«Imagínese un cuadro titulado así: Franchute vestido de gala. O si no,Gabacho montando a caballo. Sonaría ofensivo, ¿verdad? Pues lo que intentamos es evitar términos de este tipo que ya no encajan en nuestra sociedad. En especial si las obras se derivan de la época colonial», asegura Martine Gosselink, responsable del departamento de Historia del Rijksmuseum, de Ámsterdam.
Ella impulsa un ambicioso proyecto que aspira a evitar vocablos (hasta 23) tales que negro, cafre, indio, enano, esquimal, moro o mahometano, considerados despectivos. Admite que su plan no es fácil, porque la búsqueda de alternativas supone dar con apelativos precisos para los miembros de amplias poblaciones aborígenes que han pasado a la historia del Arte solo como indios, sin distinción de la tribu original. O bien como negros, despojados de cualquier atisbo de identidad más allá de su grupo étnico. Pero el museo nacional holandés, que cuenta con un millón de obras de las cuales 250.000 están ya digitalizadas, espera haber cambiado para mediados de 2016 los rótulos de cerca de 300 dibujos, grabados o lienzos conflictivos.
Hay títulos como Jovencita negra(1895-1922), un óleo del pintor holandés Simon Maris (1873-1935) fáciles de adaptar al lenguaje actual. En la página de web del Rijksmuseum figura ya como Mujer joven con un abanico. Otros suponen un auténtico reto para los expertos consultados, desde lingüistas a grupos étnicos y miembros del público en general. En otro lienzo, Retrato de Margaretha van Raephorst (1668), pintado por el holandés Johannes Mijtens (1614-1670) aparece la dama en cuestión con un joven sirviente de raza negra.
El rótulo original describía al chico como un neger (negro). Dado que en holandés y en inglés esa voz se estima despectiva, ahora es presentado de forma alternativa como un sirviente zwart o black, respectivamente.
Las versiones aceptables de la palabra en ambos idiomas.
Contra el lenguaje
traicionero
RUT DE LAS HERAS BRETÍN
El lenguajes es traicionero y a veces se dicen cosas que no se quieren decir. Las instituciones públicas han de tener un especial cuidado en el uso de algunos términos que pueden herir sensibilidades. Así, por ejemplo, palabras tan extendidas como esquimal o jíbaro hay que evitarlas.
Para ellos esquimal es peyorativo, significa comedor de carne cruda. Usan inuit -que significa persona-, y es como se autodenominan.
