Ayer se cumplió un año más del fallecimiento de Marosa di Giorgio Médici, a quien basta mencionar simplemente como “Marosa” (solo con su nombre, como a las otras grandes de la poesía uruguaya: Juana, Delmira, María Eugenia, Idea) para que nadie dude que se está hablando de la notable poeta nacida en Salto cuya obra trasciende cada día un poco más las fronteras geográficas, idiomáticas, culturales.
Falleció en Montevideo (donde residía desde el año 78) el 17 de agosto de 2004. Doce años después, entendemos oportuno homenajearla con la transcripción de algunos pasajes de una nota, bastante más extensa, escrita por el escritor Ac. Prof. Leonardo Garet y publicada en la Revista Cultural Ámsterdam Sur hace dos años, cuando se cumplieron 10 del fallecimiento:
EL REINO ABSOLUTO DE LA POESÍA
“Lo demás, es todavía, hoy y mañana, y no me importa”. (Final de la “Ficha” con que se inicia el libro Magnolia, Venezuela, Lírica Hispana, 1959.)
Todo lo que no está en los márgenes de la poesía, en el restringido espacio del libro y, a la vez, el infinito de sus sugerencias y de sus imponderables orígenes, no existe para Marosa di Giorgio, la voz poética más pura y necesaria de la poesía en lengua española en el siglo XX. “Lo demás, es todavía, hoy y mañana, y no me importa”, es decir me importa el pasado, lo que intento recuperar a la luz del entendimiento con mi poesía.
Marosa no dijo nunca con precisión su fecha de nacimiento y no vale la pena contradecirla. Ella es de hoy, está naciendo en todo momento que alguien tome un libro suyo, lea un poema y lo instale en el centro de su atención y preferencia (…).
“Lo demás, es todavía, y no me importa”. Es decir, no se ha convertido en literatura y por eso su desvalor. Hay que pensar en Kafka para encontrar un caso parecido de amor exclusivo, de reino absoluto. La poesía debería inundarlo todo y por eso no retaceó su esfuerzo por leer en todas las ocasiones posibles, para estar en las nacientes y fugaces publicaciones. A su deseo la favoreció la facilidad de viajar que se fue incrementando con el paso de los meses, por las cada vez más generosas invitaciones a visitar distintos países: Argentina, Chile, Paraguay, Brasil, México, Colombia, Estados Unidos, España, Francia, Italia, Israel, otros tantos escenarios de sus recitales (…).
Montevideo, como primero Salto, tuvo el privilegio de su presencia principesca, de cuento de hadas, de campesina vestida de fiesta (…). Es mentira que quienes fuimos sus amigos podamos consolarnos de su ausencia con el recuerdo, o con la obra. Yo siento su ausencia como algo palpitante, que solo se intuye si se alcanza a entender que fue un ser superior que durante unos años, anduvo entre nosotros”. Leonardo Garet.
Marosa di Giorgio, a un año más de su fallecimiento
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