«El escritor de novela histórica trata de hacer dinámica
la historia a través de la búsqueda de la alteridad»
La destacada y reconocida escritora Mercedes Vigil estuvo en nuestra ciudad invitada por la Asociación Perfiles de Salto para presentar su nuevo libro, “Clara, la loca”, que narra la vida de Clara García de Zúñiga durante el siglo XIX. Esta novela cuenta “la historia de una mujer transgresora, que pagó el precio de querer vivir una vida libre de los preceptos sociales que imponía la época. Una madre severa, un casamiento por acomodo entre familias, un marido ambicioso y golpeador, una maternidad sufrida y solitaria. Amores frustrados y ambiciones ajenas que la rodean desde siempre”, son algunos detalles que ilustran el contenido dramático de Clara, protagonista de la nueva novela de Vigil.
Su presentación derivó en una pequeña conferencia de poco más de una hora donde compartió su experiencia con quienes estábamos esa noche en el Hotel Concordia. La charla con EL PUEBLO quedó pendiente para una próxima visita debido a su premura por viajar esa misma noche a Maldonado para presentar su libro. Mientras esperamos ese momento, compartimos con nuestros lectores un resumen de su palabra.
«Acá vengo con Clara… les quiero contar que no me fui jamás de la novela histórica, no se por qué en la mayoría de las crónicas dicen que con esto Mercedes Vigil vuelve a la novela histórica, nunca me fui de la novela histórica, tengo quince libros que son todos novelas históricas, sucede que en la anterior del año pasado eran 18 historias de mujeres (‘Hijas de la providencia’), eran como pequeños cuentos. Nunca me voy a ir de la novela histórica porque creo que es el género en el que mejor me siento y creo que sin lugar a dudas, por los guarismos de ventas es el preferido”.
NOVELA HISTÓRICA
“¿Cuál es la diferencia entre una novela y la novela histórica? La historia es muy importante y es fantástica porque nosotros necesitamos el dato documental pero, ¿qué diferencia la novela histórica del ensayo histórico? Sin lugar a dudas la historia es lo que pasa, y en la novela histórica los escritores tratamos de contar lo que nos pasa, y ahí está la gran diferencia. Me acuerdo un día en radio El Espectador hace unos años (2004), estábamos con Gerardo Caetano en una entrevista en el programa de la mañana, y Gerardo dijo algo que fue la piedra fundamental para que yo elaborara mi particular concepto de novela histórica, que es personal y creo que después de quince obras tiene un basamento en mi propia experiencia que lo he llevado a varios congresos, inclusive al Congreso de la Lengua de Cartagena de Indias. Me dice Gerardo, ‘qué distinto que es tu revolución del Quebracho en ‘El coronel sin espejos’ o en ‘Matilde, la mujer de Batlle’, pese a que los muertos y el lugar son exactamente ciertos, pero qué distinto que es’, entonces ahí automáticamente le digo, ‘pero Gerardo, cómo no va a ser distinto si en el ‘Coronel sin espejos’ el que cuenta la revolución del Quebracho es la amante de Máximo Santos que había sido victorioso en el Quebracho –victorioso entre comillas porque fue el principio del fin de la dictadura-, en cambio en ‘Matilde, la mujer de Batlle’ quien te está contando la revolución es Matilde que está de concubina de Don Pepe, escondida en Temperley con César Batlle Pacheco recién nacido y con Don Pepe condenado a muerte en el 5º de Cazadores’ y ahí empezó el principio del germen del concepto de novela histórica. La historia nos recorre a todos de diferente manera y lo que intenta hacer el escritor de novela histórica es tratar de hacer dinámica la historia a través de la búsqueda de la alteridad”.
ALTERIDAD Y DESAFÍO
“En el año 2000 hice una gira con el Prof. Hugo Achugar, y él dijo que la novela histórica era un híbrido literario que como género iba a merecer dentro de veinte años un género aparte. En Uruguay ningún crítico tiene la menor idea de lo que es la novela histórica, por eso me causa gracia, me ha pasado después de haber estado investigando en Egipto mucho tiempo, escribir una novela sobre Egipto (‘Cuando sopla el Hamsin’, 2006) y que un crítico uruguayo que nunca había cruzado el Río de la Plata se ponga a opinar no de literatura sino de la Faraona, ese es el desconcepto que hay cuando hablamos de novela histórica, la búsqueda de la alteridad. Tú puedes hablar de la elaboración literaria pero no podés meterte con el personaje. Bueno, en el caso de todos mis libros, yo creo que con Clarita es con la que más luché por conseguir esa alteridad… y creo que lo conseguí”.
