Cuando vemos que todos los cursos de agua que conocemos están contaminados en menor o mayor grado, pensamos ¿a alguien realmente le importa el tema ambiental? ¿Estamos haciendo algo más que hablar del tema?
Pareciera algo “normal”, que todas las aguas que confluyen debajo de un puente o en las cercanías de un cultivo, muestren un color marrón, sucio y sin vida. Sin flora y sin fauna acuática alguna.
Cuando tres o cuatro décadas atrás algunos periódicos brasileños alertaban que muchos de sus ríos y arroyos estaban “muertos” y sólo eran reinos de pirañas que atacaban a los bañistas, obligando a utilizar redes para ponerse a salvo. Pensamos que algo andaba mal, ¿Por qué esos peces que siempre existieron, pero ahora se habían multiplicado e invadido zonas en las que antes no aparecían?
Pero realmente el tiempo demostró que la realidad era otra, mucho más grave. También las pirañas estaban condenadas a muerte, porque los residuos químicos no perdonaron tampoco a los peces pequeños y otros animales que acostumbraban a servirse de esas aguas y al mismo tiempo eran alimento para las pirañas.
Asi las cosas sólo es cuestión de tiempo para que los seres humanos también suframos las consecuencias de nuestro propio desorden, de la falta de cuidados con el ambiente, de nuestra falta de preocupación o de nuestra negligencia que nos ha llevado a las puertas de un punto sin retorno en muchos casos.
Todavía estamos a tiempo de salvar muchos de los recursos naturales que nos fueron regalados cuando llegamos a este mundo, pero no será por el camino de la avaricia y de la miseria que lograremos salvarlos.
Cuando vemos que el aire se contamina libremente, que la tierra “se pudre” con el nylon que enterramos y los cursos de agua se contaminan irremediablemente,
Al hombre le cuesta mucho entender que somos parte de un ecosistema y si desaparecen los recursos naturales, tarde o temprano también el hombre corre el riesgo de desaparecer. Todavía resuenan en nuestros oídos las palabras del Cnel, Viviani Rossi al inaugurar una de las etapas de Salto Grande y luego de intentar rescatar toda la fauna y flora del lugar, que recordando una máxima conocida en el ambiente expreso “no destruya el hombre lo que Dios le ha dado o vivirá en la miseria…”
Todavía estamos a tiempo de entenderlo y asumirlo como correspode.
A.R.D.
