La Escuela Hiram, institución señera de la educación pública uruguaya que profesa hasta la actualidad valores profundamente igualitarios y que además es emblema de la logia masónica de Salto, acaba de cumplir 160 años de existencia.
Se trata de la primera escuela del continente en haber abierto sus puertas, sobre todo a mujeres y “pobres de toda solemnidad” como dicen los libros de la época, para enseñar a leer y a escribir, a sumar y a restar, y a formular razonamientos matemáticos, a quienes iban a la misma en aquella época, privilegio al que solo accedían en aquel tiempo quienes podían pagar una escuela privada.
“Se trataba de hacer una escuela como la que hizo (José) Artigas en el Ayuí, cuando en el Éxodo del Pueblo Oriental donde se enseñaba a leer y a escribir”, dijo a EL PUEBLO el Grado 33 de la Logia Masónica de Salto, Néstor Albisu.
Para las celebraciones, varios masones de distintas partes del país estuvieron en Salto, entre ellos el vice venerable Gran Maestro de la Logia Masónica del Uruguay (con sede en la calle Mario Casinoni), José Garchitorena.
Los integrantes de la cofradía colocaron una plaqueta en homenaje a la Escuela Hiram en las escalinatas de la Plaza Treinta y Tres, en Juan Carlos Gómez y Artigas.
“Por esa cuadra de Juan Carlos Gómez estuvo ubicada la primera sede de la Logia y de la Escuela Hiram, que fue fundada e impulsada por la masonería, pero como no sabemos el lugar exacto decidimos colocar la placa al pie de la escalinata de la Plaza Treinta y Tres”, explicó Albisu a este diario.
ERAN TRES
Albisu explicó que cuando la logia inauguró la Escuela Hiram en Salto, luego se fundaron otras dos escuelas similares en el país. Una en Tacuarembó y otra en Montevideo a instancias de Elbio Fernández, pero contó que “con el tiempo solamente la Escuela Hiram fue cumpliendo la función de ser una escuela abierta para todos, con enseñanza laica y gratuita, pero especialmente para las mujeres, que eran las más relegadas y que en su tiempo no tenían acceso a nada. Sin embargo, en Salto podían acceder a una educación de calidad”.
Dijo que con el tiempo se fue deteriorando esa educación a razón de que existió la influencia de unos sacerdotes que habían venido desde España y que eliminaron el razonamiento matemático en sus enseñanzas, dejando a los alumnos la simpleza de sumar y restar, leer y escribir.
“Pasaron varios hombres por la escuela, mi abuelo Anastasio fue uno de sus más fervientes impulsores de la escuela original, pero después la misma se transformó en escuela de artes y oficios, porque apareció (Pedro) Invernizzi que era constructor y precisaba frentistas (para el frente de las casas) y convirtió a la escuela en un lugar al que mucha gente fue a formarse en albañilería”, comentó.
“Fue la primera escuela de Sudamérica en ser laica y gratuita ya que estaba destinada principalmente a quienes no podían pagar. Pero junto a la de Tacuarembó y a la de Montevideo (hoy el Colegio Elbio Fernández) le decían el “triángulo racionalista”.
La Escuela Hiram actualmente está dedicada a la enseñanza de informática en forma gratuita y atiende un sinnúmero de solicitudes. Albisu comentó que existe un proyecto en el que el salón principal de la sede de la Escuela Hiram ubicada en calle Treinta y Tres entre Artigas y Uruguay, viene siendo refaccionado para adaptarlo al uso de aulas.