“¿Qué es la alteridad? La alteridad es que cuando ustedes terminen de leer un libro de Mercedes Vigil, en este caso Clarita, estén escuchando la voz de Clara. Si cuando ustedes terminan el libro de Clarita están escuchando la voz de Mercedes Vigil, la escritora de novela histórica es un fiasco, porque ustedes no pueden escuchar la voz de una mujer del siglo XXI”.
“Me causó gracia la otra vez que un historiador dijo muy suelto de cuerpo que él denostaba la novela histórica y que nunca iba a escribir novela histórica uruguaya, y yo el otro día decía en radio Sarandí que jamás voy a tocar el violín, porque no sé tocar el violín. Bueno, escribir novela histórica no es una proposición, no es ni un género mayor o menor que la historia o que la ficción o que la poesía, es distinto. En el caso de la novela histórica la búsqueda de la alteridad es la lucha, siempre los escritores luchamos con algo… ¿qué es la alteridad? Que ustedes no tengan el trabajo de saber en qué época o en qué clima vivía Clara García de Zúñiga, en una época en que los lectores corren todo el día y a veces tienen diez minutos cuando llegan a su casa para leer un libro. El escritor de novela histórica fracasa si ustedes tienen que salir corriendo a ubicar en un mapa dónde está Entre Ríos, quién estaba en Argentina… esa es la alteridad, ubicar a Clara García de Zúñiga en este caso particular en su mundo y sus circunstancias”.
MACHISMO LITERARIO
Con “el libro de ‘Matilde, la mujer de Batlle’, cuando quise trabajar me compré los veinti y pico de libros que había sobre Don Pepe y solamente en dos, creo que fue Carlos Maggi y Rodríguez Fabregat que la nombran a Matilde, uno dice ‘devota compañera’ y otro ‘fiel esposa’, y me dije, caramba, una mujer que estuvo detrás de la ley de divorcio, que estuvo detrás de la despenalización de una cantidad de cosas para los hijos naturales porque ella tenía hijos naturales, una mujer que hay una foto en 1912 en el balcón del diario El Día en el día garibaldino arengando a los huelguistas que estaban haciendo una manifestación por la ley de la silla y la ley de las ocho horas –y en esa foto Don Pepe está atrás, se lo ve en la arcada pero adentro y atrás-, esta mujer mereció de veinticuatro historiadores nada más que esas dos frases, y ahí me dí cuenta, que tenía que sacarme el chip de lo que habían escrito porque lo habían escrito con una mentalidad machista. Ellos eran los primeros que la habían discriminado a Matilde, porque no puede ser que esa mujer no existiera siendo una mujer gravitante para todas las mujeres que vivimos hoy con todos nuestros derechos”.
“Voy a contarles una pequeña anécdota. Me acuerdo que acababa de presentar ‘Una mujer inconveniente’, la historia de Irma Avegno, que no es una novela feminista, para los que no la leyeron es una trama política, el primer caso de corrupción del siglo XX que hizo tambalear al gobierno. A raíz del caso de Irma Avegno se legisló en Uruguay la usura que no era delito, era pecado. Se suicidó el presidente de la Cámara de Diputados, renunció el ministro… es una novela pese al nombre que parece feminista, con una gran carga. Me acuerdo que estaba en el programa de Néber Araújo, ‘Agenda Confidencial’, que siempre todos los años tenía la deferencia de invitarme, y la primer pregunta sobre Irma Avegno fue, ‘dígame una cosa, ¿es verdad que fue lesbiana?’ (risas). Estamos hablando de un programa donde recuerdo que estaba Néber, Burel, era una época en la que eran todos periodistas inteligentes, muy preparados. Me acuerdo que los miré y les dije al aire porque el programa era en vivo –y eso que no soy feminista, me defino como feminista de la tercera ola, no tenemos nada que ver con la confrontación, somos distintos, no queremos ser iguales, lo único que queremos es que a igual función, igual remuneración, iguales derechos, pero no queremos ser iguales-, ‘si yo viniera a presentar una novela sobre José Enrique Rodó usted no me preguntaría de primera si era misógino. Si le hubiera presentado una novela sobre Florencio Sánchez, usted no me diría si era borracho, en cambio, si vengo a presentar una novela de Irma Avegno la primera valoración es su homosexualismo’. Entonces eso, que es horrible –y no lo estoy diciendo con ánimo de feminismo-, es estereotipar. La mujer ha sido estereotipada desde toda la historia, y lean sino ‘Hijas de la providencia’, mi libro anterior. Eso hizo que la historia de Clara, en vez de ser la historia de un sinvergüenza (su marido) que conspiró para lograr despojarla de todo, pasara a ser la historia de una mujer libertina”.
