La iniciativa de la Asociación de Escribanos del Uruguay, de hacerse cargo, aportando lo suyo para concretar junto al Movimiento de Erradicación de la Vivienda Insalubre Rural (MEVIR) la escrituración de las viviendas de las familias que han culminado el pago de su finca construida mediante este sistema, cristalizó en una muy buena medida.
Con el apoyo de la institución las familias de estas localidades rurales, a quienes generalmente las gestiones en la ciudad se les vuelven más dificultosas, ha conseguido regularizar la documentación de su vivienda.
Pero esto no es todo, la Sociedad de Escribanos del Uruguay, al menos en lo que tiene que ver con la filial Salto, ha decidido que los profesionales notarios que se hagan cargo de realizar esta documentación, sean los escribanos recientemente recibidos, esto es, la tarea se sortea entre quienes tienen menos de cinco años de recibidos.
Este es otro aspecto a destacar. Darle igual oportunidad a todos mediante un sistema transparente. No sólo habla del compromiso con las futuras generaciones, de ir dándoles lugar a ellas, sino que además muestra con la debida coherencia, un camino de compromiso y apoyo hacia esta generación de nuevos notarios, facilitándoles su ingreso al mercado para el desempeño de su profesión.
Mevir es una de las instituciones del país que tiene mayor y mejor prestigio en cuanto a su rol social. El aporte que ha sabido tener por encima de todo interés político partidario de turno, tiene muy pocos antecedentes en el país.
Miles y miles de viviendas blancas pueden verse hoy desparramadas por todo el Uruguay, sustituyendo los rancheríos que les precedieron desde los inicios de nuestro país y los que eran refugio tradicionalmente de vectores de enfermedades como la vinchuca, trasmisora del Mal de Chagas, una enfermedad que por entonces tenía una fuerte incidencia entre los pobladores de la campaña.
Cuando Don Pedro Gallinal decidió impulsar la idea de este movimiento, sabía que debería enfrentar una enorme resistencia, en primer lugar de los futuros beneficiados, por el apego propio del hombre de campo a su «habitat», pero con ayuda de las familias y sobre todo de la gente joven lo fue logrando.
El esfuerzo de la propia gente para participar en la construcción de su vivienda – el primer proyecto fue en pueblo Celeste, Salto – fue el punto de partida para ir demostrando las posibilidades del proyecto ideado por el Dr. Pedro Gallinal.
No dudamos que quienes le consideran el principal logro social que se ha obtenido en el ámbito rural, no están lejos de la verdad, porque seguramente se trata al menos de uno de los elementos más importantes que necesita la familia rural para permanecer en su ámbito.
La iniciativa de la Asociación de Escribanos del Uruguay, de hacerse cargo, aportando lo suyo para concretar junto al Movimiento de Erradicación de la Vivienda Insalubre Rural (MEVIR) la escrituración de las viviendas de las familias que han culminado el pago de su finca construida mediante este sistema, cristalizó en una muy buena medida.
Con el apoyo de la institución las familias de estas localidades rurales, a quienes generalmente las gestiones en la ciudad se les vuelven más dificultosas, ha conseguido regularizar la documentación de su vivienda.
Pero esto no es todo, la Sociedad de Escribanos del Uruguay, al menos en lo que tiene que ver con la filial Salto, ha decidido que los profesionales notarios que se hagan cargo de realizar esta documentación, sean los escribanos recientemente recibidos, esto es, la tarea se sortea entre quienes tienen menos de cinco años de recibidos.
Este es otro aspecto a destacar. Darle igual oportunidad a todos mediante un sistema transparente. No sólo habla del compromiso con las futuras generaciones, de ir dándoles lugar a ellas, sino que además muestra con la debida coherencia, un camino de compromiso y apoyo hacia esta generación de nuevos notarios, facilitándoles su ingreso al mercado para el desempeño de su profesión.
Mevir es una de las instituciones del país que tiene mayor y mejor prestigio en cuanto a su rol social. El aporte que ha sabido tener por encima de todo interés político partidario de turno, tiene muy pocos antecedentes en el país.
Miles y miles de viviendas blancas pueden verse hoy desparramadas por todo el Uruguay, sustituyendo los rancheríos que les precedieron desde los inicios de nuestro país y los que eran refugio tradicionalmente de vectores de enfermedades como la vinchuca, trasmisora del Mal de Chagas, una enfermedad que por entonces tenía una fuerte incidencia entre los pobladores de la campaña.
Cuando Don Pedro Gallinal decidió impulsar la idea de este movimiento, sabía que debería enfrentar una enorme resistencia, en primer lugar de los futuros beneficiados, por el apego propio del hombre de campo a su «habitat», pero con ayuda de las familias y sobre todo de la gente joven lo fue logrando.
El esfuerzo de la propia gente para participar en la construcción de su vivienda – el primer proyecto fue en pueblo Celeste, Salto – fue el punto de partida para ir demostrando las posibilidades del proyecto ideado por el Dr. Pedro Gallinal.
No dudamos que quienes le consideran el principal logro social que se ha obtenido en el ámbito rural, no están lejos de la verdad, porque seguramente se trata al menos de uno de los elementos más importantes que necesita la familia rural para permanecer en su ámbito.
