se deshace en ternura y en esfuerzos para preparar el mundo que se habrá de enfrentar.
El tema ambiental sigue un tema secundario. Quizás porque la naturaleza tiene sus tiempos para evolucionar y muchas veces el daño que se efectúa no daña precisamente a quien lo causa, sino que sus consecuencias se ven a largo tiempo.
Hoy se sigue pensando que cuando se extraen riquezas económicas, como sea y aunque se arruine definitivamente el recurso, todo es válido. Quizás el ejemplo más patético es la situación de la selva amazónica.
Miles y miles de hectáreas arruinadas y desmanteladas para convertirla en tierra productiva, tierra que producirá dinero por algunos años, pero que no aportará al planeta la transformación del anhídrido carbónico en oxígeno, como habitualmente lo hacen los árboles y otros vegetales de la selva.
Independientemente de esto, mucha fauna. Sobre todo aves, pierden de esta manera su hábitat y son condenadas a la extinción.
Otro de los problemas que acarrean estas actitudes es la contaminación de los cursos de agua, que reciben todos los residuos de químicos y que poco a poco van terminando la vida tanto vegetal como animal en estos cursos de agua. Como consecuencia también de estas acciones. Los residuos que terminan en ríos y mares, fomentan la aparición de algas y otras especies dañinas para el ambiente.
Otro punto preocupante, aunque tampoco parece preocupar demasiado a mucha gente, es el abuso de los residuos plásticos que generalmente terminan en el agua. Lo último que escuchamos en este sentido es que hay al menos siete “islas” de plástico que no sólo ensucian y arruinan estos cursos, sino que matan a mucha fauna que confunde sobre todo las bolsas de plástico con alimentos.
Lejos de tener conciencia de lo que estamos haciendo, luego terminamos pidiéndoles a estas mismas generaciones que sean “conscientes” y solidarios con los adultos mayores, víctimas que aparentemente tienen mayor riesgo frente a algunos virus.
En pocas palabras, les pedimos lo que no les hemos enseñado y por eso no nos extraña que las palabras queden en eso, sólo en palabras, aunque lo que se hace es muy diferente.
A.R.D.

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