Siempre hemos sostenido que uno de los grandes problemas que tenemos los uruguayos es mirar todo según la ideología política que profesemos. En una palabra si creemos que sirve a nuestro ideología vemos y adoptamos determinada posición. Si no sirve (o así lo creemos) adoptamos la posición contraria.
A la prueba está de que en estos momentos casi el 50 por ciento de los uruguayos cree que la seguridad ha empeorado en el país, mientras que el 50 por ciento restante entiende que ha mejorado.
Entre estas dos posiciones se debaten quienes no quieren ver esta realidad. Los gobiernos del país están decididos por el exiguo número de ciudadanos
Estamos corriendo el riesgo enorme de que la ciudadanía vote por lo que oportunamente se le presenta. Nos explicamos si en las semanas previas al acto eleccionario hay determinada cantidad de rapiñas, robos y asesinatos, los que piden mayor represión, más policías en las calles, más y mejores armas y vehículos y sobre todo más atribuciones a quienes tienen por misión hacer cumplir la ley y darnos seguridad, se llevarán las simpatías de los ciudadanos.
Difícilmente se vea la situación más allá de lo que se dice o de lo que alguien sostiene. Difícilmente también veamos nos detengamos a ver las verdaderas causas y la profundidad del problema.
En nuestros días y aunque no se lo diga, es un hecho de que la corrupción policial existe. De que no hay fuga ni ingreso de celulares, ni de droga a las cárceles, si no existiera corrupción.
Pero ojo, hay corrupción y también hay extorsión. Hay quienes por necesidad, por comodidad o vaya a saber por qué, aceptan las prebendas que les ofrecen los narcotraficantes y las agarran, constituyéndose en verdaderos enemigos de sus propios compañeros de armas.
Pero también hay extorsión. Vale decir que quienes no aceptan integrarse a uno u otro de los bandos que mandan en las cárceles, son amenazados, no tanto él sino sus familiares, sus hijos, sus padres.
El narcotráfico sabe dónde viven, qué hacen, que horarios tienen y con esto, hacen llegar sus mensajes a quienes no se les han unido, sosteniendo que ellos (sus familiares), sufrirán las consecuencias.
En una palabra, si el narcotráfico sabe dónde vive quien no ha aceptado unírseles, se sabe quienes son sus familiares y qué hacen es porque los propios corruptos se lo han dicho.
Esto es ver el tema en profundidad y no quedarnos con que la solución viene con más cárceles, mayor represión o más atribuciones, porque la cuestión va mucho más allá.
Seguiremos con el tema.
A.R.D
No alcanza con ver sólo lo que flota
Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/i6up
Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/i6up