HISTORIA CON ALGO
DE PRESENTE
“Cuando cuento el detalle en ‘El coronel sin espejos’ cómo a principio de la década del 80 del siglo XIX, Máximo Santos después de trece veces de haber sido rechazado por la masonería, crea la sociedad de los trece, la primer sociedad paramilitar del Uruguay. Cuando cuento lo minucioso del poder que tuvo y de cuál fue la intención, no es gratuito, porque son los antecedentes inmediatos de los actuales Tenientes de Artigas. Por eso a veces cuando lean la historia, tengan en cuenta que tiene mucho de aquello que les parece que estamos hablando de hace 150 años, pero traten de tirar el hilo conductor porque hay algo de presente que tiene mucho que ver”.
EN EL ANTIGUO EGIPTO
“Yo soñé en el 2004 que tenía que escribir el libro sobre la condición de la mujer en el antiguo Egipto desde la voz narradora de una jefa de médicos, y todo el mundo, acá, en España y en Argentina me dijo ‘Mercedes, una mujer jefa de médicos en el 2800 antes de Cristo, no existe’. Un año después encontré en la biblioteca de Alejandría un papiro en el cual la jefa de médicos de la sexta dinastía era mujer. Yo cuento la historia de Nitocris, se llama ‘Cuando sopla el Hamsin’, es la primera mujer faraona, confieso que no sabía nada. Tengo amigas que en la adolescencia enloquecieron por Egipto, yo no, leí un libro de Egipto y uno de Roma, todo me gustaba. Yo sabía muy poco hasta que un día en Buenos Aires me invitaron hace años a participar en unas charlas sobre la belleza, y mi hija Valentina me dijo, ‘mamá, hablá de la historia de la belleza si vos escribís novelas históricas, ¿qué vas a hablar, de las cirugías?’ Claro, viste cuando estás perdida y para qué me invitan. Entonces me puse a leer y me di cuenta que todo lo habían inventado las egipcias, fui, di la charla y después me puse en contacto con Egipto que me invitan para hacer una recorrida con el mayor egiptólogo que en la Discovery fue el que le cambió la cara a Tutankamón. Me esperaba con una carpeta y quedé sorprendida, yo no sabía, en aquella época la mujer no solo gobernaba y era jefa de la casa de la vida –que eran las universidades-, sino que además se divorciaban, hacía ella los contratos prenupciales, era fuertísima. Ellos sostienen que es porque veníamos de una sociedad anterior que era matriarcal”.
“Los avances de la medicina que narro son verdaderos, porque tuve la suerte de llegar en abril del 2005 a Egipto y tuve suerte porque si hubiere llegado 15 días después o 15 días antes no hubiera sucedido lo que sucedió. Yo pretendía ser recibida por alguien del supremo consejo de antigüedades que tiene seis mil egiptólogos y pensé que me iba a atender un portero cuando ese jueves me dice el embajador de Uruguay que tenía cita el domingo con (el mejor de los egiptólogos). Entonces llego, con muy buena onda me invita y qué fue lo que vi durante esos 50 días, la National Geographic le acababa de donar esa semana lo que ellos llaman un escáner portátil, que es un resonante magnético portátil, y las momias que hasta ese momento se estudiaban con la parascopia para no destruirlas y que era poco lo que veían, pasaron a escanear, y pude ver durante esos 50 días cómo escaneaban a las momias, y es increíble lo que yo cuento pero fue real, momias operadas de cáncer de cerebro en el 2800 AC, células artificiales de hueso, implantes dentarios, operaciones de cataratas, eso era verdad lo que cuento en mi libro, mucha gente pensó que era ficción. Por eso ficcioné a la jefa de médicos para poderle hacer contar todas las cosas que yo había visto”.
Libros futuros
“Cuando empecé en esto, no cuando empecé a escribir porque escribí toda la vida, pero cuando empecé a estar en los medios, los escritores más veteranos me decían, ‘Mercedes, nunca digas sobre lo que estás escribiendo porque te roban el tema’. Absoluto error, porque mujer que hable más que yo de lo que estoy escribiendo… además siempre digo que si mañana les digo que estoy escribiendo sobre esta plantita, cada uno de nosotros podemos escribir una novela, serán mejores o peores, pero todas van a ser distintas. Acuérdense cuando murió Villanueva Saravia, el mismo año salieron tres libros totalmente distintos y ninguno compitió con el otro, al contrario, se potenciaron. Y me ha pasado como cuando un día almorzando con (Sergio) Puglia dije que necesitaba datos sobre Máximo Santos y la masonería, y me llamó el Gran Maestre de la masonería. Por eso ahora, desde que vine de Portugal, además de haber estado en España presentando un libro estuve investigando, les cuento a todos que estoy escribiendo sobre los gitanos, el primer clan que llegó a Uruguay en la época de la Cisplatina, así que si alguien sabe algo, mercedesvigil @ gmail. com (risas)”.