El mundo paralelo o implícito de Carlos Muñoz.
En Montevideo se me habían cerrado las puertas. Entonces, es la que a uno le queda: tirar cables y en la Argentina, nunca ha faltado la sensibilidad hacia los uruguayos. Hablé con Víctor Hugo (Morales), y después con Enrique Sacco –gerente de programación de ESPN y Radio Rivadavia– y él fue quien lo planteó en el directorio de ESPN. El 24 de diciembre de ese año me mandaron un mail diciéndome que en la noche brindara con mis hijos, que era un hombre de ESPN. Me incorporé a Hablemos de Fútbol edición Mundial y además la corresponsalía en Uruguay. Mi vida transcurre entre Buenos Aires y Montevideo. Buenos Aires es una locura de ciudad. Tiene todo. Confieso estuve a punto de ir a Radio Rivadavia cuando José María Muñoz fallece a principio de los 90. Solicité un tiempo para analizar la oferta y al final les dije que no porque mí madre estaba enferma. A su vez en radio Carve, y en Canal 10, me dijeron que si me iba los programas y las transmisiones no salían más. Llevo casi 40 años relatando fútbol. Es mi vida. Es mi pasión. Es un mundo paralelo o implícito que siempre anda conmigo”.
POR ESOS
ANDARES DE VIDA…
Tiene 59 años. Es el padre de Diego (35), Natalia (30) y María Eugenia (9). Es el abuelo de Juanita (2) y Manuel (1). Vive en la zona de Tres Cruces en Montevideo y en un Hotel en Buenos Aires. Desde hace algunos días en Salto, “donde aproveché para conocer la represa”. Se conmueve ante la solícita y humana atención de los funcionarios de Caute-Antel en la zona de Termas del Daymán.
“Vengo de mandarme unas horas de sueños fenomenales”. Se solaza con la lectura de “El Padrino” de Oscar Magurno y es capaz de sumergirse también y sin dobleces, en “Alto el fuego” de Alberto Silva y Nelson Caula….”porque yo viví esa época la del comienzo de los 70 en que tantas cosas pasaron. Uno es un relator de fútbol, un querer permanente al periodismo y el periodismo guarda relación con los tiempos que vivimos.
El derecho a la información, a saber, a entender mejor los recodos de la realidad. Trabajo en la Argentina, pero soy tan uruguayo como siempre”.
Carlos Muñoz hizo detonar la magia de su voz justamente en la década de los 70 y en radio “El Mundo” de Montevideo, le ambientó integrarse a un clan que supo de un maestro antológico en el comentario: Enzo Ardigó. A la hora del encuentro con EL PUEBLO en la calidez anfitriona de Caute-Antel, no solo emergiendo el dictado existencia del relator o el periodista, sino ese hombre que admitirá más de un moretón en el alma, pero que sabe a pie puntillas, que el rencor no acumula. Más bien dispersa. Que la bronca no enseña: más bien somete. Y sobre todo, ese mismo Carlos que dejará en claro que a la vida de vez en cuando es bueno susurrarle el mejor candor…Y nada aparece de repente.
Al fin de cuentas, alguna causa siempre está por nacer. Para entender…
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-